La letanía magistral de Taylor Swift

Ayer en la tarde se subieron al ascensor en la UDP cuatro alumnas que iban al primer piso, muy pero muy contentas. Comentaban la clase de la que iban saliendo, diciendo algo como: “fue increíble que el profe nos haya hecho escuchar y haya hecho toda la clase sobre una canción que dura ¡diez minutos!”. Les pregunté de qué clase venían y me contestaron que del curso sobre Taylor Swift. “Ah”, les retruqué, “estaban escuchando All too Well (10 minutes version)”. Y eso me hizo pensar en algo que debo escribir acá.

Cuando hace unos meses Neil Tennant de los Pet Shop Boys se despachó la impresentable declaración sobre Taylor Swift aduciendo que, “¿Dónde están sus canciones famosas? ¿Cuál es el Billie Jean de Taylor Swift? ¿Shake It Off? Escuché esta canción el otro día y no es Billie Jean, ¿verdad?”, yo me enfurecí y redacté a eso de las cinco de la mañana una columna en defensa de la intérprete estadounidense. No quiero entrar en el detalle de lo que puse por escrito, pero cerraba la columna con un “¿Tiene, finalmente Taylor Swift, un Billie Jean? No para todo el planeta, pero sí para sus decenas de millones de seguidores; como All Too Well (10 Minute Version), que, al menos para mí, es una obra maestra”.

Compartí dicho texto en el WhatsApp de mis antiguos compañeros de curso, Generación 1987, 4°D, y PV-J me contestó técnicamente: “Quien no ha repetido una misma canción varias veces seguidas porque quieres mantener la vibra un rato más. La canción es súper oreja porque usa, la probablemente, progresión de acordes más oreja de la música occidental: DO, SOL, LAm, FA. El principal instrumento, el que le da matices, es su voz, la melodía que hace con su voz. Musicalmente hablando, cero jugada, pero, es un tema muy grato de escuchar durante un buen rato por la onda que genera y claro, está bien trabajado. Y bueno, lo más importante, la canta Taylor Swift. De hecho Let it Be usa esta misma progresión de acordes, pero, con algunas sutilezas, agrega unas variaciones de F6 y Em/F por ejemplo. Pero, en esencia es la misma progresión”.

No me animé ese día a tratar de debatir con PV-J, de hecho no he andado hace meses de ánimo para debatir con nadie, pero hubo dos o tres cosas que me quedé pensando y que ahora, tras el feliz encuentro en el ascensor con aquellas estudiantes felices de Literatura Creativa me anima a quebrar una lanza por Taylor y por All too Well (10 minutes version).

La primera es que, efectivamente, la progresión del tema, es aquella que se rotula como “I–V–vi–IV progression” y que resulta la secuencia de acordes de composiciones como, Africa de Toto, Forever Young de Alphaville, I’m goin’ down de Bruce Springsteen o Little Talks de Of Monsters and Men.

Pero, ¿qué es el pop sino una reiteración de las mismas estructuras con ligeras variaciones?: una cultura o civilización en que el meme, à la Richard Dawkins (1976), es la esencia de las pulsiones creativas y no solo de la época contemporánea, sino que desde los inicios de los tiempos. 

Reclamar porque Swift sigue un modelo añoso sería lo mismo que criticar al bolero por administrar sus estrofas en modos menores y mayores alternantes cada ocho compases, o reclamarle a las milongas por el ritmo pa pa PÁN – pa pa PÁN – pa PÁ. O a las décimas por la estructura abbaaccddc.

¿Cuántas grandes canciones pop que se salen del molde de duración canónico de tres minutos puedo recordar? Quizá solo In-A-Gadda-Da-Vida de Iron Butterfly, November Rain de Guns ‘n Roses, Hey, Jude de los Beatles, American Pie de Don McLean o Bohemian Rhapsody de Queen. Y pare de contar.

La diferencia que hace magistral a All too Well (10 minutes version) es que Taylor la hace alcanzar dicha extensión sin recurrir a violentos cambios melódicos como Queen, ni solos eternos como los Guns, ni mediante un estribillo en loop como los Beatles.

All too Well (10 minutes version) se parece más a una monodia, a lo que en la iglesia se llamaba una “letanía”, y solo conozco una canción rock que toque esa misma tecla composicional: Murder Most Foul de Bob Dylan.

La diferencia entre esa canción de 17 minutos de Dylan —que huelga decir, es ¡Premio Nobel de Literatura!— estriba en su vocación auditorial: el tema del cantautor está dirigido a una audiencia especializada y de alto capital cultural; la canción de Swift, si bien apunta en primer lugar a las swifties, dispone de una orientación más popular. Swift hace lo mismo que Dylan, pero para las masas de escuchas.

Finalmente, All too Well (10 minutes version) trae como uno de sus ingredientes esenciales que se trata líricamente de una autoficción narrativa. Swift narra a lo largo de aquellos diez minutos su fallida relación con el actor Jake Gyllenhaal ocurrida a inicios de los 2010s cuando Swift se empinaba a los 21 años [“It's supposed to be fun turning 21”].

Presentada por primera vez en el clásico programa de humor estadounidense Saturday Night Live en noviembre de 2021 como caballito de batalla de la reedición del álbum “Red (Taylor’s Version)”, All too Well (10 minutes version) puede arrogarse con todo derecho el ser el tema de Swift en que ella ha demostrado su capacidad de perpetrar un tema inmortal.