«Funcionó. Soy libre. Gracias.»
Las primeras palabras que lees en Stray. No vienen de un humano, sino de un pequeño robot en un juego donde el personaje principal es un gato.
En realidad el único humano que está en todo el juego eres tú.
Perdidas junto a Stray
Despiertas y tu personaje es un pequeño gato que está refugiándose de la lluvia con sus hermanos. Cuando aparece el sol, sales a recorrer y nos damos cuenta de que la naturaleza se apoderó de todo lo metálico. ¿Estamos en una industria abandonada por miles de años?
No lo sabes, solo te dedicas a jugar, saltar y maullar. Porque eres un gato. Y en un mal salto caes por un agujero. Caes adentro de los muros de una ciudad muerta.
Acá como humano sufres un poco. Tu personaje está herido, solo, oscuro, sin ayuda. Debes moverte y no sabes si volverás a ver a tu familia. O si habrá comida.
De la nada aparecen leves luces, señales y ruidos. Ellos te guían a dónde ir. Cámaras te siguen.
Era B-12, tu acompañante. Lo salvaste. Comienza la historia.
Por contexto comienzas a aprender que los humanos están muertos y los robots comenzaron a tomar parte de su personalidad y hacer su propia vida. Que lo que más desean es salir de donde están, una especie de refugio que los protegía del exterior apocalíptico, y tienen de los recuerdos humanos que afuera había mar, sol y estrellas de verdad.
Así que debes ayudar a B-12 a conseguirlo, porque también tienes que salir de ahí. Comienzas a deambular desde el barrio más bajo y subes los distritos por alcantarillas, casas o cualquier cosa donde un gato se pueda mover. La misión es reunir al equipo de investigación que comenzó el plan, pero que nunca volvió desde más arriba. Existe una forma y por tu tamaño puedes ayudarlos.
El juego fácilmente se puede terminar en cinco horas: como tienes momentos de libertad, puedes caminar y recorrer las ciudades. Te das cuenta de que las casas son feas y caóticas, pero que mientras subes hay robots que tienen más poder que otros.
También puedes molestar a los robots haciéndolos tropezar u ocuparlos como cama para tomarte una siesta encima de ellos o de sus cosas.
Y lo más entretenido: puedes botar TODO al suelo. Algo que un gato de verdad sí haría.
De repente te encuentras con los recuerdos de B-12: te enteras de que la humanidad fue erradicada y que alguna vez él hizo las mismas cosas que todos esos robots que encontramos. Él era libre y humano.
Y los sentimientos que te deja cada recuerdo son ternura, miedo, frustración y desconcierto.
Por algo es el juego mejor valorado del año, con 98% de reseñas positivas en Steam y 84 en Metacritic. Y será el mejor del año. Porque te recuerda que eres humano.
Y ahí recae su mayor problema: el final no nos gusta, porque somos humanos.
Funcionó. Soy libre. Gracias
Entraste en la historia: eres un gato en un lugar desconocido, perdiste a tu familia y de la nada llega un robot a pedirte ayuda. Conoces muchos robots que emulan tener sentimientos humanos. Ellos serán tu nueva familia. Te utilizan para lograr su plan de salir de una ciudad enfrentándote a Zurks, unas especies de bacterias con dientes que se comen absolutamente todo y que te hacen daño.
Y cuando logras llegar arriba, cuando por fin logras ver la luz del sol, B-12, tu acompañante de todo el viaje, muere.
Funcionó su plan. Fue libre.
La familia robot se reúne, pero no la tuya. El inicio se une con el final, pero ahora estás solo.
Y eso como humanos nos molesta porque queremos que él sea feliz, queremos que esté con su familia. ¿Por qué no aparecen sus hermanos?
Aquí está el punto: no es así como funciona la vida. Aunque el juego no emula la vida real, realmente la narrativa te cuenta que hay que seguir, aunque pasen cosas terribles.
Es el mal del tener omnisciencia: sabes todo, quieres todo. Los robots que ayudaste no tienen conocimiento de cómo era tu vida y además la única persona que sabía comunicarse contigo está muerta. Debes seguir.
Además, ¿los otros gatos que eran parte de tu familia tienen alguna razón de ir por ti?, ¿es parte de su naturaleza ir a buscarte o saber dónde estarías? Como humanos sí queremos pensar así, pero lo más probable que lamentaron la pérdida por poco tiempo y luego continuaron viviendo sus vidas.
¿Y cómo era la civilización más arriba? Tampoco aparece. Pero hay que seguir, ya que una vez perdido, buscando te puedes volver a encontrar.