Serbia, que queda en los estados balcánicos, es conocida por ser la tierra natal de uno de los ingenieros electrónicos más famosos del mundo: el maestro Nikola Tesla. He tenido la suerte de ir un par de veces porque mi empresa, Backyard Brains, tiene oficinas en Belgrado y Novi Sad. Mi última visita fue un verano de esos que no olvidas, a fines del 2023.
Cuando he ido a Belgrado, siempre voy al museo de Tesla, como un homenaje y peregrinaje, para saludar y dar gracias a la obra de Tesla. Se puede incluso ver la urna que tiene sus cenizas.
Curiosamente, aunque a Tesla se le celebra como un serbiano, él solo pasó 1 o 2 días de su vida en Serbia. Es étnicamente serbiano, sin duda: su padre era un sacerdote de la Iglesia ortodoxa serbia; pero Nikola nació en 1856 en un pueblo croata que se llama Smiljan. Y es más, cuando nació, su lugar de nacimiento no fue Yugoslavia ni Croacia, fue el imperio austrohúngaro.
Pero igual, cuando llegas a Serbia se hace evidente que celebran a Tesla como un prócer nacional. El aeropuerto lleva su nombre (“Aeropuerto de Belgrado-Nikola Tesla”), hay una estatua de él al frente de la facultad de ingeniería en la Universidad de Belgrado, y lo más emblemático es que el billete de 100 dinares tiene su famoso retrato y la ecuación de un “Tesla”: la unidad internacional de la fuerza de un campo electromagnético.
100 dinares es aproximadamente 1 USD y (por ahora) ~1000 CLP. Es el billete más común del país, como el George Washington de EE.UU. o el de Ignacio Carrera Pinto en Chile. El billete de Tesla es notable también porque no se suele poner retratos de inventores / ingenieros / científicos en billetes. El otro que puedo recordar sin googlearlo es el de USD 100, con el retrato de Benjamin Franklin, y el viejo billete de 10 marcos alemanes con el matemático Carl Fiedrich Gauss, pero hay más ejemplos.
Como he ido a Serbia dos veces, tengo una “colección” de 10 billetes de Tesla para regalarle a alumnos con los que me toca trabajar en experimentos. Y el año pasado, Ivonne Beltrán, una amiga artista mexicana que vive en Santiago y sabía de mi preciada colección, me pidió que le mandara algunos billetes de Tesla para mostrarselos a sus amigos.
“Voy a Serbia en julio”, le dije, “sería entretenido mandate algunos billetes de Tesla, pero sería mejor si los meto dentro de un libro sobre Tesla, escrito en el idioma serbiano con el alfabeto cirílico (el primer idioma que Tesla habló)”.
Le encantó la idea, así que un viernes en la tarde, cuando ya había llegado al país que se autodenomina la nación de Tesla, empecé a ejecutar el plan. Fui a la librería Vulkan en Belgrado, y compré este libro.
Después, con mi amigo Tom, fuimos al banco “Banca Intesa” (un banco serbiano), y cuando nos acercamos al banquero le dijimos: “queremos pedirte algo raro. Somos ingenieros y fans de Tesla, ¿nos podrías cambiar este billete de 2000 dinares en 20 billetes de alta calidad de Tesla? Nos sirven para hacer regalos a nuestra familia, amigos, y alumnos.” El banquero se rió, seguro se lo habían pedido antes, y nos dijo “claro” , fue muy buena onda (algo no tan común en los bancos de Chile).
Pusimos diez billetes en las páginas del libro, y caminamos a la oficina postal. Increíblemente, la oficina principal de correos en Belgrado está abierta las 24 horas. ¿Se imaginan algo así? Eso no pasa ni en EE.UU., en Chile, ni tampoco en Corea, donde vivo actualmente. Todos cierran a las 17:00 o 18:00hrs.
La oficina principal de correos, al lado del congreso de Serbia, es un edificio gigante. Cuando llegamos a eso de las 6 de la tarde, los empleados nos dieron algunos documentos para escribir la dirección, contenidos, valor, etc.: todo muy normal para encomiendas internacionales. El libro costó alrededor de USD $15, y declaré el valor por USD $25 debido a los diez billetes que iban dentro. Cuando entregué el sobre con el libro dentro me encontré con el rostro irritado de la trabajadora de correos, por tener que tratar con dos gringos que no entienden ni una palabra de serbiano.
Lentamente la situación se empezó a convertir en una comedia de equivocaciones. Ella abrió el sobre para confirmar los contenidos (a veces eso pasa en Chile también - no tanto en EE.UU. o Corea), y yo empecé a ponerme nervioso: sospechaba que enviar el dinero a través de los correos podía ser complicado, aunque fuera por montos bien más simbólicos (regalos), y aunque evidentemente no tuviera nada que ver con el fraude o con intentar evadir impuestos. Es raro, porque sí puedes enviar cheques por correos, hay apps como venmo, wise, con las que puedes enviar montos gigantes a través de internet. Incluso, se puede ir al aeropuerto con una maleta llena de billetes como en las películas, normalmente con un límite legal de USD $10,000 (o sea, se puede llevar más, pero habría que declararlo y pagar impuestos: un problema que la mayoría de nosotros nunca vamos a tener).
Le dije a la empleada que el libro era un regalo para una amiga en Chile. Abrió el libro y miró todos las páginas. Nos pilló, pensé, pero ella, sin inmutarse, empezó a sacar todos los billetes. Resignado, dije de nuevo, es un regalo, un libro sobre Tesla, enviado desde Serbia, con billetes de Tesla dentro de las páginas. Le confirmé antes de que terminara su búsqueda entre todas las páginas del libro.
Nos dijo que era ilegal enviar dinero a través de los correos, cuando argumenté que eran de un valor muy bajo, ella dijo que le daba igual: es ilegal sin importar la cantidad. Quizás debería haber insertado 1 centavo para verificar esto. “Pero es obviamente un regalo del patrimonio de Serbia,” le dije. Ella ya se estaba riendo –algo no tan común en las oficinas del gobierno serbio, incluso los oficiales de la seguridad comenzaban a burlarse– dos gringos nerds super-fans de Tesla intentando hacer algo tierno.
Puso el libro en el sobre, finalizó el ingreso de los detalles en su computador, y me devolvió el dinero con una sonrisa de “te pillé”. Luego dijo algo en serbio sobre el precio del envío que no entendí, así que solo le devolví los diez billetes –y aquí ya todo era carcajadas en la oficina. Ella contó nueve billetes, riendo, y con un movimiento teatral y exagerado, me devolvió uno (o sea, costaba 9 billetes de Tesla mandar el libro a Chile). En ese momento incluso los clientes en la fila, se reían. Dijimos gracias y adiós, y nos fuimos de la oficina central. No me bajonié, si logras que toda la gente en una oficina del gobierno se ría, al menos has logrado algo poco común, y le has agregado un poco de ligereza a la vida.
Mandamos el libro y esperamos. Un mes y dos semanas después, el 5 de septiembre, Ivonne confirmó que había recibido el libro en Chile. Yo ya había regresado a la República de Corea en ese entonces, y estaba pensando hacer lo mismo: enviar la plata en un libro sobre Tesla, pero esta vez en un libro escrito en coreano.
Pero Ivonne tenía una idea más teatral, probar algo distinto para evitar el error: “podríamos intentar enviar la plata escondida en un Monopoly”, me dijo. Era una idea chistosa y brillante. Compré una versión de Monopoly en coreano en el popular sitio de web Coupang. Esta vez, en lugar de diez billetes de Tesla en un libro sobre Tesla, puse cinco billetes de Tesla entre los billetes de “dinero de Monopoly” que se mantenían juntos con un elástico.
Fui a la oficina de correos de Corea, que queda a 1 km de mi casa, y los empleados no me preguntaron mucho. He ido muchas veces a hacer envíos de la empresa, así que me conocen por mis débiles habilidades para hablar en coreano. Agregué la etiqueta de las direcciones involucradas directamente a la caja del juego y listo. Puse un valor de USD 25, de nuevo, el valor del juego de mesa y los cinco billetes, y el 7 de septiembre lo mandaron sin mucho más trámite, ni chistes, ni drama. Ivonne y yo seguimos la encomienda con nuestros dedos cruzados.
No pasó mucho tiempo en verdad: el 11 de septiembre la encomienda estaba en el aeropuerto Incheon en Corea, se fue al éter internacional por un rato, y hubo una confirmación el 24 de septiembre de que el Monopoly había llegado a Chile. El 25 estaba en la aduana chilena, y el 27, luego de toda esta travesía de enviar el equivalente de ~USD $5-10 alrededor del mundo, Ivonne confirmó que había recibido el juego de mesa con el maestro Tesla sano y salvo dentro de la caja.
Misión cumplida: el pedido inocente de una amiga resultó en un viaje clandestino alrededor del mundo. Creo que ella va a armar una instalación artística de los billetes de Tesla en su casa. ¿El gasto total de enviar cinco billetes con un valor equivalente a USD $5 en dos intentos? Alrededor de USD $80.
¿Por qué hacer este caro y difícil ejercicio de enviar efectivo de regalo por correo?
Aunque esta es una historia un poco cursi, hay una pregunta seria detrás de esta aventura con correos. ¿Por qué es tan fácil mandar dinero de forma digital, desde tu celular o computador, pero si quieres enviar ~USD $5 en efectivo por correo, es tan complejo?
Creo que la clave es la liquidez. Se puede pasar efectivo fácilmente sin que quede registro alguno. Si yo paso USD $5 a un amigo, nadie más que yo y mi amigo se va a entrar. Por eso hay restricciones en el movimiento de efectivo, y por eso en las películas los criminales siempre prefieren trabajar con efectivo. En cambio si pasas dinero a través de cheques, transferencias, apps digitales, suelen ser trackeables, aunque hay excepciones: curiosamente, la innovación de las criptomonedas es que combina todas las gracias de los sistemas de transferencia: 1) tener el anonimato del efectivo (es ese anonimato el que ha hecho que las cripto tengan mala reputación), 2) ser digital, 3) que se pueda enviar muy rápido de forma internacional (más rápido que con las transferencias de los bancos). Aunque me gusta la tecnología blockchain y tengo algunos bitcoin, en esta historia me di cuenta que a las cripto les falta algo, esa materialidad física que hace que una moneda pueda ser coleccionable.
El futuro de Tesla Monopoly
¿Y ahora? ¿Qué va a pasar con el juego de mesa Monopoly en coreano? Ivonne me contó que tiene un amigo de Brasil que sí habla coreano, y ella le mandó el juego, también con más regalos inocentes y clandestinos escondidos adentro. La idea es que el juego siga siendo enviado por el mundo entre amigos, hasta que, ¿quién sabe? Quizás después de muchas vueltas el juego volverá a la República de Corea.