Ayer Nasdaq hizo un rebalanceo extraordinario. Se anunció hace más de dos semanas, y fue gatillado por el fuerte rally que ha tenido Tesla.
No, no es que Tesla haya sacado un auto de carreras, con alineación y balanceo automáticos, obvio que con inteligencia artificial. Buen intento, pero Nasdaq no es lo mismo que NASCAR, rebalanceo no se refiere a la rotación de los neumáticos, y la palabra rally aquí tampoco se refiere al París-Dakar: rally es un alza o recuperación repentina de precio, en este caso de las acciones de Tesla. Viene del inglés, y originalmente significa “reagrupar a las tropas y volver a la carga”.
Esto del rebalanceo puede sonar confuso, y cuando se trata de tus inversiones nadie quiere confundirse, pero cuando se habla de Nasdaq ves cosas como:
- “La empresa colocó sus acciones en Nasdaq exitosamente”
- “Esta semana el Nasdaq subió a niveles récord”
- “Le creo al sector tecnológico así que compré más Nasdaq”
Si te parece sospechoso que alguien pueda poner una acción “en” una cosa, que esa cosa se comporte como la temperatura global, y que encima sea algo que se puede comprar o vender, tu sentido arácnido no te traiciona. Son tres cosas muy distintas. Una es una bolsa, otra es un índice de mercado, y la tercera es un instrumento de inversión.
Reagrupemos las ideas y volvamos a la carga.
Hablemos de Nasdaq: qué es y para qué sirve
Nasdaq es la primera bolsa en el mundo que tuvo un mercado cien por ciento automatizado, y empezó a operar en 1971. A pesar de que no se escribe todo en mayúsculas, es un acrónimo que significa National Association of Securities Dealers Automated Quotations.
Se le identifica con el mercado tecnológico, y se considera que sus movimientos representan el desempeño general de ese sector, no sólo por su plataforma pionera sino porque es la bolsa favorita del mundo de la tecnología.
Todo founder que sueña con salir a bolsa está pensando en Nasdaq: se caracteriza por ser muy accesible para startups, pero además las “siete magníficas”, Meta (Facebook), Apple, Amazon, Netflix, Alphabet (Google), Microsoft y Nvidia, transan en Nasdaq. Además todo founder sueña con que lo comparen con Zuckerberg, ojalá diciendo “es tan exitoso / genial / revolucionario como él” y no “es tan marciano / inexpresivo / freak como él”.
Pocos saben que sólo un 55% de las acciones de Nasdaq son tecnológicas. Allí se han colocado grandes empresas del sector real, como Costco o Starbucks, y también se encuentran gigantes que se listaron en el New York Stock Exchange pero se han cambiado, entre ellos Pepsi, United Airlines, Kraft-Heinz y Hasbro.
Dicen que en todas partes hay un chileno, y Nasdaq no es la excepción: otra acción que se cambió de NYSE a Nasdaq es Paramount Global, el holding que incluye a Paramount Pictures, CBS, MTV, Showtime, Nickelodeon, la editorial Simon & Schuster, y Paramount International Networks, que a su vez es dueña de Chilevisión.
Este año será la primera vez que una empresa chilena ingrese directamente al Nasdaq. No es una startup tecnológica, se llama Prize, y es una exportadora de superfrutas.
Ahora sabemos que “La empresa colocó sus acciones en Nasdaq exitosamente” se refiere a una bolsa llamada Nasdaq. Sigamos.
Las bolsas y sus índices.
Todas las bolsas tienen índices que se asocian con sus mercados. La Bolsa de Santiago tiene el IPSA, el índice del London Stock Exchange se llama FTSE, y el del Hong Kong Exchange es el Hang Seng Index, por dar algunos ejemplos.
En Nasdaq tuvieron la ocurrencia de ponerle el mismo nombre a su bolsa y a su índice.
¿El Nasdaq es el índice del Nasdaq?
Sin ser Charles Xavier puedo ver la mente de todos los ingenieros en este momento, que igual que cuando se te pega el estribillo de una canción insoportable, no pueden evitar pensar que:
Si Nasdaq = el índice del Nasdaq, entonces:
Nasdaq = el índice del (el índice del Nasdaq)
Nasdaq = el índice del (el índice del (el índice del Nasdaq))
Nasdaq = el índice del (el índice del (el índice del (el índice del Nasdaq)))
…y así sucesivamente..
Pero en realidad el nombre completo del índice es Nasdaq Composite Index, y ni siquiera es el único índice de Nasdaq. Uno de estos índices es el Nasdaq 100, que cubre las 100 acciones más grandes de Nasdaq, y que es más usado que el Composite en muchos casos.
Por su parte, el Nasdaq Composite Index mide el desempeño del mercado total del Nasdaq (todas las acciones listadas), y contiene a todos sus demás índices, incluyendo all Nasdaq 100, así que se ganó el apodo “Nasdaq” a secas, igual que a la bolsa.
Decir “subió el Nasdaq” es más cómodo que decir “hubo un alza en el mercado de la bolsa Nasdaq, como se evidencia por la variación positiva del valor del Nasdaq Composite Index”, pero eso es lo que pasó y lo que estamos diciendo en tres palabras.
Ahora sabemos que “Esta semana el Nasdaq subió a niveles récord” no se refiere a una bolsa sino que se refiere a un índice, el Nasdaq Composite Index, de la bolsa Nasdaq.
Pero llevamos varios párrafos hablando de índices y todavía no explicamos qué son.
Un paso más atrás: ¿Qué es un índice?
Si te interesan las inversiones, te vas a topar más pronto que tarde con la palabra índice. La escuchas cuando estás en un asado con ese amigo que sabe más que tú de inversiones, cuando te quedas viendo youtubers hablando de cómo hacerte rico en la bolsa en vez de irte a dormir y cuando ves a expertos en las noticias…
Los índices son un elemento fundamental para la teoría y la práctica de la gestión de activos financieros. Siendo un término tan usado, se presta para confusiones incluso entre inversionistas experimentados. No es porque sea complicado (ya verán que no), sino porque en lo cotidiano se mezclan cosas como “Nasdaq es Nasdaq.”
Un índice es un valor que se calcula a) con una metodología específica, b) con cierta frecuencia predefinida, c) usando muestras de datos de una o más fuentes, y d) que busca medir o representar algo.
Si vives en Chile, el índice que más te afecta en el día a día es el IPC, o Índice de Precios al Consumidor, porque dicta el valor de la UF, que a su vez se usa para definir el precio del arriendo o la cuota del hipotecario, entre muchas otras cosas.
El IPC cumple con esta definición de índice, porque a) se calcula mensualmente, b) tiene una metodología alineada con las mejores prácticas internacionales, c) con datos recaudados por el propio INE, y d) pretende medir la inflación en Chile.
¿Por qué digo “pretende”, si esa es la inflación?
Porque no es “la” inflación, es una estimación de la inflación.
El IPC se calcula mensualmente en base a una canasta de un poco más de 300 bienes y servicios, que se definen mediante la Encuesta de Presupuestos Familiares, y que usa más de 120.000 precios, recabados por encuestadores del INE desde distintas fuentes seleccionadas, desde almacenes de barrio hasta multitiendas, y preguntándole a consumidores directamente.
Esto tiene sus limitaciones: si algún producto que no está en la muestra se dispara en precio, no se ve reflejado. Simplifica el fenómeno porque iguala a toda la población, pero no es lo mismo el impacto de un aumento en los medicamentos para la tercera edad que para profesionales jóvenes sin dependientes, ni es igual la proporción de los distintos elementos que componen el costo de la vida en Santiago que en regiones.
Eso no significa que esté mal. Por el contrario, el IPC es un buen indicador del fenómeno inflacionario en Chile, tiene una metodología consistente con sus símiles de otros países, y cumple su función para todos los usos para los que fue diseñado.
Por otra parte, la UF no es un índice. Su función no es medir algo, eso lo hace el IPC. Fue creada como unidad para reajustar valores según la inflación, aplicando el IPC.
Pero el IPC es un índice económico (aunque sea más conocido como “indicador” económico, que es lo mismo). Lo que nos convoca es entender otro tipo de índice: los índices de mercado. Si, como el Nasdaq, ese que es del Nasdaq, pero no es el Nasdaq.
Los índices de mercado.
Como su nombre indica, son aquellos índices que buscan representar el comportamiento de un mercado financiero, sea accionario, de renta fija, u otro.
Las bolsas tienen sus índices, pero hay muchos que no pertenecen a una bolsa en particular, y son igual de famosos o más, como el Dow Jones Industrial Average.
Se construyen simulando una cartera de inversión que consta de un conjunto específico de activos o inversiones, fijando ciertas reglas que rigen la actualización periódica de ese conjunto, la ponderación de las inversiones y cómo se fijan los precios de éstas.
Aunque lo usual es que midan mercados bursátiles (es decir, de instrumentos listados en alguna bolsa), a veces se construyen índices para mercados más ilíquidos, como el inmobiliario. Dejaremos fuera de la conversación esos otros índices, porque tienen otras complejidades, y en muchos casos tienen un uso más teórico que financiero.
¿Por qué queremos medir el comportamiento de un mercado?
La razón principal es medir el desempeño de tus inversiones.
Si alguien te ofreciera administrar tu dinero, y te dijera que es el mejor gestor del mercado, mostrando que ha logrado rentar un 7% anual en promedio, lo primero que tendrías que preguntarte es si ese 7% de rentabilidad anual es realmente bueno o no.
Sin una vara objetiva para comparar ese 7%, puede que este personaje honestamente crea ser un campeón. Al fin y al cabo, toda persona tiende a creer que es mejor que el promedio.
Bienvenido a Lake Wobegon, donde todos los niños están sobre el promedio.
Es sano tener buena autoestima, pero a veces se nos va la mano. Cuando encuestas automovilistas al azar y el 80% dice estar en el 30% de los mejores conductores, algo evidentemente no cuadra.
Esa es una encuesta real, hecha en Suecia en 1981 por un académico, y no es un caso aislado. Es tan común que los psicólogos le pusieron nombre. Le llaman el “efecto Lake Wobegon”, y es la tendencia del ser humano a sobreestimar sus propios logros o habilidades. El nombre viene de una serie de radio, donde figura este pueblo donde “todas las mujeres son fuertes, todos los hombres son buenmozos, y todos los niños están sobre el promedio”.
Este efecto no se refiere a cosas evidentemente medibles, como que una basquetbolista de la WNBA crea ser más alta que el grueso de la población femenina, sino a características socialmente deseables que son subjetivas o difíciles de medir.
Creemos ser más simpáticos, más justos, más graciosos (mea culpa) o más empáticos que el promedio. Obvio que manejamos mejor que el idiota que cambió de pista sin señalizar y que el resto de la gente entre este semáforo y el próximo, y por supuesto, somos mejores inversionistas que el promedio. Por eso necesitamos índices.
Sin índices para comparar, no hay cómo saber objetivamente si la rentabilidad de una cartera de inversión es buena por sí misma. Si le sumamos a eso que cada tipo de activo tiene rentabilidades y volatilidades distintas, comparar estrategias de inversión en términos absolutos en vez de medirlos contra los índices correctos puede ser una pérdida de tiempo en el mejor de los casos, y llevar a errores graves en el peor.
Por ejemplo, tomemos un fondo que rentó 12% en el año en un mercado que está rentando 17%, y uno que renta 7% contra un mercado que lleva apenas un 2%. Podríamos pensar que el primero es mejor en términos absolutos, pero el segundo está mucho mejor administrado.
Si alguien elige el fondo que rentó 12% al año sólo por su rentabilidad absoluta y no por sus características de mercado, podría estar eligiendo un instrumento que no se adapta a sus objetivos de inversión ni su perfil de riesgo, y encima llevarse un desempeño más malo que el promedio cuando ese mercado esté a la baja.
Por eso necesitamos índices de mercado.
Por cierto, en el caso de la basquetbolista profesional, no hay Lake Wobegon posible porque hay un índice claro para medir qué tan alta es una persona respecto a la gente de su país, de su continente, o del mundo: lo calcula la NCD-RisC, una red internacional de investigadores de la salud coordinada por la OMS. Esta organización publica estaturas promedio por sexo y edad para todos esos segmentos. No es un índice de mercado, pero mide lo que se necesita para responder a la pregunta de si es o no más alta que la mayoría.
La jugadora promedio de la WNBA mide 1.82, y la de menor estatura mide 1.65. Como el índice de la NCD-RisC dice que la estatura promedio de adultos de sexo femenino es de 1.59, resulta que no una sino todas las jugadoras son más altas que el promedio. Además la estatura promedio de adultos de sexo masculino es de 1.71, apenas seis centímetros más que la deportista de menor estatura, así que es muy probable que nuestra jugadora sea más alta que el promedio de la población del mundo en total.
Fenomenal, al menos hasta que le toque volar en clase económica.
Mientras ella se abrocha el cinturón, espera el servicio de comida y maldice su genética, volvamos a los índices de mercado.
¿Cómo se hace un índice?
Lo primero es saber qué es lo que se quiere medir. Ya dijimos que en este caso es el desempeño o rentabilidad de un tipo de instrumento financiero, en un mercado específico donde se puede invertir en éste.
El tipo de instrumento puede ser cualquier activo financiero, sean acciones, renta fija (bonos, depósitos, etc.), monedas, u otros.
Un mercado específico no necesariamente implica una sola plataforma, como en el caso del Nasdaq Composite Index, que se limita a las acciones listadas y transadas en Nasdaq. También puede abarcar más de una plataforma, como en el caso de acciones de varios países y sus respectivas bolsas (por ejemplo el índice MSCI Europe Equity Index, que mide las acciones de toda Europa Occidental), o en el caso de los bonos incluyendo transacciones en bolsa y fuera de bolsa.
Ahora bien, aunque en su gran mayoría miden desempeño, los índices sirven para más de una cosa, así que es fundamental decidir para qué queremos usar un índice, porque incluso midiendo el mismo mercado, puede haber grandes diferencias en la forma de construirlo para poder aplicarlo como queremos.
Un índice puede tener como objetivo principal:
- Medir el comportamiento de un mercado en total y analizarlo;
- Servir de referencia para evaluar inversiones en un mercado;
- Ser la base para crear instrumentos de inversión;
Estas categorías no son exclusivas entre sí: hay índices que originalmente se construyeron para servir de referencia o benchmark y son base de instrumentos de inversión, mercados donde el índice total es adecuado para evaluar gestión, y mercados donde es posible armar instrumentos de inversión con el índice de todo el mercado
Además del uso que se le dará a un índice, hay factores del mercado mismo que dictan si se pueden incluir todos los instrumentos que lo constituyen, o si habrá que restringirse a ciertos instrumentos, para que logre su objetivo, ya sea hacer más justa la comparación para gestores de inversión, hacer viable la inversión ligada al índice, o simplemente para eliminar efectos que puedan ensuciar el resultado del índice.
Los elementos que definen un índice son:
- El universo de instrumentos a considerar
- Las condiciones para seleccionar los constituyentes de ese universo
- Cómo se ponderan los constituyentes
- Cómo se toma el valor o precio de cada constituyente
- Cada cuánto tiempo se calcula el índice
- Cuál es el valor inicial y en qué fecha empieza
- Cada cuánto tiempo se rebalancea
- Reglas para casos especiales
Qué es y cómo se hace un el rebalanceo
En el transcurso del tiempo, los activos financieros contenidos en un índice van cambiando de precio, y por lo tanto de tamaño dentro de la cartera del índice.
Además puede aparecer un nuevo activo que cumpla todas las condiciones para entrar al índice, como cuando se coloca una acción en la bolsa del índice en cuestión, o puede haber uno que deje de cumplir los criterios de selección del índice.
El rebalanceo es el proceso de ajustar la cartera de activos del índice para que sus pesos se vuelvan a alinear con el objetivo del índice, y para dar oportunidad de agregar, eliminar o reemplazar activos según los criterios de éste.
El ejemplo más simple de rebalanceo es un índice de dos acciones con pesos iguales (50/50). Si una de ellas sube un 20% y la otra baja un 20% el índice no cambia de valor, pero los pesos ya no son 50/50 sino 60/40, y seguirán variando a medida que cambien los precios de las acciones. Si seguimos observando el índice pensando que es 50/50, pero esa proporción ha cambiado mucho, ya no estamos midiendo lo que queríamos.
Uno podría preguntarse por qué no hacer este rebalanceo todos los días, para que nunca se aleje del 50/50. Es una buena pregunta, y la respuesta es que técnicamente se puede, pero dependiendo del objetivo del índice puede (y suele) ser contraproducente.
Por ejemplo, un gestor de inversiones que se mida contra un índice con rebalanceo diario podría ver su desempeño mal evaluado, no por hacer mal su trabajo sino por las diferencias entre su cartera y una vara que se va alejando más rápido de lo que puede ajustar su cartera en la práctica... Adaptarse constantemente a un índice que tiene rebalanceo diario significa hacer muchas más transacciones, lo que aumenta los costos y perjudica el desempeño.
Cuando el objetivo del índice es medir una cartera, lo ideal es que tenga rebalanceo con un plazo razonable para administrar la inversión de manera óptima, pero suficientemente frecuente para que no deje de representar el mercado o la estrategia contra los cuales se quiere medir el gestor.
Un rebalanceo extraordinario
Lo normal es que los rebalanceos se hagan con una periodicidad regular, pero algunos índices incluyen en su metodología la posibilidad de gatillar un rebalanceo fuera de fecha. Esto es para preservar la coherencia del índice cuando pasa algo que lo deje desalineado respecto a sus objetivos.
Este es el caso de Nasdaq-100. Su rebalanceo es trimestral, pero puede hacer rebalanceos fuera de fecha si los pesos de todas las acciones que tienen más de un 4.5% individualmente llegan a sumar 48% o más. Esto busca impedir que las acciones más grandes tengan demasiado peso en el movimiento del índice.
Puede ser cualquier combinación: desde que haya 11 acciones con un peso de 4.5% hasta que haya una que pese 43.5% y una que pese 4.51%.
Aquí tenemos otra confusión más, porque muchos medios han estado diciendo que se va a rebalancear el Nasdaq, que se refiere al Nasdaq Composite, pero el que se va a rebalancear en realidad es el Nasdaq-100. Esto hace que el rebalanceo sea más relevante, porque hay mucha más plata siguiendo el comportamiento del Nasdaq-100 que el Composite, así que el efecto sobre el mercado sería mayor. Pero antes de meternos en qué significa “siguiendo el comportamiento del índice” volvamos a la noticia.
¿Qué pasó con Nasdaq y Tesla?
Desde que apareció Chat GPT, la inteligencia artificial ha capturado la imaginación de todo el mundo, y con justa razón, porque ya está revolucionando industrias enteras e incluso cambiando la forma en que vemos el mundo.
Los inversionistas quieren beneficiarse del crecimiento de este nuevo mercado, y está pasando lo que ocurre cuando todos quieren entrar y nadie quiere salir: se disparara el precio de las acciones de las empresas que están a la cabeza del fenómeno.
Los que están desarrollando los mejores algoritmos han subido como espuma, como Microsoft o Google, pero ojo que los que se hicieron más ricos en la fiebre del oro no fueron los pioneros que iban a buscarlo, sino los que les vendían palas, y Nvidia, el fabricante de chips famoso por las tarjetas de video que se pelean los gamers y los mineros de bitcoin, es el vendedor de palas en este negocio.
Nvidia ha triplicado su valor en lo que va de año, porque incluso si los principales creadores de inteligencia artificial tienen como modelo de negocio ser una herramienta para que terceros hagan sus propios productos, ellos tienen la herramienta más básica: los fierros. Todos los que compitan por tener la mejor inteligencia artificial, o la mejor forma de aplicarla, van a usar sus chips para buscarla. Incluso Microsoft y Google.
Además del fenómeno de la inteligencia artificial, Tesla ha tenido un año particularmente bueno, entre otras cosas porque en junio pasado Ford y General Motors acordaron adoptar su estándar para cargadores en sus vehículos eléctricos, NACS. Ahora podrán usar toda la red de Tesla Superchargers, y eso generará en el futuro muy cercano un ingreso enorme para Tesla, que motivó la subida de la acción.
Esto es aparentemente lo que gatilló el rebalanceo extraordinario: con esta subida de Tesla, los pesos de las acciones que tienen más de un 4.5% superó la barrera del 48%.
¿Y por qué tendría que afectar esto al mercado?
El error más común (o mejor dicho, la simplificación imprecisa más usual) es decir que alguien compró un índice o invirtió en un índice.
Con lo que hemos cubierto hasta aquí, “compré Nasdaq” sería una de estas dos cosas:
Comprar Nasdaq Composite Index: tan factible como comprar IPC, altura promedio femenina, o presión atmosférica en la Antártica. Es un número, no un objeto.
Comprar Nasdaq Inc: Comprar Nasdaq Inc: Suponiendo que la persona no se refería al índice sino a que compró la bolsa misma: aunque las acciones de Nasdaq están listadas en su propia plataforma y se pueden comprar o vender, poca gente sabe eso, y esa acción no te da exposición al sector tecnológico. Tanto así que en lo que va del año ha perdido plata en vez de subir. ¿Se puede? Si, pero ¿Quiso decir eso? Probablemente no.
Hay una tercera interpretación, que es la correcta: invirtió en un activo financiero especialmente diseñado para que su precio o su valor cuota tenga una variación casi idéntica a la del índice.
Estos instrumentos existen para darle al inversionista una exposición “lo más pura posible” a un mercado específico (el del índice que sigue), sin contaminarla con la visión particular de un gestor de fondos que esté moviendo activamente sus posiciones, es decir apostando a su propia visión de mercado.
Cuando cambia un índice, los gestores de instrumentos indexados tienen que modificar su cartera para mantenerse lo más cerca posible de su índice, y eso significa reaccionar a los rebalanceos, especialmente cuando hay instrumentos que entran o salen de cartera, o cuando la participación de alguno cambia drásticamente (como en el caso de este rebalanceo de Nasdaq).
Sólo contando los instrumentos indexados, hay más de 26 Trillones (con T) de dólares que siguen a índices, así que un cambio significativo en un índice puede gatillar compras o ventas por cientos de millones o incluso billones de dólares, en el caso de los índices más usados por los gestores. Si le sumamos a eso las carteras de inversionistas que sin ser indexados tienen políticas de inversión que se miden contra índices, el efecto de un rebalanceo es aún mayor.
Cuando todos los fondos que siguen a un índice salen a comprar la nueva acción que entró a la cartera, empujan el precio al alza, con mayor o menor efecto dependiendo del tamaño del fondo y qué tan rápido quieren hacer el ajuste.
Alguien que hipotéticamente supiera qué acción tienen que comprar los gestores, y se haya llenado los bolsillos de la acción, podría surfear esa subida y pasar por caja. De igual manera podría aprovechar la potencial baja que tendrá la acción que sale de un índice si se prepara de antemano. Pero como en todo ámbito, una cosa es la teoría y otra es la práctica, porque si la información se conoce con suficiente anticipación, el cambio se incorpora en el precio desde mucho antes, y el que intentó ganarle a los grandes fondos sale perdiendo por dárselas de Marty McFly con el almanaque, y si no se sabe, bueno, no puede hacer nada de esto.
Incluso con lo difícil que es predecir si esos efectos tendrán impacto visible o no, algunos índices tienen medidas metodológicas adicionales para hacer más complejo adivinar la composición de sus rebalanceos antes de que ocurran. Los instrumentos indexados suelen incluir en sus reglamentos internos un plazo para adecuarse a la nueva composición de su índice, suficientemente largo para poder hacer esos movimientos gradualmente y también impedir así que terceros predigan con certeza cuándo y cómo implementarán sus ajustes.
Como para confirmar que todo eso funciona, el rebalanceo de ayer no hizo que cayeran las Siete Magníficas. Todas subieron, salvo Amazon y Meta. ¿Tesla? Subió casi un 3.5%. No es que no haya tenido efecto el rebalanceo, sino que ese efecto se fue incorporando desde el anuncio hasta hoy que seguía subiendo por otras razones.
¿Cuáles son estos “instrumentos indexados”?
Los primeros fueron los fondos indexados, en 1976, inventados por John Bogle.
Bogle fue el fundador de Vanguard, una de las gestoras de inversiones más grandes del mundo. Él inventó el concepto de inversión pasiva, que se basa en la idea (demostrada, por lo demás) que la gran mayoría de los administradores de fondos no le gana al mercado, así que es mejor seguir el movimiento de éste “al pie de la letra”.
Al principio su filosofía de inversión pasiva fue sujeto de burlas por su competencia, diciendo que proponía la mediocridad, e incluso que era contraria al espíritu Americano de competir y ganar.
Bogle fue un gran defensor del pequeño inversionista, porque la inversión pasiva es motivada además por la cantidad de administradoras que cobraban grandes comisiones por su trabajo de inversión activa, pero que según Bogle no sólo no le agregaban valor al cliente, sino que encima rendían menos que el mercado.
Bogle hizo bajar las comisiones a niveles nunca antes vistos, e innovó además con la estructura de Vanguard como compañía para lograrlo. En Vanguard, los inversionistas de sus fondos son a su vez dueños de los fondos, y los fondos son dueños de Vanguard, de modo que la compañía puede repartir utilidades hacia los fondos para bajar el costo total de administración a las personas.
Eso tampoco le gustó mucho a sus competidores.
Actualmente muchas compañías tienen fondos indexados, desde los principales competidores de Vanguard, que agregaron esos instrumentos a su góndola, hasta pequeños gestores especializados. En Chile hay varios, incluyendo un fondo de Security AGF que sigue al MSCI Estados Unidos, que si mal no recuerdo fue el primero que se hizo en Chile y que ha ganado el premio Salmón de su categoría varias veces.
Luego llegaron los ETFs (Exchange Traded Funds, o Fondos Transados en Bolsa), que fueron inventados por un físico que trabajaba para el American Exchange llamado Nate Most. Most estaba buscando nuevos instrumentos para aumentar el volumen de transacciones en esa bolsa, y dio con esta idea de hacer algo similar a los fondos indexados, pero con la facilidad de comprar o vender cuotas como si fueran acciones.
Los creó “en papel” en 1987, y tuvo un largo camino para llevarlos a la práctica. Se hicieron realidad recién en 1993 cuando después de mucha insistencia logró que empezara a transar en el AmEx el primer ETF: el S&P Depositary Receipt, o SPDR.
En su búsqueda del Santo ETF, Most se reunió con Vanguard para proponer construirlos en alianza con ellos, apoyándose en su Vanguard S&P 500 fund, pero a Bogle no le gustó nada la idea de que un fondo indexado se pudiera transar en bolsa.
Bogle argumentaba que los ETFs no eran buenos porque le parecían contrarios a la idea de inversión de largo plazo, que es la base de la inversión pasiva. Por el contrario, los ETFs permitirían hacer day-trading, opciones y especulación en general, y agregarían costos de transacción al inversionista al entrar o salir, que no existen en el caso de los fondos indexados.
Al pasar el tiempo, Vanguard también empezó a emitir ETFs, pero a Bogle nunca le llegaron a gustar, y siguió criticándolos públicamente.
Gracias a estos dos innovadores, cualquiera puede invertir en una cartera casi igual a un índice que le interese seguir, sea con fondos indexados o con ETFs.
En Chile también hay ETFs, y el primero fue el It Now de Itaú, que sigue al IPSA. Dato curioso del día: Omar, cofundador de Fintual, estuvo a cargo de ese ETF por un tiempo.
Vamos cerrando
Volviendo a la expresión “compró el índice”, lo que queremos decir es que compró un ETF que sigue al índice, porque se compran y venden como una acción. A veces se usa cuando es a través de un fondo indexado, pero eso es mucho menos usual. Al fin y al cabo, en un fondo el inversionista “suscribe” cuotas, que se crean al momento de entrar al fondo, no compra acciones.
Ahora sabemos que “Le creo al sector tecnológico así que compré más Nasdaq” no se refiere a una bolsa ni al índice, sino que se refiere a un ETF.
Pero no podemos quedarnos aquí, porque hay una confusión adicional escondida en esta frase.
La confusión final
Mucha gente dice que “compró Nasdaq” refiriéndose al ETF que tiene símbolo QQQ, pero ese código representa al ETF Invesco QQQ Trust, que no sigue al Nasdaq Composite Index sino al Nasdaq-100 (las cien acciones más grandes del Nasdaq).
El que sigue al Nasdaq Composite es ONEQ, que es el Fidelity Nasdaq Composite Index ETF, pero QQQ es mucho más popular entre los inversionistas de todos los tamaños: tiene 210 billones de USD, contra ONEQ que tiene sólo 5 billones de USD.
Esta diferencia de tamaño no es por error, ni tampoco es una gran sorpresa, porque el Nasdaq-100 ha rentado mucho más que el Nasdaq Composite desde su creación. Mejor dicho, la canasta de acciones que conforman el Nasdaq-100 han rentado mucho más que la canasta del Nasdaq Composite (porque recordemos que el índice varía de valor numérico solamente, las inversiones son las que rentan), ganándole tanto en términos absolutos como ajustado por riesgo, y los inversionistas institucionales lo prefieren.
Ahora si podemos cerrar:
- “La empresa colocó sus acciones en Nasdaq exitosamente” se refiere a una bolsa llamada Nasdaq
- “Esta semana el Nasdaq subió a niveles récord” se refiere a un índice, el Nasdaq Composite Index, que mide el desempeño del mercado de la bolsa Nasdaq (salvo que a veces se refieren por error al índice Nasdaq-100).
- “Le creo al sector tecnológico así que compré más Nasdaq” no se refiere a una bolsa ni al índice, sino que se refiere a que compró un ETF: el QQQ, que sigue al índice Nasdaq-100, de las 100 acciones más grandes del Nasdaq.
Repitamos todos: ayer Nasdaq hizo un rebalanceo extraordinario, fue gatillado por el fuerte rally que ha tenido Tesla, y ahora sé de qué me están hablando.
Epílogo: una anécdota de mercado
Un ejemplo muy particular es el caso del Dow Jones Industrial Average.
Fue creado en 1896 por Charles Dow, periodista que además fue el fundador del Wall Street Journal. Esto lo hace más antiguo que el Barros Luco, que es referencia obligada cuando se habla de sándwiches chilenos, pero no es un índice, ni es una buena referencia para entender de qué época estamos hablando.
Aquí van algunos datos más de 1896, para que todos puedan hacerse una idea de qué tan antiguo es el Dow, incluyendo a los vegetarianos y a los que creen que la prehistoria es de Michael Jackson para atrás (aunque en realidad la mayoría de sus discos son parte de la pre-historia, que termina con “HIStory”, su noveno álbum).
Ese año se hace la primera Olimpíada, se descubren los rayos X, muere Alfred Nobel, y nace un Archiduque de Austria, pero no Franz Ferdinand, cuyo asesinato gatillaría la Primera Guerra Mundial, sino su padre, Karl Ludwig. No sé si lo sabrá la basquetbolista del primer ejemplo de este artículo, pero ese mismo año se jugó el primer partido de básquetbol femenino entre universidades del que hay registro, entre Stanford y California (lo que sería después UC Berkeley).
Cuando se publicó el Dow no existían los instrumentos basados en un índice, y mucha gente considera hoy que su metodología de cálculo es inadecuada para medir el desempeño del mercado Estadounidense.
La principal crítica es que sus pesos son ponderados por precio de la acción, en vez de ser por tamaño o en proporciones iguales. Esto significa que una acción más cara afecta más al índice, pero el precio de una acción relativa a otra no significa mucho.
Una empresa puede hacer un split dos a uno, que significa cambiar cada una de sus acciones por dos nuevas acciones que valen la mitad. Con eso no cambia el tamaño de tu inversión, pero como el precio bajó a la mitad supuestamente haría que el peso de la acción cambie drásticamente en el Dow.
Como los que calculan el índice no son nada de tontos, crearon un ajuste para considerar los splits y otros eventos similares, que se llama Divisor Dow, pero ese ajuste no tiene cómo incorporar que la decisión inicial de cuántas acciones emitir en una empresa va a incidir directamente en su precio.
Por dar un ejemplo, una empresa puede crearse con un millón de acciones de un peso cada una o mil acciones de mil pesos cada una, y el capital inicial de la empresa es el mismo. Si llega a valer mil millones de pesos sin hacer aumentos de capital en el camino, el precio de cada acción va a ser de mil pesos en el primer caso y un millón de pesos en el segundo.
Esta metodología fue inventada mucho antes de que existiera la idea siquiera de crear un instrumento basado en índices, así que es un poco mala onda criticarla. Aunque sea cierto que no es la mejor para medir el mercado, y menos aún para indexar inversiones, en ese momento era el estándar para medir ese mercado, y lo siguió siendo por mucho tiempo.
Con los primeros instrumentos indexados había mucha demanda por un fondo o un ETF del Dow, pero la familia Bancroft, que controlaba The Dow Jones Company, se negó a licenciar el Dow Jones Industrial Average para esto.
Los Bancroft no querían que su nombre se identificara con lo que consideraban mera especulación financiera. No querían que la gente anduviera “timbeando” con su índice, porque “qué atroz la rotería.”
Les dejó de parecer tan terrible cuando vieron que Standard & Poors estaba ganando una barbaridad de plata licenciando sus índices, así que permitieron que se crearan inversiones basadas en el Dow, pero nunca alcanzaron al S&P 500, que ya era el estándar para invertir en índices de Estados Unidos.
Hoy el S&P 500 es la base de 7.1 trillones de dólares (con T) en instrumentos indexados, que incluyen 422 billones de dólares en el SPDR original, mientras que sólo hay 29.5 billones (con B) en DIA, el primer ETF basado en el Dow Jones Industrial Average.
En 2007 la familia Bancroft le vendió The Dow Jones Company, que incluye el Wall Street Journal, al conglomerado News Corp, de Rupert Murdoch, que son los dueños de Fox News entre otros medios (y son los que inspiraron la serie Succession). Luego en 2010, News Corp le vendió la filial Dow Jones Indices, que calcula el Dow Jones Industrial Average y cientos de índices más, a S&P Indexes, que pasó a ser uno de los tres proveedores de índices más grandes del mundo, junto con MSCI y FTSE. Así que ahora el Dow y el S&P 500 son hermanos.