Benjamin Roth, abogado de la ciudad de Youngstown, Ohio, sufrió en carne y hueso la Gran Depresión. Y vivió para contarlo. De hecho, no solo vivió para contarlo, ¡sino que lo contó mientras lo vivía! Cada noche, Roth anotaba en su diario lo que observaba a su alrededor: las fluctuaciones en los precios de las acciones, los sentimientos populares, los temas de conversación, las promesas del gobierno, etc. Su diario fue publicado póstumamente como un libro titulado The Great Depression: A Diary, y es un gran regalo para todo aquel que lo sepa apreciar.
Veamos qué podemos aprender de él.
Ahorrar te permite atacar cuando todos se defienden
Una de las razones por las que el libro es emocionalmente difícil de leer es porque constantemente —prácticamente en cada página— nos vemos forzados a experimentar la intensa amargura con la que Roth lamenta no poder aprovechar los bajos precios de las acciones. Él sabe que van a subir; él sabe que nunca volverán a estar tan baratas; él sabe que esto es una oportunidad única; pero no tiene el capital para comprarlas..
Agosto 26, 1931. Buenas propiedades en casi todas las calles comerciales están siendo ofrecidas en venta por el alguacil. ¡Oh! Si tan solo tuviera algo de dinero. Con tan solo 1,000 o 1,500 dólares en efectivo se podría cerrar el trato, si el comprador está dispuesto a asumir la hipoteca.
Diciembre 31, 1932. Creo que una fortuna en acciones sabiamente seleccionadas podría comprarse muy barato en este momento. La oportunidad está aquí——pero no hay dinero.
Ahorrar te permite vivir con menos estrés en los tiempos difíciles
Ahorrar te permite vivir con un poco más de tranquilidad. El estrés por el que pasaba Roth es palpable a través de las páginas de su diario, y eso que él era un hombre prudente.
Agosto 14, 1936. Esta depresión ha dejado grabada en mi mente una cosa—y es el valor de contar con capital suficiente para cubrir emergencias.
Agosto 26, 1936. Ahora veo lo importante que es para el profesional acumular un excedente en tiempos normales. Un capital excedente de 2,500 dólares invertido sabiamente durante la depresión podría haber significado seguridad financiera para el resto de su vida. Sin él, está a merced de los vientos económicos.
El mercado no es un casino y tú no eres un adivino.
Muchas de las anécdotas del libro no son historias felices. En casi cada capítulo hay una que sigue este patrón: Mi amigo Peter se endeudó para comprar acciones, pero las acciones no han dejado de bajar, y ahora Peter está en la bancarrota. Como dijo John Maynard Keynes, "El mercado puede permanecer irracional durante más tiempo del que tú puedes permanecer solvente". Hay, sin embargo, algunas excepciones, como la de un abogado que en 1932 invirtió 5,000 dólares en acciones y esperó pacientemente hasta que el valor de su portafolio superara los 100,000 dólares, un hecho que ocurrió tan solo cinco años y medio después. Este abogado obtuvo 1900% de rendimiento (ojo: solo hay dos casos así en todo el libro, los demás perdieron el dinero a lo bestia).
Mayo 9, 1932. Un corredor de bolsa con cuarenta años de experiencia me dijo hoy: "Las únicas personas que conozco que alguna vez ganaron dinero en la bolsa son aquellas que compraron en efectivo y eran dueñas directas de las acciones. No recuerdo a un solo operador con margen que no haya perdido tarde o temprano".
(Un operador con margen es alguien que utiliza fondos prestados por su corredor de bolsa para aumentar su poder de compra y potencialmente obtener mayores ganancias).
Diciembre 27, 1940. Una cosa es clara: Todos los especuladores acaban siendo arrasados tarde o temprano.
Diversifica
Este consejo se ha vuelto tan común que hasta en las corcholatas de los refrescos esperamos leer algo así como "Diversifica tus inversiones". Sin embargo, esta idea quizá recupere algo de su frescura si la escuchamos de una persona que estaba en medio de un crisis de verdad:
Octubre 15, 1931. Varias de las familias más ricas de Youngstown tenían todos sus fondos invertidos en acciones de bancos locales o en las acereras de la zona. Con estas inversiones casi sin valor y con la doble responsabilidad asociada a las acciones bancarias, han quedado arruinadas.
Diciembre 18, 1931. La única moraleja que veo es limitar las inversiones a las emisiones de mayor calidad y diversificar.
Piensa a largo plazo
Nadie lo explica mejor que Roth:
Noviembre 8, 1940. Cada vez es más claro que nadie puede predecir el comportamiento futuro del mercado bursátil. Un día se sacude con los resultados de una elección, y al día siguiente sube debido a algún acontecimiento fortuito. Los tontos se apresuran a comprar cuando el mercado está en auge; el inversionista sabio compra en los días más oscuros, cuando sabe que las acciones se venden por debajo de su valor—y luego se mantiene firme—confiado en que no perderá su capital y que tarde o temprano el mercado se recuperará y elevará los precios por encima de su valor intrínseco. Para hacer esto, un inversionista debe tener capital líquido, valor y, sobre todo, paciencia y la capacidad de resistir y esperar.
Frases Memorables
Como se puede notar en las reflexiones de su diario, Benjamin Roth era una persona inteligente. Durante la Gran Depresión, Roth se comportó con prudencia y disciplina, educándose a sí mismo con libros de economía y finanzas hasta llegar por cuenta propia a conclusiones que siguen siendo tan relevantes hoy como lo eran hace casi cien años. Aquí algunas otras frases memorables de este libro:
Mayo 9, 1932. La paciencia, más que la audacia, parece ser lo que se requiere en este momento.
Julio 11, 1933. Una y otra vez me queda claro que la oportunidad es una diosa severa que pasa por alto a quienes no están preparados con capital líquido.
Enero 2, 1937. Durante la última depresión, banqueros prominentes, empresarios, etc., se equivocaron en la mayoría de sus predicciones. Usa tu propio juicio y piensa por ti mismo.
Y la mejor de todas:
Septiembre 24, 1936. Probablemente sea un pecado igual de grande ser demasiado conservador que ser demasiado avaricioso (...) En algún punto entre el hombre ultraconservador que tiene miedo de asumir incluso un riesgo legítimo y el jugador avaricioso que apuesta a cualquier cosa, se encuentra el inversionista ideal que ha aprendido a hacer que su dinero trabaje para él. Acumula dinero primero a través del ahorro, y luego investiga y evalúa cuidadosamente una docena de inversiones antes de finalmente elegir una en la cual poner su dinero. Está dispuesto a asumir un riesgo legítimo, pero no está dispuesto a apostar.