Seguro has visto alguna vez esa especie de helicóptero que dibujó Leonardo Da Vinci. Muchas veces se lo pone como el ejemplo de lo adelantado que estaba Leo a su tiempo; aunque para mí, es más bien una de las mejores demostraciones de lo que se consideraba el "hombre renacentista", ese intelectual multifacético que en la mañana te pintaba un retrato al estilo vanguardista, durante el almuerzo componía una canción, en la tarde creaba una máquina para sacar agua de un pozo y en la noche antes de acostarse escribía un tratado sobre la influencia del dialecto en la política.

Por eso se les conocía como uomo universale: el hombre universal, que sabe de todo. También se les llama –aunque con menos frecuencia– polímatas: que en griego es algo así como "aprender mucho".
Y uno de los polímatas más destacados –y que seguramente influyó bastante en Da Vinci– fue Ismail Al Jazari, al que se considera frecuentemente padre de la robótica y precursos de la ingenieria y la hidráulica modernas.
Bueno, con semejante currículum vitae, habría que explicar tal vez por qué nunca te habías topado con este nombre. Y es que hasta hace no mucho, la influencia que el mundo árabe había tenido en el Renacimiento europeo muchas veces fue pasada por alto. Por suerte esa negligencia se fue reparando con el tiempo, y hoy sabemos que el mundo árabe del siglo VIII hasta el XIII –llamada Edad de Oro Islámica– fue también un boom cultural, filosófico, artístico y científico. Tal vez la referencia más popular es un libro que a todos nos tocó visitar en algún momento de nuestras vidad: el Álgebra de Baldor, que si bien no era árabe –había nacido en la Habana en 1906–, sí tenía en la portada al matemático árabe Al-Juarismi, también conocido por su nombre latinizado: Algorithmi.

Pero volvamos a Ismail: nació y vivió entre los siglos XII y XIII, y trabajó en la corte de los Artuqidas en Diyarbakir (en la región mesopotámica de Jazira), donde se convirtió en ingeniero en jefe. Completó su obra maestra poco antes de su muerte en 1206, donde registró 100 ingeniosos dispositivos ilustrados con un talento que ya se querrían los ingenieros de nuestros días. Estos van desde máquinas para extraer agua y relojes hasta robots musicales.






Algunos de los inventos de Ismail: máquinas de agua, autómatas, relojes, torres encima de elefantes, etc.
En 1206 publicó su best-seller –o más bien sus Grandes Obras– en un libro llamado The Book of Knowledge. Muchos millonarios de la época compraron el libro y encargaron construcciones basadas en sus diseños, aunque obviamente bien pocas han sobrevivido el paso del tiempo.
Pero algo hay.
Uno de los inventos más conocidos de Al Jazari fue la primera cerradura de combinación de cuatro diales para cofres o ataúdes. Solo se conocen cinco cofres de principios del siglo XIII con una cerradura de ese estilo . Uno de ellos, posiblemente el más llamativo, fue creado a principios del siglo XIII en la casa natal del maestro en Jazira y se conserva en las Colecciones Khalili.



El cofre tiene cuatro cerraduras o candados, una en cada esquina, y cada uno utiliza dieciséis de las veintiocho letras del alfabeto árabe, que representan números, en un sistema conocido como numerales Abjad.
Te recuerda un poco a Audrey Tatou en el papel de Sophie Neveu, tratando de abrir los dispositivos que le había dejado su abuelo en El código Da Vinci.
Pero si te gustaría ver cómo se habrían llegado a ver sus invenciones, mejor te dejo con Ben Kingsley disfrazado de uomo universale árabe explicando el reloj-elefante de Al-Jazari: