Las coincidencias de la vida cruzaron tres lanzamientos grandes en la misma semana de octubre: Sonic Superstars (SEGA), Spider-Man 2 (Insomniac), y Super Mario Bros. Wonder (Nintendo). Mientras los rivales japoneses vuelven a sus raíces 2D, el juego del arácnido superhéroe remite al mundo abierto de las adaptaciones al videojuego de las películas de Sam Raimi (coincidentemente, también el mejor de ellos es un homónimo). Dividir la atención en esta avalancha de títulos grandes se torna cada vez más difícil, y este año ya está bastante peleado. Por razones de tiempo decidí enfocarme en el título de Nintendo, viendo que Spider-Man es exclusivo para PS5 y que el juego del erizo azul, además de su excesivo precio en comparación al excelente Sonic Mania, no cumple las expectativas que los fangames superan con creces (especialmente Sonic and the Fallen Star y Sonic: After the Sequel).
Este año ha resultado fructífero para el fontanero italiano: la película resultó ser un éxito de taquilla y en los próximos meses se avecinan los remakes de Super Mario RPG y Paper Mario: The Thousand Year Door. Y en términos de títulos nuevos, Super Mario Bros. Wonder fue anunciado casi por sorpresa unos meses antes en un Nintendo Direct. Viendo que toma como base el esquema tradicional de los juegos clásicos y la serie de New Super Mario Bros., quizás tiene sentido mantener las expectativas a un nivel razonable. Los juegos de NSMB no son malos, pero se sienten poco arriesgados en comparación a los títulos 3D, donde los desarrolladores pueden sacarle más jugo a ciertas ideas (Super Mario Odyssey, Bowser’s Fury).
En el caso de Wonder, su mayor riesgo reside en su estilo artístico. La crítica más directa hacia los juegos de NSMB tiene que ver con lo imposible que es distinguir entre cada juego visualmente. En esta ocasión, Wonder decide tomar un tono más psicodélico y colorido, donde tanto los niveles como la animación de los personajes destacan por su atención al detalle. Ciertamente saca bastante provecho de las limitaciones técnicas de la Nintendo Switch, a pesar de ser un hardware bastante débil (el juego corre a 60 fps, pero se perciben algunos framedrops ocasionales).
Su gameplay, por otra parte, refina lo que funciona en los juegos anteriores con algunas modificaciones. Si antes Mario, Luigi, Peach y Toad tenían cualidades distinguibles (con saltos más extensos, la posibilidad de flotar en el aire o mayor velocidad), ahora comparten las mismas características. Se añadieron 4 Yoshis y a Nabbit de New Super Mario Bros. U. No reciben daño de los obstáculos, y son aptos para quienes deseen una experiencia más relajada. Ya no hay un tiempo limitado para completar los niveles, quitando el estrés del pequeño jingle que suena al tener 100 segundos restantes. Los juegos de Mario nunca han sido necesariamente “difíciles” (a excepción de los clásicos como Super Mario Bros. 3), y quitar estos elementos resultó un poco confuso al principio. Lo olvidé por completo mientras jugaba, y no sé si habría una diferencia muy grande con la adición de un cronómetro.
Y a pesar de lo hilarante que es ver a los personajes del Mushroom Kingdom convertidos en elefantes, los power-ups no son tan interesantes como el nuevo elemento que modifica el ritmo del juego: la “Wonder Flower”. Si el jugador la obtiene, el nivel cambia casi por completo y se introducen nuevas mecánicas (por ejemplo, el juego se acelera o ralentiza, o el jugador se convierte en uno de los enemigos). Al principio no son difíciles de obtener, pero a medida que progresa el juego requieren mayor atención a cada detalle para encontrar todo y obtener el 100%. Su implementación es bastante sólida, y se incorporan retos interesantes para los jugadores más experimentados (aunque no llegan al nivel de un ROM Hack de Super Mario World). Incluso la música del juego funciona como un complemento de esta mecánica, con guiños a Super Mario Sunshine incluidos.
Aunque extraño la variedad de los personajes, probablemente fue diseñado así para introducir el sistema de medallas. Éstas entregan distintas habilidades al jugador; algunas rompen la dificultad del juego en dos, y otras brindan modificaciones a la movilidad del jugador, ya sea mayor velocidad o saltos de mayor altura. Curiosamente la única que tuvo utilidad en mi primera partida fue una que permite escalar paredes con un salto similar a Mega Man X, aunque con más limitaciones (solo se puede saltar una vez). Pueden ser más personalizables dependiendo del jugador, pero en algunos niveles pueden ser más un estorbo, especialmente en las etapas finales.
Otro elemento nuevo es la manera en que incorpora el multijugador online. En esta generación Nintendo siempre se quedó corto en términos de la implementación de un buen netcode, siendo sus casos más infames Super Smash Bros. Ultimate y Super Mario Maker 2. La colisión entre personajes, la cámara y la alta latencia resultaron frustrantes al momento de coordinar partidas con otros jugadores a distancia.
En esta ocasión, el online funciona más como Dark Souls, donde los jugadores no interactúan directamente entre sí, pero pueden enviar ítems a sus compañeros o entregar pistas respecto a objetos ocultos en cada nivel. Aunque no es mi forma preferida de jugar (traumado también por los casos mencionados), es una buena forma para interactuar de manera más casual, y debido a que no hay colisión directa el netcode resulta más estable que en otros juegos de Nintendo Switch. También es completamente opcional, y se puede desactivar en cualquier momento.
Super Mario Bros. Wonder, dentro de todo, es un excelente juego de plataformas. Mi única queja son los jefes, o mejor dicho los únicos jefes: Bowser Jr cinco veces, y Bowser al final del juego. Sin embargo, su brevedad (alrededor de 9-10 horas en una primera partida) permite aliviar este problema, y hay suficiente variedad para jugadores más casuales. Quizás podrían haber más niveles de 4-5 estrellas de dificultad (el juego los clasifica bajo esta métrica), con desafíos más variados, porque tanto el online como las medallas pueden trivializar ciertas secciones. Aun así, es innegable que es una mejoría respecto a NSMB, y un buen plato de entrada ante la posibilidad de otro Mario en 3D. No sé si destrone a Pizza Tower en mi panteón personal, pero es un sólido competidor.