Con este cambio, la ley laboral de Chile busca acercarse a los estándares de países como Japón, Noruega, o Suecia, por mencionar algunos. Obviamente, no por mucho madrugar amanece más temprano, y seguro te estarás preguntando cómo afectará realmente la vida de los chilenos, desde el que trabaja como independiente hasta el empleado en un tradicional estudio de abogados.
Como seguro ya sabes, el viernes pasado se promulgó el proyecto de la ley de 40 horas para reducir la jornada de 45 a 40 horas por semana, cambio que se aplicará gradualmente durante los próximos 5 años: de 45 a 44 horas al primer año de publicada la ley, a 42 horas al tercer año y a 40 al quinto año.
La idea es que, dentro de ese lineamiento, el formato de empleo sea flexible. Por ejemplo: se permitirá la distribución de la jornada ordinaria en 4 días de trabajo por 3 de descanso, conocida como 4x3.
¿Cuántas horas semanales de trabajo tienen en el resto del mundo?
No todos los países tienen un límite legal en la cantidad de horas de trabajo. Nigeria e India, por ejemplo, no lo tienen. Dentro de los países que sí tienen un límite en las horas de trabajo regulares, este va desde 60 hasta 35 horas.
Pero, ¿qué tanto va a cambiar el día a día de los chilenos?
Para responder esto, debemos tener en cuenta que las horas que la gente efectivamente trabaja no solo dependen de lo que diga la ley; muchas otras características de los países entran en juego.
En la gran mayoría de los países la gente en promedio trabaja menos del límite que fija la ley. En Países Bajos, por ejemplo, el límite de horas regulares por ley es 48 semanales, pero la gente en promedio trabaja cerca de 32. En Chile pasa algo similar: las horas trabajadas promedio por semana son 37, por debajo del nuevo límite.
Ojo, esto es un promedio entre los trabajadores; hay, por supuesto, gente que trabaja más de 45 horas. De hecho, según reporta la OIT, un 11% de los trabajadores en Chile tiene jornadas laborales excesivas, que la entidad define como 49 horas o más por semana. Pero también hay un gran porcentaje de los ocupados –cerca de tres millones y medio de personas o el 40% de los trabajadores–que, ya sea voluntaria o involuntariamente, trabajan menos horas que el límite. Para muchos de ellos la nueva legislación no va a implicar un cambio.
El cambio legislativo tendrá un impacto en menos de la mitad de los trabajadores. ¿Quienes están exentos?
Los trabajadores informales, que son entre el 27 y 37% del total, dependiendo de cómo se mida. Y, en un principio, también los funcionarios del sector público, quienes se rigen por un estatuto especial, aunque muy probablemente el cambio eventualmente sí los impacte. Finalmente, también están exentas otras categorías de asalariados, como altos directivos, empleados domésticos puertas adentro, y agentes comisionistas y de seguros.
Posiblemente, este cambio lo notarán más los asalariados formales que trabajan en sectores como educación o comercio.
¿Y cuál será el impacto de la ley 40 horas?
Como muchas leyes, este cambio legislativo tiene detractores y partidarios. Pero si hablamos de efectos macroeconómicos, lo cierto es que no hay consenso entre los expertos respecto de cuáles son los efectos de este tipo de medidas.
El impacto que la legislación tendrá en el crecimiento económico, la inflación y el desempleo dependerá en gran parte de si la gente produce menos al trabajar menos horas. Es posible que muchas personas logren hacer la misma o más pega que hacían 9 horas al día cuando se recorten sus horas a 8. La experiencia internacional indica que las personas pueden trabajar menos cuando trabajan en economías más productivas.
Sin embargo, hay trabajos, mayormente físicos como enfermería, seguridad o transporte, en los que el reto de no reducir la productividad será mayor.
En lo que hay mucho más consenso es que las jornadas laborales más cortas mejoran el bienestar tanto físico como psicológico de los empleados, lo cual podría reducir el gasto en salud.
La organización 4 Day Week Global llevó a cabo el programa piloto de reducción de jornada laboral más grande del mundo, donde, por un periodo de 6 meses redujeron las horas promedio por semana a 32, en 4 días. Fueron 61 empresas en el Reino Unido las que participaron en el experimento. Curiosamente, las empresas no reportaron caídas en productividad o ingresos, y sí reportaron un mejor balance trabajo-vida. De hecho, al final de la prueba, 56 dijeron que continuarían implementando semanas laborales de cuatro días, dos dijeron que extenderían la prueba, y solo tres no planearon continuar con ningún elemento de la semana laboral de cuatro días.
Entonces, la nueva legislación podría reducir gradualmente el agotamiento, estrés y ansiedad de algunos trabajadores en Chile, y en la medida en que, en términos agregados, no disminuya tanto la productividad, podría ser que sus beneficios sean mayores que sus costos.