Muchas personas evitan invertir porque creen que se parece a apostar en un casino o en una casa de apuestas deportiva.
Pero aunque las dos actividades implican riesgos, existen diferencias fundamentales entre los juegos de azar y las inversiones: invertir de manera informada puede entregarte muy buenos resultados en el largo plazo, y ayudar a empresas o gobiernos en su crecimiento, mientras que en las apuestas “la casa siempre gana” (y tú pierdes).
El factor azar
En los juegos de azar, el resultado depende principalmente de la suerte y las probabilidades. Ya sea que estés jugando a la ruleta, haciendo apuestas deportivas, o tragamonedas, no tienes mucho control sobre el resultado final.
En cambio, al invertir en instrumentos financieros regulados, estás respaldando un activo financiero real que ha cumplido con requisitos legales y normativos para emitir títulos en el mercado formal. No se trata de lanzar una moneda al aire, sino de recibir el potencial de crecimiento de un fondo o de una compañía basándote en su historial y potencial desempeño.
Lo más interesante es que, cuando inviertes pensando en el largo plazo, un portafolio de inversión diversificado generalmente te va a dar frutos, y vas a terminar satisfecho. Apostando, en el largo plazo puedes incluso terminar “en la calle”. Seguro has escuchado más de una historia de alguien que lo perdió todo jugando a la ruleta o al Black Jack. Y bueno, nunca hay que olvidar el factor adicción detrás de los juegos de azar.
Información y toma de decisiones
Como inversionista en instrumentos regulados, tienes acceso a una gran cantidad de información pública para tomar decisiones fundamentadas. Esto te permite identificar oportunidades y riesgos potenciales, o decidir entre inversiones de bajo riesgo o de alto riesgo. Por ejemplo, puedes decidir tomar una inversión para ahorrar en el corto plazo con el mínimo de riesgo posible, o puedes invertir pensando en tu jubilación tomando más riesgo y pensando en un horizonte de 20 años.
En el juego o en las apuestas no tienes más información que la que está frente a ti. Y que si lo piensas, es bastante "misteriosa", porque más que información son estímulos: las luces, los ruidos, la falta de relojes en los casinos para que pierdas la noción del tiempo... No existe tal cosa como "apostar en frío", de forma racional, las apuestas fueron creadas para generar reacciones emocionales.
Gestión del riesgo
Toda inversión conlleva un riesgo, pero en el caso de inversiones reguladas, hay controles y herramientas para gestionarlo. En Fintual, por ejemplo, puedes invertir en portafolios diversificados en diferentes sectores y tipos de activos para minimizar el impacto de posibles pérdidas.
En el juego, en cambio, una vez que realizas tu apuesta, no tienes mucho control sobre la cantidad que puedes perder.
Invertir es un proceso a largo plazo que requiere paciencia y disciplina. A diferencia de la gratificación instantánea que ofrecen los juegos de azar y las casas de apuestas deportivas, los beneficios de invertir se acumulan con el tiempo y crecen, ya que las economías del mundo y las empresas en general tienden a crecer y generar ganancias. Por otro lado, las apuestas deportivas solo son una repetición constante de eventos.
En conclusión
Para alguien que desconoce el mundo del ahorro y la inversión, invertir y apostar pueden parecer similares en la superficie, pero en realidad son actividades muy diferentes. Al apostar, la casa siempre gana y las probabilidades están en tu contra. En cambio, al invertir, sí puedes hacer crecer tu patrimonio.
En lugar de sucumbir al miedo o a la emoción del juego, puedes animarte a aprender más sobre inversiones, establecer metas financieras claras y construir un portafolio diversificado. Con paciencia y disciplina podrás aprovechar el potencial de las inversiones reguladas para hacer crecer tu riqueza y mejorar tu futuro financiero.