Ustedes quizás son muy jóvenes, pero en los early 2000 había una serie llamada 24 que tenía como concepto el que cada una de sus temporadas ocurriera en un día, con cada uno de sus 24 capítulos representando una hora. Básicamente, creaban la ilusión de que su historia pasaba en tiempo real.
El formato era tan propio de esa serie que volver a replicarlo hubiese sido una copia muy evidente, por lo que no se intentó en mucho tiempo. Hasta ahora, que llegó una sucesora replicando la fórmula.
Por otro lado, series de médicos siempre ha habido. Pero una en particular se volvió muy famosa a finales de los 90, revolucionó el formato, duró 15 años, ganó premios e incluso impulsó la carrera de George Clooney: ER, que seguía a un grupo de doctores y sus pacientes en una sala de urgencias.
¿Qué tienen que ver ER y 24? A primera vista no mucho, además de ser exitosas producciones norteamericanas con un nombre compuesto por solo dos caracteres. Pero parecen haberse convertido en el pitch de ventas de una de las series más aclamadas de lo que llevamos de año: ¿Cómo sería el fondo de ER con la forma de 24? Vivir un turno en tiempo real en una sala de emergencias.
Y así llegamos a The Pitt. Protagonizada nada más que por el doctor John Carter de ER (luego llegaremos a la polémica que se armó a partir de esto), la serie de Max observa una sala de urgencias muy concurrida durante el turno de quince horas del doctor Robby, un médico adjunto muy competente que supervisa a pacientes y profesionales en la sala de emergencias.
Cómo se logra el efecto inmersivo
Lo bueno de la profesión médica –así como pasa con los policías y abogados– es que se presta bien para el drama. Lo que está en juego es muy potente, es la vida o la muerte, así que la extrema cercanía que tenemos por seguirlos 24/7 se vuelve suficientemente potente para acarrear la serie entera.
Hay algo de morbo en ser una mosca en la pared y The Pitt sabe que esa es su fortaleza. Especialmente porque, si hay algo en lo que se ha esforzado, es en hacer que sea una experiencia lo más verosímil posible.
La cámara hace seguimientos de forma errática, sin buscar belleza y el sonido también está empeñado en sumergirnos en este mundo en movimiento. Los avances técnicos permiten que las prótesis sean más realistas que en la época de ER, y el contenido gráfico que The Pitt se permite mostrar, así como la violencia y palabras, hacen que el conjunto sea realmente inmersivo.
La mayoría de los diálogos son jerga médica incomprensible para el 99% de la población, pero lejos de que ese tecnicismo nos aleje, es lo que nos hace poner atención. El elenco da actuaciones principalmente naturalistas y las situaciones en las que se encuentran con los pacientes son creíbles y poco forzadas. Están ahí para generar el efecto de realidad y, al mismo tiempo, revelarnos un poco de los personajes.
No los podemos conocer en sus casas o con sus familias, ni siquiera en su lugar de trabajo a lo largo del tiempo. Solo tenemos un turno y decenas de pacientes que nos ayudan a ponerlos en situaciones extremas que hagan que nos revelen algo honesto de sus personalidades.
Y así es como The Pitt te va enganchando, haciendo del limitado margen que le da a sus historias y personajes su gancho.
La demanda por el parecido con ER
El éxito de The Pitt, que terminó hace poco y con cada capítulo consiguió más audiencia que con el anterior, llamó la atención de las personas que manejan el patrimonio del fallecido Michael Crichton, autor y creador de ER.
Y es que, bueno, hay similitudes. Había una idea de reiniciar ER, que finalmente no llegó a concretarse. La demanda del patrimonio de Crichton sostiene que The Pitt es esencialmente ER con otro nombre. La nueva serie comparte el mismo productor ejecutivo (John Wells), guionista (R. Scott Gemmill), protagonista (Noah Wyle) y estudio (Warner Bros.) que el planeado revival de ER.
Argumentan que la única diferencia significativa es el cambio de ubicación de Chicago a Pittsburgh y el nombre del personaje principal.
Warner Bros, por su parte, ha calificado la demanda de "infundada", sosteniendo que no se puede impedir legalmente la creación de nuevas series médicas simplemente porque compartan elementos comunes con ER, como el entorno hospitalario o el enfoque en la medicina de emergencia.
Noah Wyle, protagonista de ambas series, expresó su profunda tristeza por la situación, señalando que esta disputa legal empaña el legado de ER, especialmente en su 30º aniversario.


Noah Wyle, antes y después, pero haciendo el mismo trabajo.
Actualmente, un juez de Los Ángeles permitió que la demanda avanzara, considerando que el patrimonio de Crichton presentó pruebas suficientes para continuar con el proceso judicial. El caso sigue en curso.
Independientemente de los obvios parecidos, The Pitt avanza con fuerza, aún juntando adeptos que la están descubriendo y valiéndose de un boca a boca que ya le garantizó una segunda temporada (a estrenarse a principios del 2026) y un montón de premios en la temporada que se viene.
Revivir el formato de 24 pero aplicándolo a algo tan técnico podría considerarse arriesgado, pero además hacerlo sabiendo que se arriesgaban a una demanda por el patrimonio de ER confirma que así fue.
