A principios de marzo mi to do list se veía así:
60 pendientes, solo de mi lista personal. Sumando las profesionales: 75.
Como si fuera poco, gracias a mi propia estupidez y la entropía natural del universo tuve que sumar 4 más:
- Llevar mi computador al técnico, porque se me cayó el café encima 👍
- Llevar mi moto al mecánico porque se me gastaron los frenos 👍
- Sacar carnet por segunda vez en 2 meses 👍
- Desafiliarme de la isapre a la que me afilié en diciembre 👍
Todo esto en un momento personal muy desafiante, por decirlo de alguna manera.
Básicamente me sentí así:
Hoy, 1 mes y tanto después, mi to do list personal y profesional se ve así:
Puedo decir que soy un poquito más productivo que ayer.
*suenan aplausos mientras recibo el premio nobel… gracias, gracias*
Claramente mi historia aún está lejos de ser digna de cualquier clase de premio (quizás el de participación 👍), tener mi propia charla TED o para servir de ejemplo para un comercial de Antena 3D.
Pero no. No tengo los abdominales de Pato Laguna (no aún) ni soy una mega máquina de productividad. Sigo siendo una persona que le cuesta mantener la billetera cerrada cuando pasa cerca de un McDonalds y sigo peleando a diario con un cerebro que me intenta convencer de que solo a través de hacks conseguiré todo lo que quiero en la vida.
Pero sí he sido muy-muy nerd 🤓 para estudiar sobre productividad y hoy vengo a compartirlo con ustedes.
El iceberg de la productividad
Los que me conocen saben que si no me detienen suelo llevar cada tema a la parte más profunda del iceberg (filosofía y religión). Siempre. Porque Diosito me bendijo con mucha curiosidad y a la vez me maldijo con el poder de dar la lata en almuerzos y carretes.
Para efectos de esta serie de dos artículos sobre productividad mis abogados -y editores del Fintualist- me recomendaron que me enfoque en la mejora de la productividad desde las 3 categorías de más arriba. Como persona obediente, haré caso. Como persona latera, escribiré la mínima filosofía necesaria en este artículo y nada de religión (lo juro).
Así que eso, pues. Acompáñame, te prometo que no te arrepentirás (léase con voz de tele ventas).
[inicio del mínimo espacio filosófico necesario]
Partamos livianos: ¿cuál es el sentido de la vida? (o ¿por qué molestarme siquiera en ser más productivo?)
Parece chiste, pero no. Para muchas personas (me incluyo) la pregunta existencial por excelencia sí les afecta internamente a la hora de motivarse a hacer cosas grandes. Por eso mismo, compartiré un approach que me ayudó a lograr esto:
Para el psicólogo canadiense Jordan Peterson la pregunta “¿cuál es el sentido de la vida?” es una pésima pregunta. No porque no haya que hacerla, sino porque está mal formulada.
Propone que en vez de preguntar “cuál es EL” deberíamos preguntarnos “¿cuáles son las áreas de la vida en las que las personas comúnmente encuentran significado y propósito?”
Y estas áreas sí están mapeadas en miles de estudios y casos clínicos (1a y 1b):
- Relaciones (familiares, pareja, amistades, grupos)
- Exploración creativa
- Profesión
- Impacto en la sociedad
- Cuidado propio y de otros
Peterson propone que dejemos la tortura de buscar un sentido, y en vez de eso, nos ocupemos en la tarea práctica de evaluar cómo estamos en las categorías que las personas habitualmente valoran como profundamente significativas. Y, seguidamente, dedicar nuestros esfuerzos a mejorar en las que nos hagan sentido con nuestra vida.
Quizás te da lo mismo formar familia y lo tuyo es el impacto en la sociedad. Quizás no eres mucho de cuidar al resto pero sí de buscar soluciones creativas. Quizás un poco de todas, quizás mucho de una.
Lo bonito de esta forma de plantear la pregunta del sentido es que nos aleja de debates filosóficos eternos de viejos barbudos con olor a vino y nos acerca a la praxis de la vida significativa, con olor a juguito Ades.
En resumen: no necesitas reinventar la rueda (si quieres hacerlo, mucha suerte con eso 😳) , puedes copiar las ruedas que ya existen e intentar aplicarlas a tu vida.
Si ya tienes más o menos mapeado el qué quieres hacer con tu vida y dónde te gustaría ser más productivo, la siguiente pregunta a responder es el cómo hacerlo inteligentemente.
[fin del mínimo espacio filosófico necesario e inicio del espacio psicológico]
Pica la comida en pedacitos para no atragantarte
Todos hemos sido esta persona alguna vez:
Si suena demasiado obvio es porque lo es, pero como somos animales tercos, aquí va de nuevo: lo inteligente es subdividir tu gran meta en metas chiquitas y logrables. Y esto va más allá de lo evidente (quedar agotados física y psicológicamente): es explicable hormonalmente.
La dopamina es la hormona de la motivación y se activa para movilizarnos hacia una meta. La serotonina por su parte es la hormona de la satisfacción de haber conseguido algo. La dopamina nos moviliza. La serotonina nos felicita. Ambas forman parte del cóctel básico de lo que entendemos por felicidad (2).
Ponerse metas abrumadoras (ser millonario antes de los 30) puede destruir a tu pobre dopamina. Por otro lado, definir los siguientes pasitos por chicos que sean (levantarte a las 06:00 mañana, contactar a ese advisor), habilita el circuito que necesitamos para seguir motivados.
¿Te ha pasado que después de lograr algo que te mantuvo motivado harto tiempo sientes una mini depresión? ¿Una sensación de “y ahora qué”?
Eso es porque la palmadita en la espalda que te da la serotonina (el peak de secreción) ya se acabó y ahora te quedaste sin un juego que estimule tu dopamina.
Tal como un hámster que se aburrió de su ruedita, ahora te toca buscar otra aventura que logre mantener tus secreciones hormonales on point.
Estado de Flow: el arte de crear “juegos” que nos estimulen
Mihaly Csikszentmihalyi (se pronuncia six-cent-mihalyi) es uno de mis héroes de la psicología. En su bestseller Flow explica un estado psicológico muy interesante que revolucionó la psicología positiva: el estado de flow (3).
¿Qué es el estado de flow?
Una persona en estado de flujo experimenta:
- Inmersión psicológica total en la tarea. La atención focalizada es tan intensa que todo lo demás “desaparece”, incluyendo la noción del tiempo y la percepción de cualquier otro problema personal.
- Sensación de control sobre las propias acciones, pensamientos y emociones, lo que genera sentimientos de confianza y de ser competente.
- Sensación de “fluir sin esfuerzo”, a pesar de la intensidad cognitiva y/o física focalizada en la tarea.
- Sensación de intenso disfrute y plenitud al sentir la motivación intrínseca propia de una actividad que se percibe como llena de propósito.
“Los mejores momentos de nuestras vidas no son los momentos pasivos, receptivos y relajantes… los mejores momentos usualmente ocurren si el cuerpo y/o mente de una persona está siendo llevada a sus límites en un esfuerzo voluntario por lograr algo difícil y que valga la pena.”
– Mihaly Csikszentmihalyi
Es lo que sienten los músicos, deportistas, bailarines, e incluso ejecutivos cuando están en el peak de su performance, justo en esa parte de la ola que está un poquito sobre sus capacidades pero igual logran surfearla. Las personas en flow experimentan una sensación subjetiva de fusión entre “el hacedor” y la “acción”.
Los comerciales de deportes suelen mostrar a personas en estado de flujo, aparentemente nos encanta ver a personas llevar sus capacidades al límite.
¿Cómo se alcanza el estado de flow?
Lo bacán es que Don Mihaly también nos entrega recomendaciones súper accionables para provocar este estado de flujo en nuestras vidas (aplicable al trabajo y a lo que quieras):
Tip 1: tener claridad de metas y la posibilidad de feedback inmediato
- “Lograr posicionarme en mi trabajo” no es una buena meta porque es muy amplia y no tengo mucha capacidad de trackear mi progreso.
- “Escribir dos artículos sobre productividad en 1 mes” es una buena meta: está bien definida y sé que cada palabra que escriba me acercará a mi meta.
Tip 2: no solo consideres los outputs (likes en tu artículo), considera también los inputs (horas trabajadas, libros leídos, etc.).
Tip 3: eliminar todo tipo de distracciones (externas o internas)
La hiperconectividad e hiper disponibilidad son enemigas de la focalización. Period.
Tip 4: promover niveles altos de concentración en un campo limitado
Limita tu concentración a puntos específicos: una danza de 1 minuto se compone de 1 millón de mini movimientos. Enfócate en algo enano y alcanzable.
Tip 5: lograr un buen balance entre tus capacidades y los desafíos
Busque el amarillo joven, el amarillo 👇
El estado de flujo puede llegar a ser tan intenso que se te puede olvidar comer o ir al baño (de hecho es una buena métrica para saber si lo experimentas 🚽).
Neuroquímica del flow
Las maravillas del fMRI (la maquinita que saca fotos a la actividad cerebral) ha permitido que los científicos entiendan lo que pasa en el ciclo del flow debajo de la capucha (4):
Como referencia: las ondas cerebrales theta y gamma son las que se han encontrado en los monjes tibetanos durante meditaciones profundas (5).
El cocktail hormonal que produce el flow es altamente adictivo, de hecho el filósofo Sam Harris y el mismísimo don Mihaly han llegado a comentar que una de las tareas más importantes de la humanidad es diseñar sistemas sociales que puedan canalizar la búsqueda del estado flow de maneras sanas, porque sí puede ser usado de maneras dañinas (el ejemplo habitual que se da es el de grupos extremistas armados: sus estructuras y formas de vida producen flow en sus adeptos, probablemente sin saberlo ni buscarlo abiertamente).
Vivir en flow constante es imposible y tampoco es deseable porque este estado de concentración es caro a nivel energético y el cuerpo necesita recuperarse. Lo que recomiendan los expertos es mapear esas áreas de tu vida donde lograr flow states te traería más beneficios y usarlos de manera inteligente. Tu habilidad de entrar en un flow state es tu superpoder, úsalo bien, Potter.
Nerd fact: el dicho gringo de estar “in the zone” viene de la teoría de “la zona de desarrollo próximo” de Vygotsky. Hoy -principalmente en el primer mundo- el término “enter a flow state” es casi tan popular como el “in the zone” 🤓
Cierre
Como buen estudiante del flow, no quiero que este texto sea un desafío demasiado grande (no por lo difícil sino por lo largo).
En la segunda edición de esta serie dedicada a la productividad el approach será 100% práctico, les compartiré protocolos y hacks basados en los más sólidos descubrimientos de la neurociencia, psicología y sí, también escribiré sobre inteligencia artificial, el elefante en la pieza del que todos están hablando 🐘 👻
Ah, y ya terminaste el artículo así que toma tu bien ganada
[Si quedaste con la duda sobre qué dicen las religiones sobre productividad, aquí te dejo la palabra de Chat GPT, el último profeta de nuestros tiempos]
Recursos y bibliografía
- (1a) Jordan Peterson: “on the meaning of life”.
- (1b) Estudio sobre ondas cerebrales en monjes tibetanos: "The Davidson Lama Study".
- (2) Andrew Huberman: “Leverage dopamine to overcome procrastination & optimize effort”.
- (3) Mihaly Csikszentmihalyi: “TED Talk - Flow”.
- (4) Steven Kotler: “Decoding the science of ultimate human performance”.
- (5) El estudio sobre la felicidad más grande jamás hecho: The Harvard Study of Adult Development.