El 2002 finalmente había logrado, después de ocho años, obtener mi licenciatura como lingüista. En aquellos días, empecé a trabajar al alero del profesor Guillermo Soto, de la Universidad de Chile, en algunas pegas esporádicas en el Centro de Estudios Cognitivos. Estaba ubicado en el primer piso de un edificio viejo que había sido planificado originalmente para alojar a la Biblioteca General de la Universidad de Chile, en Los Presidentes con Grecia. Se trataba de una oficina inhóspita hecha de tabiquería, en un espacio en el que antes no había nada, con un ventanal con vista a la Avenida Grecia.
Nos juntábamos ahí con Guillermo y otras personas, como un lingüista estadounidense y profesores de filosofía analítica, a conversar de diferentes temas entre las seis y las nueve de la noche, los martes y jueves. A esa hora llegaba el guardia y nos echaba porque estaba absolutamente cerrada toda la facultad. Después nos íbamos a tomar alguna cerveza a Los Cisnes o a Las Lanzas.
Fueron aquellos unos años muy importantes, en los que aprendí casi todo lo que sé de lingüística. Una tarde, que habrá sido más o menos junio o julio, llegó un viejo estudiante de letras a la oficina y nos contó que había tenido una serie de talleres con profesores de lingüística generativa de la Universidad de Minas Gerais, en Brasil.
Estos profesores le habían pasado un CD grabado con PDFs de una treintena de tesis doctorales que había dirigido Noam Chomsky –o alguno de sus discípulos– en el MIT, a estudiantes de doctorado en los años sesenta y principios de los setenta. Las tesis estaban escritas en papel oficio y alguien, años más tarde, las había escaneado. Las hojas del papel oficio así escaneadas se llegaban a oler en el PDF, se veían las manchas de café, la rugosidad del papel, y que habían sido unas tesis empastadas de forma rudimentaria —no había computadores en aquellos días de los sesentas y setentas—. Ese antiguo alumno visitante nos pasó a cada uno de quienes estábamos ahí, una copia en CD de esas treinta tesis. Y ahí quedaron por mucho tiempo.
Todo esto lo relato porque en estos mismos días, a principios de mayo, se cumplen sesenta años desde que en 1965 Noam Chomsky publicó Aspectos de la teoría de la sintaxis, el famoso libro Aspects, que es probablemente su libro más importante, incluso por sobre Syntactic Structures de 1957. Ese mayo de 1965, Chomsky llegó a una primera versión completa de la teoría generativa que le daría fama universal dentro del mundo de la ciencia lingüística.
La parte medular del libro de 1965 correspondía a la presentación del modelo formal de gramática universal que postulaba. Este modelo consideraba una bolsa de palabras que se llamaba Lexicón, desde donde emanaban los términos o los vocablos con los cuales la mente construye las oraciones.
Las oraciones se construían según un sistema de reglas computacionales que se llamaban Reglas de Estructura de Frase. Estas reglas permitían llegar a una versión de las oraciones que se llamaba Estructura Profunda, que era la versión más abstracta de las oraciones, tal y como las conocemos.
Para llegar a las oraciones que se pronuncian efectivamente, había que aplicar, sin embargo, una serie de otras reglas llamadas Reglas Transformacionales. Por lo tanto, el modelo tenía tres componentes: el Lexicón, las Reglas de Estructura de Frase y las Reglas T o Transformacionales.
Con este modelo se podían generar todas las oraciones en cualquier lengua, particularmente el castellano, si uno seguía la aplicación de las reglas en un proceso estricto.
Aplicaciones específicas de estos tres componentes fueron planteados para distintas lenguas por distintos investigadores. En particular, para el castellano, lo hizo el profesor Hadlich en el año 1971, en un sistema al que le bastaban solamente diecinueve reglas para generar todas las oraciones del castellano.
Pero volviendo al libro de Chomsky: Aspects fue una revolución lingüística. Se trataba del cuarto gran modelo de la lingüística oracional después del de la gramática de Panini en el siglo VI antes de la era común, del de Port Royal en el siglo XVII o de Humboldt en el siglo XIX; todos modelos formales extraordinariamente desarrollados que planteaban que las oraciones se podían generar mediante algoritmos computacionales.
Aspects, en todo caso, resultaba más formal que todos los anteriormente nombrados. Por lo tanto, planteó de forma muy radical que el lenguaje funcionaba como un computador y que, en último término, la mente también era un computador.
Las secuencias que emanaban desde la elaboración o el procesamiento de las reglas generativas –las Reglas de Estructura de Frase– eran secuencias que después se transformaban para llegar a una estructura llamada Estructura de Superficie.
Dos estructuras de superficie distintas podían tener una misma estructura profunda. Por ejemplo, la construcción 'Juan golpea la pelota' o 'La pelota es golpeada por Juan' tenían la misma estructura profunda pero diferían en la estructura de superficie.
Esto significaba que las oraciones activas, como 'Juan golpea la pelota', y las oraciones pasivas, como 'La pelota es golpeada por Juan', eran en el fondo la misma oración. Ese fue uno de los grandes avances de la gramática generativa en aquella versión de 1965.
Aspects en gran medida descansaba sobre la denominada Hipótesis Katz-Postal de un año antes (1964), que consideraba que las reglas transformacionales no alteraban el significado. Vale decir, cuando se aplicaba una regla transformacional, como por ejemplo la que lleva desde 'Juan golpeó la pelota' a 'La pelota fue golpeada por Juan', se mantenía el significado en la segunda oración, que era, entonces, una derivación, y no había ninguna alteración. Cualquier regla transformacional que se aplicara mantenía el significado intacto.
Siguiendo el libro de Newmeyer del año 1996, podemos decir que, efectivamente, en 1965 la lingüística generativa era una escuela unitaria que, si bien dependía de Chomsky y el MIT, también había sido enriquecida por otros investigadores.

Ese año, sin embargo, comenzaron una gran serie de discusiones que se centraban en algunos de los problemas que presentaremos a continuación.
La primera fue la postura de Paul Postal, de que los adjetivos eran verbos, en el otoño de 1965. La segunda fue la creación de grupos de discusión en Harvard y en el MIT, en ausencia de Chomsky, que se había trasladado a Berkeley, y que se encontraban dirigidos por John Robert Ross y George Lakoff en la primavera de ese 1965.
John Robert Ross, George Lakoff, Paul Postal y James McCawley se autodenominaron como Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y se enfrentaron a Chomsky directamente. Algunos de los problemas de la gramática generativa que estos autores habían revisado eran, por ejemplo, el problema del punto de vista.
En la gramática generativa se había aprendido que dos oraciones como 'El perro persigue al gato' y 'El gato es perseguido por el perro' tienen el mismo árbol de estructura profunda (árboles se llamaban a los resultados de la aplicación de las reglas).


Árboles de 'El perro persigue al gato' y 'El gato es perseguido por el perro.'
En otras palabras: un mismo estado de cosas o un mismo “evento” se diría de manera diferente dependiendo del punto de vista. ¿Serían entonces la misma oración?
La respuesta a este problema parecía pasar por lo siguiente: hay que distinguir entre las funciones gramaticales y las funciones de los eventos conceptuales. O dicho de otra manera, distinguir entre las palabras, los conceptos y las cosas.
Dos palabras o dos parejas de palabras unidas en una oración pueden referirse a un mismo concepto, como en el caso de 'El perro persigue al gato' y 'El gato es perseguido por el perro'. Pero también, dos conceptos pueden apuntar a su vez a un mismo estado de cosas, como en la persecución/escape de perro y gato.
Había un segundo problema, que era la semántica. La teoría generativa era, en esencia, la formalización lógico-algorítmica del lenguaje. Para ella, el lenguaje funcionaba sobre la base de un sistema de reglas, al igual que los sistemas lógicos, como los de Frege, Russell o el Círculo de Viena, o computacionales como los de Turing o Church. Y en ella el significado resultaba irrelevante.
Esta idea de que las transformaciones no modifican el significado, como ya dijimos anteriormente, es conocida como la Hipótesis Katz-Postal, y dice que la aplicación de reglas transformacionales a la estructura profunda preserva su significado.
Uno puede preguntarse entonces: ¿dónde están el significado o la semántica? Esta pregunta hubo que hacerla porque la sintaxis siempre había sido el estudio y la manipulación de símbolos sin significado, hasta que los semantistas generativos trataron de incorporar el significado a la sintaxis. La respuesta estaba en el mismo modelo: el significado estaba en la Estructura Profunda.
Un tercer problema eran los modismos o las frases hechas. Por ejemplo, si se hacía la estructura profunda a través de las reglas de una oración como 'La gata negra está en el garaje' contra la oración 'La gata hidráulica está en el garaje', lo que ocurría es que 'gata hidráulica' era una construcción que es un modismo, no es un tipo de gata, al menos no en el sentido de un animal. Y por lo tanto, debía expresarse con un símbolo especial, como un triángulo (△). El triángulo era la forma en que se representaban construcciones de más de una palabra que formaban una unidad semántica, como dichos o expresiones idiomáticas.
Un cuarto problema tenía que ver con los primitivos semánticos. Así como hay unidades mayores a una palabra, o sea un ítem del Lexicón, que no son analizables, como 'gata hidráulica', hay otras que parecen no serlo, como las palabras sueltas, pero que sí lo son. Por ejemplo, 'matar' sería 'causar la muerte', 'soltero' sería 'hombre no casado'. Según esto, el árbol de 'Juan mató a José' sería un árbol que diría que 'Juan causó la muerte de José'.
Un quinto problema tenía que ver con la pragmática. En algún momento los generativistas dijeron que la oración 'Sal de la pieza' podía entenderse como 'Mando que salgas de la pieza', donde el emisor se incluye en la Estructura Profunda. De acuerdo con esto, se puede avanzar que toda oración, además de su significado semántico, tenga una actitud proposicional. Quedaba entonces la pregunta de cómo dar cuenta de las actitudes proposicionales dentro de la estructura profunda.
Cuando estos problemas se combinaban y se trataban de resolver, los autores como Ross, Lakoff, Postal y McCawley plantearon que debían todos ellos integrarse en un nivel más profundo que el análisis oracional. Ese nivel más profundo ya no era una estructura profunda guiada por reglas, sino que un sistema semántico. Por eso se empezaron a denominar Semantistas Generativos y en su esfuerzo llegaban a faramallas como la siguiente:
La oración 'Juan rompió un vidrio' debía tener como estructura de base: 'Yo declaro aquí que ha ocurrido que Juan ha hecho que Juan causara que llegara a suceder que un vidrio se rompiera'.
El grado de abstracción de dicho árbol era mucho mayor, al punto que se podía llegar a postular que las estructuras profundas son el significado de la oración. Porque no hay estructura profunda, sino que la semántica es la sintaxis de la estructura profunda. Había, entonces, un intento por incorporar el componente pragmático, esto es, de actitudes proposicionales. Y las descomposiciones de significado reducían drásticamente las categorías gramaticales.
Todas estas cosas hicieron que los seguidores de Ross, Lakoff, McCawley y Postal se agruparan, desde 1967, bajo la enseña de la Semántica Generativa. La principal empresa de la Semántica Generativa fue la construcción de una teoría unificada de la semántica, la sintaxis y la pragmática. La principal herramienta de la escuela era la Hipótesis Katz-Postal, según la cual toda ambigüedad iba a explicarse en la estructura profunda, o en su versión más avanzada, en la semántica, pues ya no había estructura profunda.
Chomsky volvió al MIT en el mismo 1967, y entonces comenzaron las "Guerras Lingüísticas".
El grupo de los Semantistas Generativos no estaba tan articulado como el de los generativistas tradicionales, que se empezaron a denominar Interpretativistas. Además de eso, varias selecciones de profesores en diversas universidades fueron desbalanceadas en favor de Chomsky. Lo más importante, sin embargo, es que Chomsky y sus partidarios lograron desarticular los postulados de los semantistas generativos con argumentos muy sólidos.
En estos ejemplos, normalmente se utilizaba el asterisco (*) para marcar las oraciones que no podían ser dichas por un hablante común y corriente de una lengua. El asterisco es una convención en gramática generativa para indicar que una oración es agramatical. Ese uso de los asteriscos en los argumentos en contra de los semantistas es lo que posteriormente Gilles Fauconnier llamaría 'Star Wars', porque era la guerra de los asteriscos/estrellas.
Algunos ejemplos del contraataque de Chomsky y los Interpretativistas fueron, por poner un primer caso: que contra el colapso de las categorías gramaticales se presentaba el siguiente ejemplo: 'Juan es feliz, pero no lo parece', donde 'es feliz' se entendía como un sintagma nominal. Contra 'Juan es feliz y yo lo soy también', que en inglés se dice 'John is happy and I’m it too', en lo que no es posible de decir.
Contra la descomposicionalidad en la estructura profunda, como en la lectura de que 'matar' significa 'causar la muerte': 'Juan causó la muerte de Pedro el domingo al dispararle el sábado' es distinto que 'Juan mató a Pedro el domingo al dispararle el sábado'. Esta segunda oración es agramatical.
Contra el compromiso de unificar semántica, sintaxis y pragmática, por ejemplo, 'Abra la puerta' y '¿Puede abrir la puerta?', quedaba 'Le ordeno que abra la puerta', y 'Le ordeno puede abrir la puerta', que tendría un asterisco. Además, '¿Puede abrir la puerta?' puede significar tanto una pregunta como una orden.
A mediados de la década de los setenta, los semantistas generativos se habían desbandado: no es posible en términos formales una teoría sintáctico-semántico-pragmática unificada, pero dos cosas se derivaron de esto:
1. El efecto de que los Interpretativistas debieran quedarse hasta hoy confinados solamente en la sintaxis (teoría estándar extendida, X-barra, minimalismo), muchas veces incorporando nociones que habían desarrollado los Semantistas.
2. El nacimiento de una serie de nuevas escuelas gramaticales no formalistas, sino más funcionalistas, como la Lingüística Cognitiva o HPDG o Simpler Syntax o Van Valin & Lapolla o Dik.
Todas estas batallas se dieron en el intervalo entre 1967 y 1973. Era el intervalo en el cual se publicaron esas treinta tesis que nos compartió el muchacho que llegó a la vieja oficina del Centro de Estudios Cognitivos en ese viejo edificio que nunca fue la biblioteca de la Universidad de Chile.
Probablemente, si las hubiera leído y no guardado en el cajón, podría haber escrito este homenaje a los 60 años de Aspects y de Star Wars (*) con mucho más pelos y señales de lo que he narrado acá.