La gente puede celebrar. El 2024 no ha estado súper fuerte en el cine hasta el momento y, aunque cada año nos entrega decenas de películas de terror, la mayoría no se destaca. Así que estábamos a la espera de la que se convertiría en la definitiva y esta llegó hace unas semanas en la forma de Longlegs.
El público agradeció que trajera el satanismo de vuelta (al menos en la pantalla) y la película se convirtió en el estreno independiente más lucrativo del 2024. No solo eso, le dio una oportunidad a Nicolas Cage de reivindicarse sin dejar de ser el meme en el que se ha convertido los últimos años.
El inexplicable caso de Nicolas Cage
A pesar de haber tenido una carrera respetada en los 80 y 90, Nicolas Cage hoy se ha convertido en un acertijo.
Declaró tener problemas para administrar su dinero. Con 15 propiedades, dos castillos en Europa y una isla desierta en las Bahamas, gastaba dinero en excentricidades que no necesitaba. Como cabezas reducidas de pigmeos, una casa embrujada y un cráneo de dinosaurio (que resultó ser robado y que tuvo que devolver al gobierno mongol).
Quedándose en bancarrota y con una deuda enorme con el fisco, hizo lo que todos los mortales tenemos que hacer: trabajar. Empezó a grabar hasta cuatro películas por año, básicamente diciéndole que sí a todo y se lo vio en una serie de estrenos descartables y una seguidilla de nominaciones al Razzie a Peor Actor.
Nadie esperaba nada de él y muy poca gente seguía su inexplicable filmografía. Era normal que saliera una película de Nicolas Cage sin que el público se diera cuenta y en los últimos 5 años, por ejemplo, sumó 22 créditos, y eso que se supone que ya salió de su deuda.
Pero también le dio la libertad de experimentar y hacer lo que quisiera. Cage pasó por todos los géneros. Sí, hizo algo llamado Jiu Jitsu, pero también Color out of space, una adaptación de Lovecraft. Prestaba la voz para los Croods y luego hacía la secuela de Ghost Rider que nadie pidió. Y entremedio una bizarrada como Mandy encontraba un público de nicho.
Sus interpretaciones eran igual de irregulares que sus proyectos. Cage nunca fue conocido por su sutileza y videos con más de un millón de reproducciones aún se dedican a descifrar si es buen o mal actor:
Y, de vez en cuando, las cosas le salían bien. Quizás el pagar la deuda lo volvió menos desesperado o tal vez empezó a entender qué tipo de proyectos necesitaban sus particularidades. En El insoportable peso de un talento descomunal, se interpretaba a sí mismo de forma humorosa, en Pig obtuvo las mejores críticas de su última década haciendo un papel más comedido y Dream scenario le permitía seguir jugando con conceptos alocados pero apoyando nuevos talentos.
Y así, era inevitable en algún momento que llegara el hit. En Longlegs, que también produce, intenta capitalizar lo que ha estado construyendo los últimos años: ser un meme de sí mismo.
¿Ya pero y Longlegs?
Longlegs es una película de terror que no trata de asustarte. Eso se agradece, ya que los intentos ultra repetidos de hacer cortes rápidos y golpes de sonido inesperados se sienten como la forma más tramposa de afectarnos. A ver, Longlegs usa esos recursos también, pero opta por generar una atmósfera inquietante primero que nada. Y eso termina dando más miedo que cualquier cosa que podría aparecer en pantalla.
En esta historia seguimos a una joven del FBI que ha demostrado ciertas habilidades psíquicas y una conexión con lo paranormal. Lee Harker se llama y se ve con la tarea de descubrir el por qué de una serie de asesinatos con ciertos patrones comunes.
Al parecer, hay padres que están matando a toda su familia y luego suicidándose, pero pueden estar motivados por alguien más. Numerología, culto a satán, un personaje extraño que se hace llamar Longlegs.
Ahí aparece Nicolas Cage, cuyo exceso de maquillaje y apariencia había sido ocultado del material promocional de la película para causar más efecto. La película es sencilla, la trama es directa y nuestra detective avanza de pista en pista hasta acercarse a la verdad. La presencia de Cage tiene otro fin, que es el de darle esta cualidad ominosa al relato, una línea paralela que no terminamos de descifrar y que nos hace sentir el peligro y la conexión con lo paranormal.
Longlegs cree en otro tipo de terror, en el que acecha justo fuera de cuadro de sus planos fijos y herméticos. Cree en lo que no muestra, por suerte, y quizás ese fue el motivo de su éxito.
Es una historia básica de asesinatos but make it A24: con una iluminación expresiva, una dirección de arte noventera pero con estilo, encuadres simétricos y una estética cuidada. Es silenciosa y sugerente, privilegiando suspenso antes que terror. La protagonista nos sitúa donde tenemos que estar, atentos y expectantes de lo que va a pasar. Por ahí todo en la misma línea y todo bien.
Pero ahí en el medio, o en los márgenes, está Nicolas Cage, actuando en película propia, gritando donde nadie grita y escupiendo sus líneas de una forma que intimidaría a actores menos valientes. Pero Cage ya viene de vuelta y no le tiene miedo a nada y logra mezclarse en este universo, en virtud de no intentarlo en absoluto. Se destaca por su idiosincrasia, crea un monstruo memorable y ayuda a generar uno de los mayores éxitos del año mientras reivindica su variopinta, desigual y única trayectoria.