Hace unos días, el fallecimiento de Gena Rowlands tuvo a la mitad de Hollywood haciéndose esa pregunta y a la otra mitad respondiéndola con su nombre.
La actriz, inmortalizada especialmente por Una mujer bajo la influencia y su trabajo con John Cassavetes, murió a los 94 años. Y, aunque muchos medios la vincularon con The Notebook, son otras las películas que le han dado esa reputación legendaria.
Eso nos lleva a preguntarnos si es que alguien puede siquiera tener ese título y quién lo tendría ahora que llegó el momento de pasar la antorcha.
Una mujer bajo la influencia
Richard Brody, el crítico de cine del New Yorker dijo que Rowlands era “la actriz más creativa, original y transformativa de la historia del cine”. Y no era el único que pensaba así. Si buscan cualquier lista que ordene a los mejores actores de la pantalla grande, es seguro que su nombre aparecerá ahí. Y si buscan una lista de las mejores actuaciones, seguramente incluirán todas la misma película.
Pero antes hay que hablar de su relación con John Cassavetes.
Rowlands había trabajado en teatro y un poco en audiovisual cuando se casó con el también actor Cassavetes. Y juntos tenían planes mayores.
La primera película de él como director fue Shadows, hecha sin dinero, grabada en la calle y con un equipo compuesto de voluntarios. Rowlands tuvo un papel pequeño en ella, que sirvió como modelo del trabajo que seguirían haciendo durante décadas.
Cassavetes fue llamado “el primer cineasta independiente”, ya que en los 50s no había mucha gente que hiciera lo que él hizo. Básicamente salía y filmaba, aunque tardara meses o años, con cámaras en mano y bajos presupuestos. Le pedía dinero a amigos, familiares o radioescuchas, contrataba estudiantes y filmaba en su casa.
La idea era grabar. Y su forma de hacer las cosas creó un modelo de negocios nuevo, además de ser una inspiración para generaciones de cineastas venideros. Y Gena Rowlands lo acompañó en ese viaje.
Ella se beneficiaba de algo que no encontraba en el sistema de estudios de Hollywood: personajes femeninos complejos. Cassavetes es reconocido actualmente por ser uno de los mejores directores de actores de todos los tiempos.
Sus películas se acomodaban a ellos: iluminaba planos generales para que pudiesen moverse por el set con libertad, les permitía improvisar, balbucear y hablar como la gente lo hace en la realidad. Juntos, cambiaron el lenguaje de lo que se podía esperar ver en pantalla. E hicieron diez películas juntos.
Faces, Shadows, Opening Night, Gloria. Varias de ellas serán recordadas. Pero la que marcó el punto más alto –quizás para ambos– es Una mujer bajo la influencia.
En ella, Rowlands quería interpretar a una madre de familia con un trastorno, en un papel que se ajustaba a todas sus fortalezas: un personaje fuerte, con carácter, pero inestable mentalmente.
Les dijeron que nadie quería ver a una mujer de mediana edad haciendo de loca, por lo que la financiaron como ya sabían hacerlo: Rowlands se encargó de su pelo y maquillaje y grabaron con amigos en una casa cercana a su barrio.
La película, una experiencia claustrofóbica que nos muestra un tiempo acotado en la vida de un matrimonio, tenía el mismo realismo desinhibido que las películas anteriores de Cassavetes. Y le permitió a Rowlands dar una actuación que destruyó para siempre el estereotipo de lo que las mujeres podían ser o parecer en pantalla.
Simplemente hay que verla para entender su legado y cómo ha afectado a realizadores y actores desde entonces.
La película se puede ver en YouTube.
Una ola de elogios
Rowlands trabajó mucho en televisión y para directores como Woody Allen y Jim Jarmusch. Para las generaciones más jóvenes, seguramente es conocida como la versión mayor de Rachel McAdams en The Notebook, dirigida por su hijo Nick Cassavetes. En ella, su personaje sufría de demencia, la misma enfermedad que la aquejó durante los últimos años de su vida.
Pero es su trabajo con su ex esposo el que será recordado. Es probable que si buscas las películas que han marcado a tus actores favoritos, más de una vez te encuentres con Una mujer bajo la influencia.
Meryl Streep la ha mencionado como un estándar respecto a lo que se puede lograr en cuanto a complejidad y profundidad. Cate Blanchett la ha llamado una inspiración por su valentía, Al Pacino la considera una de las interpretaciones más extraordinarias que ha visto e Isabelle Huppert la ha citado como una de las más inspiradoras.
Incluso Ellen Burstyn, que ganó su Óscar contra Rowlands cuando estuvo nominada por este papel, la ha llamado una de las actuaciones cruciales de la historia del cine. “Aunque estoy feliz de haber ganado”.
Y no son solo los actores.
Pedro Almodóvar le dedicó su icónica Todo sobre mi madre.
Paul Thomas Anderson también la ha llamado uno de los mayores logros en la historia del cine y Spike Lee admitió que impactó su forma de entender la narración desde los personajes. La usa a menudo cuando enseña actuación y dirección en charlas magistrales.
Y, desde que murió el 14 de agosto, varios nombres siguen alabándola.
Martin Scorsese llamó sus colaboraciones con Cassavetes “un peak en la historia del cine” y agregó “en la pantalla no había nadie más como ella. Se suele hacer esa observación cuando la gente fallece, pero en el caso de Gena era verdad”.
Viola Davis y Jamie Lee Curtis mostraron sus respetos en Instagram, y Jim Jarmusch, quien la dirigió en Night on Earth, la llamó “la mejor de la historia”..
Winona Ryder, que trabajó con ella en los 90, subió una foto con su nombre grabado en la blusa. muy en su estilo.
¿Quién es la mejor actriz?
El pararse a reconocer los logros de Gena Rowlands ha hecho que pensemos en esta pregunta. La actuación es difícil de medir o evaluar. Tiene efectos subjetivos en la gente y hay interpretaciones que afectarán a algunas personas más que a otras.
También, cada actuación que vemos es única. Incluso en el teatro, que permite a diferentes actores abordar el mismo papel, las producciones cambian, la dirección es distinta y los objetivos buscados son otros.
Comparar actores es difícil. Pero es un arte que se estudia y se perfecciona, que se somete a análisis crítico y sobre el cual se han generado ciertos consensos.
Si pensamos en el audiovisual norteamericano, el medio de Rowlands, hay quienes han pasado a la historia. Su ídola Bette Davis es una de ellas. Ingrid Bergman y Audrey Hepburn la acompañan en la lista del American Film Institute de las mejores actrices de todos los tiempos, que encabeza Katharine Hepburn.
Esta última es también la actriz con más Óscars de la historia: 4. Si nos medimos por esto, debemos hacerle espacio a la que es ampliamente considerada como la mejor actriz viva: Meryl Streep. Con 3 Óscars y 21 nominaciones, todos la conocen y su trabajo continuo en papeles muy distintos a lo largo de seis décadas la respalda.
¿Y más jóvenes? Viola Davis, Cate Blanchett, Nicole Kidman y Kate Winslet son ampliamente citadas como los mayores talentos de su generación, con un legado que aún está creciendo.
Pero eso es solo en el mundo del cine estadounidense.
Isabelle Huppert, como Rowlands, también es mencionada frecuentemente por sus pares a la hora de enaltecer intérpretes (y su actuación en La pianista es un hito similar al de Rowlands en su papel más icónico). Ha ganado la mayor distinción en los tres festivales de cine más importantes, Venecia, Cannes y Berlín.
Lo mismo ha hecho Juliette Binoche, que además tiene un Goya y un Óscar.
Son todas talentosas, pero recordemos que el poder demostrar ese nivel de talento tiene que ver principalmente con tener la oportunidad para hacerlo. Los libros de historia suelen favorecer a las estadounidenses, que tienen el dominio del medio, o europeas. Especialmente si son blancas y hermosas.
Viola Davis ha hablado varias veces sobre esto, lo diferente que es su trato y su paga respecto a actrices que han logrado lo mismo que ella.
La conclusión es que medirlas es, además de imposible, probablemente irrelevante. Sus contribuciones son diferentes y dependen tanto del medio en que se desenvuelven, como de su contexto y de las películas u obras que les permitan desplegarse.
El fallecimiento de Gena Rowlands exaltó a la gente y nos recordó un talento descomunal. Pero independiente de los premios, las listas y lo que los críticos puedan decir, una buena actuación, así como una buena película, es un mérito en sí misma.
Y así lo pueden testificar todos quienes revisiten el trabajo de Rowlands de aquí en adelante.