Cuando eres joven y estás construyendo tu patrimonio lo más recomendable es invertir en acciones de alto crecimiento, como las small caps (empresas aún ‘pequeñas’ en cuanto a capitalización total) o enfocadas en tecnología.
Estas compañías suelen reinvertir todas o gran parte de sus utilidades para seguir explorando y desarrollando nuevos productos y servicios que ofrecer a sus clientes, y por ende, seguir creciendo.
Pero es normal que llegue un punto en el que una persona prefiera buscar alternativas que, en lugar de ofrecer una promesa de crecimiento superior al promedio del mercado, otorguen un flujo de esas utilidades para obtener réditos directos de ese capital.
Esos réditos, en el caso de las inversiones bursátiles, son los dividendos que pagan las acciones.
¿Qué son los dividendos, cómo funcionan y cómo se comparan con otras inversiones (como inmobiliarias)?
Los dividendos son los flujos que las empresas reparten a los accionistas, usualmente derivados de ganancias obtenidas por la operación de sus respectivos negocios.
Estos dividendos pueden representar todas o parte de las ganancias que haya generado la compañía. Normalmente lo segundo, ya que prácticamente todas las compañías usan al menos una parte de sus ganancias para reinvertirlas en el negocio y mantenerse competitivas.
En simple: cuando las empresas deciden el monto que darán de dividendos, reparten este monto en partes proporcionales entre el número de acciones en circulación, y cada accionista recibe en “efectivo” un monto correspondiente al número de acciones que tenga.
Un ejemplo sencillo: si la empresa ABC tiene 10,000 acciones en circulación y reparte $100,000 en dividendos, cada acción recibirá $100,000/10,000 = $10 de dividendo. Si tienes 5 acciones de ABC, recibirás $50.
En esencia, los dividendos que te brindan una canasta de acciones son similares a las ‘rentas’ que da una propiedad inmobiliaria. Y en ambos casos el capital (tu portafolio de acciones o la propiedad) se mantiene intacto. O en teoría intacto, porque a la larga ambos bienes, tanto los instrumentos bursátiles como las propiedades, tienden a apreciarse.
A mediano y largo plazo, tener tanto un buen portafolio de acciones como propiedades te ayuda a diversificar y proteger tu patrimonio.
¿Cómo crear un portafolio de acciones sólidas que pagan dividendos?
Una opción sería analizar las empresas que históricamente hayan repartido dividendos altos a sus accionistas de forma constante.
Pero honestamente, eso te puede consumir mucho tiempo, porque es un trabajo que realmente nunca acaba: siempre hay compañías que empiezan o dejan de repartir dividendos y que, si tu objetivo es recibir un buen flujo de dinero periódicamente, tendrías que estar sacando o metiendo a tu portafolio.
La alternativa que recomiendo es usar ETFs, que son ‘paquetes’ de acciones administrados por gestores de activos expertos y de renombre internacional (como Vanguard o Blackrock), y que replican el rendimiento de índices o mercados específicos con costos muy bajos.
Para el caso de ETFs enfocados en compañías que otorgan dividendos altos, existen opciones como el Vanguard High Dividend Yield ETF (VYM) o el iShares Core High Dividend ETF (HDV), que justamente se enfocan en seleccionar y mantener a compañías que reparten dividendos elevados con respecto al precio de sus acciones.
La ventaja de invertir en estas compañías a través de un ETF es que en lugar de tener que comprar decenas o cientos de acciones diferentes, simplemente compras la acción del ETF (que puedes buscar con los tickers, VYM o HDV, mencionadas anteriormente) y ya estás invirtiendo en todas.
Estos fueron dos ejemplos, pero hay decenas de ETFs disponibles enfocados en dividendos.
Al escoger un ETF de este tipo, lo que más recomiendo es que te fijes en que sus costos (expense ratio) sean bajos, idealmente menores a 0.25% al año. Para comparar, VYM cobra un 0.06% y HDV un 0.08% al año, que serían 6 a 8 pesos por cada $10,000 invertidos. Muy poquito.
El monto que necesitas juntar en tu portafolio para poder ‘vivir’ de tus dividendos
Si tu tirada a mediano o largo plazo es que tu portafolio de inversión te dé un flujo de dividendos con el que puedas complementar tus ingresos, puedes calcular el monto necesario tomando como referencia la tasa de dividendos (dividend yield ratio) que ofrecen los instrumentos en lo que invertiste.
Esta tasa suele estar publicada en la página oficial de cada administradora para todos los ETFs.
En el caso específico de los ETFs enfocados en altos dividendos, como VYM o HDV, esta tasa suele rondar el 3.5%. Lo cual quiere decir que uno puede esperar que estos instrumentos repartan el equivalente a 3.5% de su valor de mercado en dividendos durante el año.
Haciendo una regla de tres: si quisieras recibir $6,000 USD al mes ($500 USD al mes), en promedio deberías tener invertidos $6,000 / 0.035 = $171,429 USD en tu portafolio.
*Una tabla de ¿cuánto necesitarías tener invertido? dependiendo de combinaciones de flujo esperado y dividend yield ratio*
Algo importante es que estos dividendos no son la única ganancia procedente de tu portafolio, ya que las acciones también suelen apreciarse en valor y por lo tanto tu capital subiría con el tiempo, ofreciendo un flujo cada vez más elevado suponiendo que la tasa de dividendo se mantiene constante.
Históricamente, y considerando ambas fuentes de rendimiento, estos ETFs ofrecen rendimientos entre 9% y 10% al año, en dólares. Además de tradicionalmente ser bastante menos volátiles que otros instrumentos bursátiles no enfocados en repartir dividendos (como las ya mencionadas acciones de alto crecimiento).
Así que sin duda son una opción interesante si lo que buscas es una inversión moderada con un flujo más estable de ingresos.
Fintual, el mejor lugar para comenzar con tu portafolio de acciones dividenderas desde México
Una de las ventajas que ofrece Fintual es que te permite abrir una cuenta de inversión en Estados Unidos desde la cual puedes comprar miles de acciones y ETFs de la bolsa norteamericana.
Entre ellas, obviamente, los ETFs de altos dividendos, incluyendo los que te mencioné en este post.
Otra ventaja es que el costo por transacción, mantenimiento y administración de cuenta es de $0. Lo que vuelve más rentable tu inversión a largo plazo.
Además, puedes retirar los rendimientos obtenidos a tu cuenta de banco de forma rápida y sencilla, recibiéndolos en 1 día hábil.