Durante la primera mitad del mes de julio se disputó uno de los 4 Grand Slams (los torneos más grandes en el tenis) del año, para muchos el más importante, tradicional y significativo, Wimbledon. Es tanto así, que el año 2022 el certamen no entregó puntos e igual reunió a los principales tenistas del mundo, que anhelaban el trofeo a como diera lugar.
En lo que iba del año, el serbio Novak Djokovic, para muchos el GOAT (Greatest Of All Times, mejor de todos los tiempos en inglés) había ganado los 2 Grand Slams anteriores, en Melbourne y en París, y llegaba a Wimbledon, en Londres, torneo que había ganado 7 veces, buscando igualar dos marcas extraordinarias: los 8 torneos ganados ahí por Roger Federer, y los 24 Grand Slams en singles (jugando individualmente) ganados por Margaret Court, la tenista con mayor número de Grand Slams en la historia.
Djokovic hizo parecer fácil su llegada a la final, llegó habiendo perdido solo 2 sets, dejando fuera a algunos de los mejores del mundo, y mostrando un excelente tenis, a la altura de su trayectoria, escondiendo sus ya 36 años y el desgaste físico que un torneo así puede generar.
Los Big Four del tenis
Por el otro lado del cuadro, llegaba a la final Carlos Alcaraz, número 1 del mundo, llamado a ser el sucesor de Rafael Nadal (por ser español), y en general de esta generación del Big Four (los cuatro grandes que hacen referencia a Federer, Nadal, Djokovic y Murray), que dominaron el tenis masculino por los últimos 20 años. El dominio que tuvieron estos 4 (hay quienes hablan solo de 3, excluyendo a Murray, el menos exitoso de ellos) es tan grande, que la última vez que un jugador distinto a este grupo ganó Wimbledon, Carlitos no había nacido. Fue Lleyton Hewitt el año 2002.
En este partido se disputaba mucho: los récords de Djokovic, ser el jugador más viejo en ganar Wimbledon, el puesto de #1 del mundo (si el serbio ganaba, le iba a quitar el puesto a Alcaraz), una ratificación del español, que ya había ganado un Grand Slam en cancha dura, y para quien la arcilla parece ser su superficie predilecta.
El récord contra Djokovic estaba igualado, un triunfo por lado. El último encuentro entre ambos, había sido justamente en el Grand Slam anterior, Roland Garros, donde Alcaraz llegaba como favorito, siendo el #1 del mundo, con un gran torneo ya en el bolsillo (el US Open del 2022) y jugando en la superficie donde se sentía más cómodo, la arcilla. En ese partido válido por las semifinales del torneo, la presión fue más que Carlos y la experiencia de Novak primó en la cancha. Luego el serbio se quedaría con el torneo.
En el pasto de Londres, el partido comenzó muy cargado a favor de Djokovic. 6-1 se llevó el primer set, y en el segundo tuvo un punto de set, que lo habría dejado 2-0 arriba (se necesitan 3 sets para ganar el partido). Pero Alcaraz lo dio vuelta, se llevó el segundo parcial y luego arrasó en el tercero. En el cuarto Djokovic se levantó e igualó las cosas, haciendo parecer que la poca experiencia de su rival le iba a pesar en una instancia así, una vez más.
Siempre he pensado que el tenis es un deporte principalmente de cabeza, donde obviamente la destreza física, la habilidad y el talento son factores importantísimos, pero creo que lo que diferencia a un tenista de elite, de uno que no lo logró, es principalmente su capacidad de levantarse ante la adversidad, de dejar atrás un mal set o un mal partido, y meterse nuevamente a dar lo mejor de sí.
No es que Alcaraz no lo tuviera, es que simplemente en ese momento, parecía ser que el fantasma de Roland Garros, y las 35 finales de Grand Slams de Djokovic iban a ganarle al entusiasmo de este joven de 20 años, que seguro tiene mucho futuro, pero que al lado de uno de los mejores de todos los tiempos, carece de experiencia.
Pero no fue así. Alcaraz mostró una entereza, un temple, una concentración, digna de cualquiera del Big Four, quebró temprano en el set, y mantuvo su servicio para quedarse con él y con el partido, alcanzando así su segundo Grand Slam a poco más de 5 años de su debut.
El cierre del partido fue muy emotivo, Djokovic reconoció el tremendo talento del español, lo llenó de alabanzas, y Carlitos por su parte, sin poder creer todavía lo que estaba viviendo, comentó su admiración por el serbio y cómo había crecido viéndolo jugar.
Para muchos es seguro que a Djokovic le queda tiempo y Grand Slams por ganar, pero la duda es qué tanto más le queda, y si Alcaraz, junto a otros jugadores, lograrán tomar esta posta que el Big Four empieza a pasar, y alcanzar ese nivel de dominio en el circuito en los próximos años. Al menos este año, pareciera, que los jóvenes se están tomando la escena.