I. Un manga poco conocido
Hayao Miyazaki estaba en uno de los momentos más bajos de su carrera cuando Toshio Suzuki, que era el nuevo editor de la revista Animage, se le acercó y le propuso que comenzara a dibujar un manga.
Después de años de trabajar como animador para Isao Takahata, Miyazaki había debutado como director con la serie Conan, el niño del futuro. En 1979 se estrenaría su primera película, Lupin III: El castillo de Cagliostro, y aunque no fue un fracaso, tampoco tuvo el éxito esperado en los cines.
Luego vinieron una serie de proyectos que no terminaban de resultar: intentó adaptar el cómic Rowlf, de Richard Corben, y también la novela Un mago de Terramar, de Ursula K. Le Guin, pero no pudo conseguir los derechos; trabajó con Takahata durante algún tiempo en la accidentada producción de la película Little Nemo: Adventures in Slumberland; dirigió seis capítulos de la serie Sherlock Hound hasta que la producción se detuvo.
Parecía que su carrera como director estaba marcada por la mala suerte.
Así que la oferta de un manga era también la promesa de poder trabajar de manera más libre y sin la necesidad de muchos recursos. Y Miyazaki lo apostó todo en Nausicaä del valle del viento.
En él encontramos elementos de sus proyectos cancelados, sus lecturas, sus obsesiones, sus dudas, sus esperanzas. Podemos ver influencias de la primera trilogía de Terramar, Dune, Rowlf, los cómics de Moebius, la ecología, la guerra fría y el peligro nuclear, así como el desastre de Minamata.
Fue su primera gran historia original, ya que hasta ese momento sólo había trabajado en adaptaciones, y su publicación se extendería durante 12 años, de 1982 a 1994.
La adaptación animada del manga, que se estrenó en 1984, tuvo tanto éxito que permitió que Miyazaki, Isao Takahata y Toshio Suzuki fundaran su propio estudio de animación, Studio Ghibli, y en los años sucesivos Miyazaki se consagraría como uno de los directores más importantes de Japón.
Fue gracias a Nausicaä que nació Ghibli, y sin su éxito no existirían ni Mi vecino Totoro, ni La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro. Sin embargo, el manga sigue siendo poco conocido, lo cual es una lástima, porque es indudablemente su obra más compleja, y la mejor, según algunos (entre ellos Hideaki Anno, el director de Evangelion).
Este año esta historia podría cambiar, ya que Planeta Cómic ha comenzado finalmente a reeditar el manga. El primer tomo apareció en abril y actualmente van en el segundo. Además, a partir de agosto se reestrenarán una serie de películas de Studio Ghibli en los cines de Chile, partiendo el jueves 7 con El viaje de Chihiro.

La edición en español de Nausicaä del valle del viento está compuesta de 6 tomos de aproximadamente 200 páginas cada uno. Los hechos de la película abarcan más o menos el tomo 1, y a partir de ahí es como si hubiera cinco secuelas.
Aquí nos encontramos con otro Miyazaki, más oscuro y violento, que intenta buscar desesperadamente una posibilidad, una alternativa, en medio de un mundo terrible.
Esa posibilidad es, precisamente, lo que encarna Nausicaä.
II. Quién es Nausicaä
Nausicaä es muchas personas al mismo tiempo: una princesa del valle del viento, una guerrera, una piloto, una amiga de los insectos y una exploradora del Fukai.
Miyazaki se basó en dos mujeres ficticias para su creación: la princesa Nausicaä y la protagonista de La dama que amaba a los insectos, un cuento de fines de la era Heian. Ambas comparten formas de vida y deseos que no encajan en las normas de las sociedades en las que viven, además de relaciones íntimas con los seres vivos y la naturaleza.
La Nausicaä de Miyazaki es una mujer joven que rechaza las divisiones entre cultura y naturaleza, entre humanos y no humanos, y que se involucra intensamente con el Fukai: es, de hecho, una investigadora de este bosque de hongos tóxicos donde habitan los insectos y los Ohms, al que los humanos han denominado “zona contaminada” y “mar de la corrupción”.
Porque Nausicaä del valle del viento es también la historia de una científica del futuro que estudia los mundos y seres no humanos, sus perspectivas, y las relaciones que pueden existir entre formas de vida diferentes.
III. Nausicaä como investigadora
Para Nausicaä pensar no es una actividad solitaria, sino algo que sólo puede ocurrir en el encuentro, el aprendizaje y la relación con otros.
Lo primero que vemos de ella es cómo interactúa con otros seres: sigue el rastro de un Ohm; encuentra su muda de caparazón, desprende un ojo, se pregunta cómo será ver el mundo con 14 ojos; cuando el Ohm está persiguiendo a Yuppa, Nausicaä lo calma con su silbato que vibra como los insectos; después recibe a Teto, acepta su miedo, deja que muerda su dedo, lo hace entrar en confianza; y finalmente saluda afectuosamente a Kuy y Kay, las aves monturas de Yuppa.


Nausicaä se relaciona con estos seres no humanos entendiéndolos como sujetos con agencia, voluntad, pensamiento y sensibilidad. Por lo mismo, no comprende la investigación como la extracción de conocimientos de un otro objetualizado, sino como una creación de tejidos que reúnen diversas formas de saber y hacer.
Una dimensión de la práctica de Nausicaä que me gustaría destacar es su laboratorio. Lo vemos muy brevemente. Apenas unas escenas, tanto en el manga como en la película. Por lo poco que alcanzamos a ver es un laboratorio complejo, cuidado y hermoso. Sí, hermoso, porque en su forma de investigar la belleza importa, porque es una materialización del cuidado y la atención que pone Nausicaä en sus relaciones y en su entorno.
El laboratorio de Nausicaä es un jardín en el que las plantas fúngicas pueden crecer y vivir: un lugar donde puede reunirse a pensar con los seres del Fukai. Porque en su modo de investigar importa el consentimiento de los otros, su bienestar, su buen vivir. La frondosidad de las plantas es un signo de estas bellas relaciones.



Hasta ese momento, Nausicaä se ha dedicado a investigar las diferencias que existen entre las plantas fúngicas cuando crecen en la tierra contaminada por la radiación y cuando lo hacen en suelos sanos. Y ha descubierto que la toxicidad no es propia de las plantas, sino que es parte de un ciclo complejo de filtrado y limpieza de la contaminación que está llevando a cabo el Fukai.
Sin embargo, Nausicaä no podrá concluir sus estudios en el valle del viento y en su laboratorio. Su vida, como la de todos sus contemporáneos, se verá interrumpida por la guerra entre Durku y Tormekia.
IV. Una investigadora política
Una de las mayores diferencias entre el manga y la película es la guerra entre el imperio de Tormekia y la confederación Durku.
Como única hija superviviente del rey Giru del valle del viento, Nausicaä se ve obligada a cumplir la alianza pactada con Tormekia y apoyarles en la guerra como líder de las escasas tropas del valle.
El día antes de partir al frente de batalla, Nausicaä quema su laboratorio, le cuenta a Yuppa de sus investigaciones, y llora. Mientras aborda el gunship, Yuppa se da cuenta de que sus descubrimientos son cruciales para el futuro del mundo.
No obstante, la guerra no corta del todo su investigación, sino que más bien la lleva a cambiar su campo a la política.
En el mundo del manga, como en el nuestro, la guerra encarna una manera de entender la política que se basa en la distinción entre amigos y enemigos. Estas políticas de la enemistad, como se da cuenta Nausicaä, buscan en última instancia la erradicación de todo lo que sea diferente. Por eso intenta con urgencia otra política, un trabajo de lo común, que se nutra de los encuentros, las alianzas inesperadas, la ayuda y los cuidados mutuos. No amigos y enemigos, sino comunes. Una política que no está en la distinción, sino, al contrario, en el hacer junto con otros, en una práctica y una imaginación colectivas.
Si bien Nausicaä opone resistencia activa a las injusticias y violencias, no trata a los otros como enemigos que deba erradicar. Todo encuentro es también la posibilidad de que el otro cambie, de que se abra a colaborar.
Hay una escena que se repite varias veces a lo largo del manga: alguien que era enemigo de Nausicaä se encuentra de pronto corriendo para ayudarla, y se da cuenta de su cambio. Nausicaä no convence, sino que contagia: no se detiene a explicar sus ideas, sino que actúa, ayuda, protege, cuida, e implica a otros en esto. Así es cómo poco a poco va contagiando reciprocidad entre los seres que viven en un mundo que parece condenado a la guerra y el conflicto.
V. Sostener con el cuerpo
En la película se nos revela que Nausicaä es una figura redentora anunciada en la antigüedad. En una entrevista, Miyazaki dice haberse arrepentido de este rasgo mesiánico que aparece en la adaptación animada. Y es que en el manga las cosas son un poco diferentes. Como dice un personaje, la figura vestida de azul no viene a salvar a nadie, sólo a mostrar un camino, una forma de hacer.
Nausicaä no es una mesías: no salva. Tampoco es una heroína: no triunfa. Lo que hace es mostrar, encarnar la posibilidad de relacionarse entre seres diferentes. Sabe que los seres suelen tenerle miedo a lo diferente, y por lo mismo su práctica implica poner su cuerpo para sostener ese miedo y contenerlo. Como con Teto, a quien le ofrece su dedo. Nausicaä sabe que la cooperación es un camino que sólo puede empezar si los cuerpos se encuentran.
Aunque muchas veces se exige más allá de sus límites y pareciera querer hacerlo todo sola, Nausicaä también investiga algo muy importante: cómo aprender a dejar que otros nos ayuden. Porque la mutualidad es también dependencia: depender del cuidado y el sostén de otros.
Quizá la escena más importante del manga es una donde Nausicaä explica sus vestimentas y su contexto. Dice: “Ya ves, soy una chica del valle del viento, vestida con un traje de Durku, teñido con la sangre de un Ohm y embarcada en una nave de Tormekia”. Y también: “Ya sé que suena raro, pero me siento muy querida y protegida por muchos seres”.
Sus ropas son una expresión y materialización de la posibilidad de la convivencia. Y muestran también que Nausicaä ha trasladado el laboratorio a su propio cuerpo: ella misma, en sus actos y su apariencia, es un ejemplo de cooperación.
Nausicaä pone su cuerpo porque exponer su vulnerabilidad en un mundo de crueldad es una expresión de la necesidad de cuidarnos y sostenernos mutuamente. El camino que muestra no es una solución sino algo mucho más humilde: el gesto de ofrecer un dedo, un hombro, el cuerpo, la escucha, el tiempo, la vida, para sostener el miedo, el odio, el dolor o la confusión. Ofrecer una hospitalidad como la de un animal que calma a otro arrimándole la respiración más tranquila de su cuerpo. Estos gestos son los suelos en los que pueden brotar las semillas de nuevos mundos.