Estos días ha sido difícil mantenerse al tanto de todas las noticias sobre aranceles. Que si suben, que si pausa, que si mejor no, que si siempre sí.
Todo se está moviendo más rápido de lo que podemos escribir, pero una cosa pareciera cierta: al menos en un futuro cercano, los aranceles seguirán siendo una política utilizada por el gobierno de Estados Unidos.
El martes volvieron con todo los titulares sobre aranceles. Más o menos al medio día, en las pantallas de Bloomberg se leía esta alerta:
*TRUMP SAYS IMPOSING 50% TARIFF ON COPPER

El titular es un poco escandaloso. En realidad Trump lo que dijo fue “Creo que el arancel del cobre lo vamos a fijar en 50%." Es decir, por ahora es solo una idea. En todo caso, en la bolsa de Nueva York el precio de los contratos futuros del metal subieron cerca de 17%.
En este post vamos a explicar por qué para Chile, el mayor exportador del mundo, este arancel no debiese ser un motivo de mayor preocupación.
Primero, lo primero: ¿Qué es un arancel?
Los aranceles son impuestos aplicados a la importación de bienes y servicios. Su característica es que elevan el precio del bien en cuestión dentro del país por sobre el precio al que dicho bien es intercambiado en el mercado mundial. Es decir, los aranceles hacen que el bien importado sea más caro dentro que fuera del país.
Aunque estos impuestos son una fuente de ingresos para el Estado, en la mayoría de los casos los aranceles como política comercial se usan para proteger sectores nacionales de la competencia de las importaciones. Para entender cómo es útil definir dos conceptos: la demanda de importaciones y la oferta de exportaciones.
Desde el punto de vista de Estados Unidos, la demanda de importaciones es el exceso de lo que los consumidores estadounidenses demandan sobre lo que los productores del país ofrecen. La oferta de exportaciones es el exceso de lo que los productores extranjeros ofrecen sobre lo que los consumidores extranjeros demandan.
Tomemos cualquier bien. Trigo, por ejemplo. En ausencia de aranceles, el precio del trigo dentro de Estados Unidos es igual al precio del trigo fuera de ese país (en realidad los costos de transporte pueden hacer que haya diferencias, pero por simplicidad los vamos a omitir). Sin embargo, con aranceles los comerciantes no transportarán trigo de afuera hacia Estados Unidos a menos que el precio en Estados Unidos exceda el precio internacional en al menos el valor del arancel.
Pero imagina ahora que no se envía trigo desde afuera hacia Estados Unidos. Habría un exceso de demanda de trigo en Estados Unidos porque la producción nacional no alcanzaría, y un exceso de oferta de trigo en el resto del mundo, que no querría consumir lo que antes consumía EE.UU. al mismo precio que antes.
Para equilibrar todo esto, los precios del trigo suben dentro de Estados Unidos y bajan afuera.
En paralelo, como el precio que reciben los productores nacionales de trigo aumenta, también aumenta su producción y con esto disminuye la demanda de importaciones. Este es el efecto en el que se enfoca Trump: proteger a los productores nacionales frente a los bajos precios resultantes de la competencia de las importaciones y así aumentar lo que se produce dentro de Estados Unidos.
Ahora, cuando el país que impone aranceles es grande relativo al comercio mundial, los precios cambian tanto dentro del país como en los mercados mundiales.
Un arancel impuesto por un país grande relativo al comercio global incrementa el precio de ese bien en el país importador y lo reduce en el país exportador.
Debido a estos cambios de precios, los consumidores pierden en el país importador y ganan en el país exportador. Los productores ganan en el país importador y pierden en el país exportador.
El arancel de EE.UU. y el precio global del cobre
El poder influir en los precios internacionales depende de la proporción que representa el país relativo al comercio global. Si un país que importa muy poco de cierto bien impone aranceles, el único efecto perceptible es el aumento en el precio doméstico. Además, indirectamente también los bienes producidos domésticamente podrían subir ya que algunos insumos de producción estarán sujetos a este impuesto.
Estados Unidos es bueno para consumir en general, sí, pero no consume mucho de todos los bienes. En el caso del mineral de cobre, Estados Unidos solo importa un 0.04% del total de las importaciones mundiales. Son los países asiáticos, especialmente China, los que más podrían influir en su precio mundial.

Los aranceles como política son bien cuestionables, pero hay veces que hacen menos sentido que otras, como el caso del mineral de cobre.
Si el arancel incluye otros productos más procesados como el cobre refinado, ahí Estados Unidos es un jugador más importante. Es el principal destino de las exportaciones de cobre refinado de Chile, así que para nuestro país podría ser un dolor de cabeza tener que adaptarse: redirigir las exportaciones a otros países o quizás adaptar el nivel de procesamiento de las exportaciones.

Como vimos arriba, redirigir las exportaciones a otros países podría reducir el precio global, lo cual en última instancia no sería buena noticia para Chile. Pero sigue siendo cierto que el principal afectado por esta política es Estados Unidos: un arancel al cobre no cumpliría con el propósito de aumentar la producción local, porque, a diferencia del trigo que usé de ejemplo, expandir la capacidad productiva de cobre es algo que requiere muchos años. El principal resultado de esta política sería un aumento en el precio doméstico que incremente los costos de producción por medio de mayores precios de los insumos. Así que es esperable que, de implementarse, estos aranceles no duren mucho tiempo.
¿Ok, pero entonces por qué subió el precio?
La reacción inicial al titular fue un aumento brusco en el precio del cobre.

Esto puede ser porque el mercado espera que haya mucha compra del metal para acumular inventario antes de que empiece a regir el arancel. Sin embargo, debiese ser temporal. Para Chile, el mayor exportador del mundo, este arancel no debiese ser un motivo de mayor preocupación.