Ford anunció el cierre de sus últimas tres fábricas en Brasil como parte de un importante proceso de desindustrialización que está viviendo el país.
Todo comenzó en 1919, cuando Ford tomó la decisión estratégica de abrir una sede en Brasil y crear Fordlandia, su ciudad operária idealista/capitalista en el corazón de la Amazonia que cerró en 1945. La empresa estadounidense en esos años era pionera en la producción en masa de automóviles y fue la primera en instalar una línea de montaje en el país, donde manufacturaba 3 autos por día.
Pero el gran interés de Ford en esa época era otro. Aquí les cuento un poco del contexto en puro portuñol, directo de Brasil.
Fordlandia, la ciudad abandonada
Ford fue el precursor del sistema de producción industrial conocido como el Fordismo, en que su objetivo era sistematizar la producción de automóviles para fabricar de manera más rápida y barata.
En los años 20, Ford controlaba todas las materias primas para la producción de los autos, excepto el caucho, que era un monopolio controlado por los británicos. Este material era esencial para la fabricación de neumáticos y mantener el control de la producción era necesario. El caucho viene del látex, una sustancia lechosa que es extraída del árbol de caucho, originaria de la Amazonia.
Fue esa ambición lo que lo llevó a crear Fordlandia, una ciudad operária en su nombre en medio de la floresta amazónica. Pero además de la fábrica de caucho, Ford también construyó para sus gerentes y técnicos una Villa Americana, donde planeaba imponer sus ideales americanos.
La villa no funcionó. Quedaba 18 horas en barco de la ciudad más cercana. Pero el gran problema fue otro: la empresa intentó imponer los hábitos culturales y sociales estadounidenses a la ciudad y específicamente a sus trabajadores brasileños. Controlaban todos los aspectos de su vida: desde lo privado hasta su salud.
Por ejemplo, obligaban a todos los empleados a comer en su refectorio (que servía melocotón enlatado importado de Michigan para el desayuno) para evitar que fueran al bar o que no comieran comida sana. También los obligaban a usar una placa de metal con el número de identificación a cada empleado, como también con los bosquimanos que ocupaban durante los días de floresta.
Si alguno de ellos perdía su identificación o una comida, eso era deducido de su sueldo. También tenían horas estrictas de trabajo, poco importaba si hacía 40 grados o si llovía demasiado fuerte. Las casas de los operários eran inspeccionadas regularmente para evaluar si seguían los protocolos de higiene y también les daban medicamentos sin preguntarles si los necesitaban.
Por suerte, el éxito de Ford en Brasil fue mejor que el de Fordlandia. La ciudad operária duró hasta 1945, cuando los estadounidenses volvieron a su tierra natal. La falta de éxito fue atribuida al bajo conocimiento de la agricultura local, las enfermedades tropicales y el contraste cultural, en una tentativa de imposición de los "valores americanos" como forma camuflada de imperialismo.
La historia de Fordlandia puede recordarte a lo que pasó en Humberstone o Sewell. No es que los conozca, pero aprendí que, como Fordlandia, son ahora ciudades fantasma.
A pesar de que Fordlandia no tuvo el éxito esperado, la empresa Ford igual siguió funcionando en Brasil y le fue bien por mucho tiempo. Entre los años 2003 al 2014 la subsidiaria brasileña obtuvo ganancias más grandes que la matriz y en 2020 tenía más de 300 concesionarias.
El cierre de las fábricas
Más de cien años después de llegar al país, la historia de la empresa tuvo un reciente cambio de dirección. En enero de 2021, Ford anunció el cierre de sus últimas tres fábricas en el país como parte de una reestructuración global para mejorar su performance financiera. Los automóviles de la compañía seguirán siendo vendidos en Brasil, pero importados por sus hermanos de Uruguay y Argentina.
Los principales motivos anunciados por la empresa fueron: "continuidade do ambiente econômico desfavorável " y "pressão adicional causada pela pandemia".
En los años 60, Ford tenía 44% de participación del mercado (o market share). Ahora en Brasil uno puede elegir entre 31 fabricantes de automóviles distintos. En 2020, Ford logró el quinto lugar en ventas con una participación de 7% (mientras que en 2014 tenía 11,5%). Las ventas de la empresa en 2020 cayeron 39,2% comparado con el año anterior, mientras el promedio de ventas de la industria cayó "apenas" un 26%.
Para la economía brasileña esto no es una buena novedad. El país ya tiene un desempleo de casi 15%, sin considerar alrededor de 6 millones de brasileños que dejaron de buscar empleo (7,5% de la población económicamente activa). Con el cierre de las fábricas, 5 mil empleos directos serán eliminados, pero aún puede llegar a 50 mil empleos, si consideramos los indirectos.
Desindustrialización
Hace años, Brasil está pasando por un proceso de desindustrialización. Cada día cierran un promedio de 17 fábricas en Brasil en los últimos 5 años. Solo en 2020 5,5 mil fábricas cerraron y entre 2015 y 2020, fueron más de 36,6 mil. Por supuesto, eso también incluye a las multinacionales: desde 2018, 15 empresas internacionales de diversos sectores salieron del país.
El cierre de las fábricas de Ford es más un hito en el proceso de desindustrialización de Brasil, terminando un capítulo que duró cien años de historia y que dejó sus marcas (incluyendo Fordlandia, que sigue siendo una ciudad fantasma en el corazón de la floresta amazónica).
Si quieres conocer más sobre Fordlandia, puedes ver el documental Beyond Fordlandia o leer el libro Fordlandia: The Rise and Fall of Henry Ford's Forgotten Jungle City.
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