Vuelve The Bear, una serie que se estrenó el año pasado y pasó piola hasta que, poco a poco, empezó a captar adeptos. Como un plato de comida del que desconfías hasta que lo pruebas. La comedia dramática sobre un equipo de cocina en Chicago puede no atraparte a la primera, pero tiene el poder de situarte en un mundo muy real y específico, con personajes de los que poco a poco te enamoras.
Porque es fácil empatizar con los chefs cansados y peleadores del restaurante de sándwiches. Son gente buena intentando trabajar en equipo para sacar un proyecto adelante. Sin que te des cuenta, terminas apoyándolos a todos en sus distintos problemas.
The Bear es una serie sobre la familia elegida
La primera temporada se centra en Carmy (Jeremy Allen White, de Shameless), un chef que se dedicaba al mundo de la alta cocina en Nueva York hasta el suicidio de su hermano. Por eso tiene que volver a Chicago y heredar su destartalado local de comida, lleno de deudas y un grupo de personas que no se llevan bien.
Carmy contrata a una joven aprendiz, Sidney (Ayo Edebiri) y juntos empiezan a sacar adelante el lugar, cuestionando si es que puede ser un espacio funcional o, quizás, incluso algo más importante.
Algo que hace muy bien The Bear es meterte de lleno en el caos frenético de una cocina en que cocineros estresados hablan encima de los demás, se desplazan por espacios reducidos e intentan funcionar como engranajes para producir y servir en tiempo récord. Estos recursos culminan con un impresionante capítulo grabado en un plano secuencia.
Pero también, igual de hábilmente, la serie logra crear momentos de quietud fuera del trabajo, en los que los personajes fuman y conversan, reflexionan y filosofan. Asimismo, un ejemplo de esto es el monólogo de siete minutos de White en el final de temporada. Que la serie logre moverse en ambas frecuencias igual de bien es lo que la hace una de los mejores programas al aire.
Todos los personajes de The Bear son gente perdida, buscando algo sin saber bien qué y dándose cuenta de que las respuestas están en la gente a su alrededor. No siempre se entienden, pero se van convirtiendo en una familia y están ahí para apoyarse. Mucho mejor que un simple restaurante.
La segunda temporada de The Bear
En la primera temporada vimos cómo esta gente disfuncional hacía maravillas con poco. Poco tiempo, pocos recursos, poca afinidad con el resto. Pero como todos comparten una pasión por la comida (que nos contagian como espectadores), lo poco que tenían se multiplicaba.
En la segunda temporada, las cosas cambian. El grupo encontró un montón de dinero que les puede ayudar a convertir el restaurante en el espacio que de verdad sueñan. El problema es el cómo.
Quieren abrir en 6 meses y, cuando se dan cuenta de que los números no dan, deciden hacerlo en 3. Es imposible, todos están de acuerdo, pero eso no los va a detener. El contrarreloj se mantiene a lo largo de la temporada y solo aumenta el ritmo frenético que la serie alcanza en sus momentos más álgidos.
En esta temporada vemos todos los pasos para abrir un local, desde el desarrollo del menú hasta la renovación del espacio, con todas las peleas posibles entremedio y su mezcla habitual de comedia negra, caos y momentos sinceros.
Es una segunda temporada que continúa el camino propuesto por la primera y lo intensifica. El valor de producción es mayor sin sacrificar la historia o los personajes. Y puedes estar junto a ellos, milimétricamente, seguirlos y entenderlos.
Además, dato por si aún no te has convencido: la temporada tiene cameos sorpresa de grandes actores que se integran muy bien en la verosimilitud del show: Olivia Colman, Jamie Lee Curtis, Bob Odenkirk y Sarah Paulson son algunos de ellos.
La nueva temporada ya se puede ver online. Súbete al carro antes de que todo el mundo la esté viendo.
Nota de riesgo: moderada. No es una serie revolucionaria, solo una muy buena.