Hay un desafío al escribir libros sobre cosas que están pasando ahora mismo. Y es que entre que mandes tu manuscrito a la editorial y aparezca publicado en el escaparate de una librería, pueden pasar muchas cosas entre medio, y quién sabe, tal vez tu texto quede obsoleto antes de debutar.
Por ejemplo este libro de Giri Nathan Changeover, que cuenta la rivalidad entre los dos tenistas más dominantes del momento –Carlos Alcaráz y Jannik Sinner– desde sus comienzos hasta nuestros días, no alcanzó por muy poco a incluir el que, hasta la fecha, fue el mejor partido entre ambos: la final de Roland Garros 2025.
¿Cómo se las arregla este libro para no llegar tarde?
Giri Nathan hace un repaso genial de la transición entre la era dorada del tenis dominada por Federer, Nadal y Djokovic y la actual rivalidad entre el español y el italiano. Y tal vez ahí está la –inesperada– mejor parte del libro: los capítulos dedicados a los grandes jugadores que quedaron atrapados entre medio de estas dos eras.
Federer, Nadal y Djokovic nacieron en los ochentas (81, 86 y 87 respectivamente); Alcaraz y Sinner en los dos mil (2003 y 2001). ¿Qué pasó con todos los tenistas nacidos en los años noventa? Son la generación perdida, algo así como la selección chilena de los años dos mil, atrapados entre el equipo que fue a Francia 98 y la generación dorada que por estos días quema sus últimos cartuchos.


Las clasificatorias para los mundiales del 2002 y el 2006 nos dejaron equipos memorables, por las razones equivocadas.
Igual que Chamagol o Rafa Olarra deben sentirse Alexander Zverev, Stefano Tsitsipas y Daniil Medvedev, los tenistas nacidos en la década de los noventa que por talento y condiciones estaban llamados a dominar el circuito. Sufrieron los primeros años de su carrera porque no podían ganarle a las leyendas vivientes; y justo cuando estos últimos ya estaban llenos de achaques y lesiones, aparecieron estos Gen Z para robarles el protagonismo.
Tsitsipas, que alcanzó a ser 3 del mundo pero nunca pudo ganar un Grand Slam, ahora deambula por el top 20 o 30 y le cuesta ganar todos los partidos que juega. Zverev, que ha sabido mantenerse en el top 10 ya lleva varias finales de GS perdidas, y todo indica que sus chances de ganar un Major se achican todos los años. Medvedev, el único que logró meterse en el primer lugar del ranking mundial unos meses después de ganar el US Open, también dejó sus días de gloria atrás y le cuesta llegar a semis de un Grand Slam.
Los tres ya fueron eliminados del US Open que se está jugando en Nueva York. Ni a cuartos de final llegaron.
El libro de Nathan brilla en esos capítulos, en los que recoge todas las conferencias de prensa en que estos tenistas reclamaban ante la superioridad, primero de las leyendas, y luego de estos jóvenes insolentes. La frustración de sus palabras se traspasó al juego, y ya es bastante común verlos hacer pataletas en sus partidos más difíciles, como Medvedev en este US Open, por ejemplo.
¿Y qué dice el libro de Alcaraz y Sinner? Mucho, y al mismo tiempo muy poco. Es difícil no comparar las anécdotas y descripciones de los partidos de Carlitos con el documental que sacó hace poco Netflix, en el que siguieron a Alcaraz por un montón de tiempo a todos lados, y que fue un hitazo mundial. Pero Nathan nos deja un contraargumento interesante: en ese tipo de producciones, el jugador tiene el control total de la narrativa, tienen un estilo hagiográfico (las biografías de los santos de la Iglesia), y por lo tanto solo puedes ver lo que el jugador quiere que veas.
Lo de Sinner es más llamativo, porque al ser una persona muchísimo más reservada que el español, hay algunos detalles que sí te sorprenden. Como el hecho de que su idioma nativo es el alemán, ya que nació y se crió en una zona disputada históricamente entre Austria, Alemania e Italia. Y que tal vez explique su personalidad fría y distante, tan diferente al histrionismo de sus compatriotas Berrettini o Musetti.
O bien algunos detalles que los fanáticos del tenis nos perdemos cuando empieza la Gira Asiática, que se juega en unos horarios totalmente imposibles de mirar para los que estamos en este hemisferio. Como la vez que Sinner tuvo que vomitar en un basurero durante un partido contra Dimitrov del Abierto de China, y que marcó un antes y un después en su carrera (para bien, sorprendentemente).
Al final, Nathan tiene el problema que cualquiera que escriba sobre deportes tiene: es muy difícil superar con palabras lo que hoy en día puedes ver desde cualquier pantalla, ya sea celular, televisión o el computador. Como en este párrafo que describe un punto de la final de 2024 de Wimbledon:
“El tercer set contuvo la única parte competitiva del partido. Un Djokovic revitalizado mantuvo el set hasta un peleado 4-4. Entonces Alcaraz entregó lo mejor del día (...) [0-30, Djokovic al saque] Nole intentó un saque y volea, ejecutado a la perfección, llegando a la red en tiempo y forma para producir una volea directa a la línea derecha. Pilló a Alcaraz en una posición incómoda y extraña en la mitad de la pista, llamada “tierra de nadie”, porque está muy lejos de la red para volear y muy lejos de la línea de base para pegarle de derecha cómodamente. La mayoría de los jugadores habrían corrido hacia atrás para escapar de este purgatorio espacial y atrapar la volea de Djokovic después de que hubiese boteado. Pero no Alcaraz, quien evitó esa laboriosa opción en favor de una solución más elegante”.
Por eso las mejores partes del libro son cuando explica el trabajo silencioso que hay detrás de cada partido, los entrenamientos en los que Sinner y Alcaraz se preparan para cambiar de superficie y los ajustes tácticos que hacen –y que uno como simple aficionado no alcanza a ver–, los detalles microscópicos de los golpes más icónicos de cada uno, o las declaraciones más sabrosas en las conferencias de prensa que rara vez miramos. Por ejemplo, cuando Carlitos cuenta antes de Wimbledon 2023 que está viendo videos de Murray, Nadal y Federer para aprender a jugar en pasto. Cuando le preguntan un año después (ya como campeón vigente), responde “ahora estoy viendo videos de mí mismo”.
La trayectoria de Sinner y Alcaraz está recién comenzando. Mientras escribo esto, Jannik juega contra Bublik y le está dando un baile; y antes Alcaraz le ganó a Rinderknech como si hubiese sido un entrenamiento.
Todavía no puedo dejar de pensar en qué habría pasado si Nathan se esperaba un par de meses antes de cerrar su manuscrito: se habría dado el lujo de reseñar uno de los mejores partidos de la historia.
Pero cualquiera que escriba sobre Alcaraz y Sinner, está condenado a sufrir el mismo problema que Nathan: después de la final de Roland Garros, se encontraron algunas semanas más tarde en la final de Wimbledon. Y tiene toda la pinta de que repetirán en la final del US Open que se está jugando ahora.
Hasta yo sufro de ese pecado: tal vez cuando leas esto Sinner quedó eliminado y Alcaraz se retiró por lesión; y el campeón sea un inesperado Alex de Minaur.
Por mientras, este libro es un gran copiloto para cualquiera que le guste ir viendo cómo se va desarrollando esta nueva era del tenis. Giri Nathan es uno de los mejores escritores de tenis en la actualidad, y debo decir que me sorprendió gratamente ver citado a nuestro corresponsal de tenis Sebastián Varela en el libro. Cuando le pregunté, me envió una foto con el autor. Quién sabe, tal vez el próximo libro de tenis que me toque reseñar sea suyo, y en español, un mercado que todavía no ha sido tan explorado.