Murió Daniel Kahneman. Ganador del not-Nobel de Economía de 2002. No solo eso: fue el primer no economista en ganar tremendo galardón. Y lo ganó por refutar uno de los principales supuestos que los economistas usamos al definir la racionalidad de las personas. Dos logros que hacen que varios economistas lo admiremos profundamente.
Si eres un ávido lector nuestro, quizás su nombre te suena de otros textos. Porque no nos estamos colgando de su muerte para tener un texto más, no señor. Kahneman es uno de los autores que más citamos en el Fintualist: cuando hablamos de sesgos cognitivos, patrones, sutileza y, por supuesto, de libros. Y por eso, merece un texto propio para despedirlo.
Sus hits más conocidos
Kahneman fue un psicólogo israelí que dedicó parte de su carrera académica a mezclar sus conocimientos de psicología con la economía, haciendo un poquito más popular la llamada economía conductual. Esta aplica conocimientos psicológicos al estudio de la toma de decisiones económicas, principalmente para determinar por qué los humanos nos comportamos como lo hacemos (y no como deberíamos hacerlo según los supuestos económicos tradicionales).
En 2002 ganó el premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel (o, para los amigos, el “Nobel de Economía”) por integrar la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo referente al juicio humano y la toma de decisiones en incertidumbre. Ahí alcanzó fama especialmente entre los economistas.
Pero, como gran parte de los académicos y a pesar de haber pasado 63 años enseñando en universidades, su éxito masivo provino de sus libros.
Aunque no fue su primer libro, probablemente con el que se hizo más famoso fuera de la academia fue Thinking, Fast and Slow en 2011. En este libro, explica en formato para todo público los dos sistemas de pensamiento que usamos normalmente. Uno rápido e intuitivo, y uno más lento y analítico, que requiere más esfuerzo. Con esto, buscó explicar que, aunque quisiéramos, no todas las decisiones las tomamos “usando todo nuestro cerebro”, sino que varias veces -especialmente ante incertidumbre- simplemente tomamos atajos mentales. Y esos atajos muchas veces nos hacen equivocarnos.
También escribió Ruido: Un fallo en el juicio humano. Allí, explica que hay varias circunstancias que alteran nuestras decisiones (el ruido); si lo tenemos presente, podemos reducirlo y mejorar nuestra toma de decisiones. Entonces, en el libro entrega varios consejos prácticos para estar atentos cuando surge y evitar cegarnos con él.
Los supuestos que derribó
Más en detalle, ¿qué propuso Kahneman?
Principalmente, se dedicó a observar por qué los humanos no nos comportamos como la economía dice que debiésemos comportarnos: el homo economicus. Y, en conjunto con sus coautores, culparon a dos conceptos: los atajos heurísticos y los sesgos cognitivos.
Por ejemplo, nos gusta ganar, pero no tanto como nos desagrada perder. Y a eso se le llama aversión a las pérdidas. Junto con Amos Tversky crearon la Teoría de las Perspectivas: cuando hay incertidumbre, las personas no seguimos los principios de la probabilidad para tomar decisiones. A esas decisiones no racionales, les llamamos atajos heurísticos. Los atajos heurísticos (o heurística, simplemente) son estrategias cognitivas para simplificar las decisiones.
Además, tomamos malas decisiones por culpa de nuestros sesgos cognitivos. Para simplificar el estudio de la realidad, la ciencia económica creó distintos supuestos. Estos supuestos buscan modelar cómo nos comportamos ante ciertas situaciones, sin tener que demostrar que efectivamente somos así (por eso son supuestos: afirmaciones que aseguramos como verdades, sin demostrar que realmente lo sean). El problema es que muchas veces esos supuestos no se cumplen en la realidad, por lo que no nos comportamos como la ciencia indica.
Daniel dedicó parte de su vida a estudiar por qué esos supuestos no se cumplían. Muchas veces, por culpa de nuestros sesgos cognitivos: interpretaciones incorrectas de la realidad. Esos sesgos nublan nuestra toma de decisiones y nuestro juicio.
Sus estudios pueden ayudarte a tomar mejores decisiones en la vida. O por último, a poder echarle la culpa a agentes externos a las malas decisiones que ya has tomado. Además de preguntarle a ChatGPT, puedes encontrar sus estudios en sus libros, audiolibros y distintos podcast en donde lo entrevistaron antes de su muerte. Por ejemplo, en el podcast de Adam Grant llamado Re Thinking, entrevistó a Daniel sobre confiar o no en la intuición para tomar decisiones.
En 2016 le preguntaron qué quería que dijese su obituario. Respondió el abuelo de la economía conductual. Daniel, Fintualist te honra.