Stephen King ha escrito más de 60 novelas, pero una de las más memorables sigue siendo It, la de aquella fuerza malvada que podría transformarse en los peores miedos de un grupo de niños, pero más que nada en Pennywise, uno de los payasos más icónicos de la historia.
En su momento, It pasó colada, pero el tiempo le fue dando importancia. Se hizo una miniserie en 1990 que espantó a todo el mundo y fue uno de los programas más vistos del año y, recientemente, se estrenaron dos películas de terror famosas.
La historia hasta entonces siempre había sido la misma: un grupo de niños, los Perdedores, son acosados por el payaso en cuestión, y 27 años después, como adultos, se reúnen nuevamente para darle fin al terror que empezó cuando eran jóvenes.
Estructuralmente era interesante. Y la miniserie del 90 tuvo dos capítulos para contar la historia, de la misma forma que las dos películas de finales de los 2010 (¿los dieces?) decidieron abarcar cada una un periodo temporal diferente.
Dicho todo eso, It había tenido una buena racha y la verdad parecería que no había mucho más por contar. Pero nunca hay que subestimar la capacidad actual de la industria creativa de buscarle vueltas a las historias, inventar franquicias, reboots, y generar series a partir de éxitos anteriores. Porque aparecieron con una idea interesante.

No es It precisamente, es el pueblo de Derry
La novela que presenta el pueblo de Derry por primera vez es It, y luego King se ha divertido haciendo referencia a este lugar en otros textos o incluso situando historias allí. En total son seis sus novelas que suceden en este lugar (incluyendo Insomnia, Un saco de huesos y El cazador de sueños), que a su vez es un avatar del pueblo donde él mismo creció.
Por lo mismo, tiene sentido que HBO lo haya ocupado como set de su última serie de terror, estrenada adecuadamente en vísperas de Halloween.
It: Welcome to Derry se sitúa en 1962, es decir antes de los eventos de las películas con las que pretende compartir el universo. Es plena Guerra Fría, justo antes de la Crisis de los misiles, y las advertencias sobre guerras nucleares son tan comunes como los vestidos obligatorios en las mujeres y el racismo que aún enfrentan algunos personajes.
Un niño desaparece. Piensen que este es el Stranger Things de HBO, por lo que tiene sentido empezar la historia así. Y lo que se nos cuenta es el esfuerzo de un grupo de colegiales por entender qué está pasando, mientras la policía se empeña en perseguir a la gente equivocada y los adultos brillan por su falta de responsabilidad. Oh, los 60.

El payaso Pennywise no aparece en los primeros capítulos de la serie, pero intuimos que es la fuerza detrás de todo esto. Y Bill Skarsgard, actor que repopularizó el papel en las películas y que aquí también es productor ejecutivo, volverá a darle vida al payaso en esta entrega. Solo que habrá que esperar un par de semanas para encontrárnoslo.
¿El resto? Producción de primer nivel, como ya nos tiene acostumbrados HBO. Un pueblo entero vestido de época, con un soundtrack nostálgico y niños corriendo libres por la calles. En paralelo, una trama militar que al principio sobra pero a la que suponemos que hay que ponerle ojo también. Quizás quieran derrocar a la misma fuerza que los niños.
La serie tiene un compromiso con el terror que no esconde y eso se agradece. Lo bueno para los fans del género es que el poder de Pennywise se traduce en todo tipo de manifestaciones, por lo que los creadores de la serie (y el director Andy Muschietti, director de las películas) se entretienen sometiendo a sus personajes a un abanico de horrores diferentes, asquerosos y aterradores.
Una niña aún traumada por la muerte de su padre que fue triturado se lo encuentra en jarros de pepinillos y otra chica, cuya madre murió tras su nacimiento, ve cómo una criatura la amarra con un cordón umbilical y la quiere absorber. En otra parte de la ciudad, un bebé vampírico despedaza niños en los cielos y como espectadores nos tienen en cada momento anticipando un terror que sabemos que vendrá.
Aún así, con buenos efectos especiales y buenas interpretaciones del reparto joven, queda la duda de qué más hay detrás de esta historia. Para qué estamos revisitando Derry. La serie se puede sentir vacía tras el quinto susto que no avanza la trama, pero ahí es donde los fans del género tendrán que recordar que la paciencia siempre es importante en los primeros capítulos, que a esta franquicia por algo le ha ido tan bien, y que no se pierde nada con asustarse un poco mientras se espera a ver qué pasa en las próximas semanas.

Easter eggs y guiños a las otras It y el universo de Stephen King
Una serie como esta no sería tan divertida sin todas las pistas que los creadores pueden ir dejando para hacer guiños a las Its anteriores y que nosotros adivinemos.
Lo primero que se advierte son los parentescos entre los personajes de la serie con los de la película, que ocurre unos treinta años después. Por eso, entendemos que uno de los protagonistas del primer capítulo, el niño de rulos Teddy Uris, seguramente esté vinculado con Stan Uris, otro niño de rulos de la película. Pero solo digamos que dudamos que sea su padre.

Leroy y Charlotte Hanlon son los mayores protagonistas del elenco adulto. Su hijo es Will Hanlon, que según las novelas es el nombre del padre de Mike Hanlon, uno de los Perdedores. Al menos podemos estar tranquilos con que a Will no le va a pasar nada (por ahora).
El Chief Clint Bowers, por su apellido, apariencia y personalidad desagradable, probablemente sea el padre de Henry Bowers, bully de las películas.

Dick Hallorann sería el easter egg más interesante de todos, no por su conexión con el universo de It, sino con otra obra de Stephen King.

El trabajador del infame Hotel Overlook de The Shining, que se hacía amigo del hijo de Jack Nicholson, está presentado aquí como un hombre militar, lo que sugiere un universo compartido. Según el canon, Hallorann tiene poderes telekinéticos, así que está por verse cómo estos entraran a jugar en Welcome to Derry. Quién sabe, quizás salga con su propia precuela de HBO.
Y hablando de Dick Hallorann, hasta los tarros de conservas le copiaron.


Nota de riesgo: Hacer lo que hicieron con esos niños al final del primer capítulo es una jugada, al menos, arriesgada.
