Nota de la Editora: Ayer Álvaro Díaz en su Instagram escribió un texto sobre 31 Minutos post Tiny Desk, y después de unas horas lo editó : "Había escrito algo pero ahora lo leí y lo encontré un sermón agotador. Estrés Post Tiny supongo. Solo quiero darle las gracias a todos: a los involucrados directos y a la gente que nos sigue. Les dejo las fotos igual."
En los comentarios alguien puso "Botón de los que amamos el sermón agotador" y tuvo 511 likes. Algunas personas dijeron que lo compartieron en clases, con sus hermanos, y que necesitaban el "sermón agotador" de vuelta. No se veía la luz de poder recuperarlo (yo intenté con métodos nerd - buscando si había quedado cacheado en alguna parte- e incluso le pregunté a Álvaro, que me afirmó que lo borró y no guardó nada ). Hasta que alguien mencionó que había alcanzado a sacarle un pantallazo. 18 personas nos atrevimos a pedírselo, y luego de tener la autorización de Álvaro, ella me lo mandó. El "sermón" es el siguiente:
Desde hace algún tiempo me dedico a sacar fotos en las giras. Por lo general muy temprano en las mañanas tomo mi pequeña cámara y recorro en solitario los alrededores del hotel o algún lugar interesante que esté a mano. A veces tomo algunas pocas fotos de las esperas y vida tras el escenario. Lo hago como pasatiempo pero también con un objetivo un poco más a -mediano a estas alturas- plazo: tener una actividad cuando ya esté retirado que ocupe la mayor cantidad de tiempo posible, no dependa ni moleste a nadie más, me obligue a caminar y ojalá viajar. Una actividad sencilla y solitaria, todo lo contrario de 31 Minutos. Quizás un escape de 31 Minutos.
No me imagino la vida sin 31 Minutos, un lugar hecho a la pata de sus integrantes. De una independencia que raya en lo anacoreta donde el colectivo es por sobre todo un conjunto de individualidades con carácter, métodos singulares, ambiciones propias y deseos de destacar. Deseos muy humanos que generan tanta virtud como roces pero que no pueden ser ni tacaños ni tímidos. Hay pocos horarios en nuestra oficina pero culto al rigor y la argumentación. Escasas formalidades. Mucho orgullo y amor propio. Guiones claros para que también las instrucciones sean pocas y precisas. Alergia a la “corporativización del talento creativo” que propone hoy el aburrido mundo del entretenimiento. También a los estudios de audiencia y las fórmulas para rentabilizar algoritmos. Acá todavía se traen cosas de las casas si sirven para una grabación, se ponen apodos y tiran tallas para integrar a los más nuevos, me dejan hacer reuniones presenciales porque detesto los zoom. En fin, lo del Tiny Desk de 31 Minutos es la reivindicación de una creencia: que la creación es hija de la libertad, el interés genuino, el oficio y el amor. Nadie se dedica a esto para ser esclavo.
Nota de la editora (última, lo prometo): cuando Álvaro me dijo que no lo tenía y la persona que sacó el pantallazo me comentó que prefería no compartirlo para respetar la decisión de borrarlo, me acordé de algo que conversamos con Álvaro: me contó que Luis Poirot salió un día sin cámara excepcionalmente en Venecia y vio a Orson Welles, pero no le pudo sacar una foto. Poirot dijo que esa era su mejor foto, la que no pudo sacar y pasó a ser una "foto mental". Así me sentía, imaginando que el mejor texto sería uno que jamás podría leer, y que al menos tenía que intentar reconstruir su "sermón agotador" de alguna forma, en base a los comentarios del post de instagram que lo citaban. Por suerte lo recuperamos.
Si quieren ver más reflexiones de Álvaro, hace un año hicimos un podcast con él donde hablamos del arte de los titiriteros, las mascotas institucionales que le cargan, y por qué odia el tema de la Inteligencia Artificial.