Probablemente no fui el primero.
Ni el único…
Cuando en 1980, a mis 20 años, vi American Gigolo con el notable Richard Gere, me dije “así quiero ser un día: elegante, canchero, cool, y bien vestido”.
Probablemente no fui el primero… Ni el único, porque Gere se transformó de inmediato en uno de los hombres más sexys, deseados y envidiados del mundo. Todo se conjugó en esa película: la canción “Call me” de Blondie, escrita especialmente para la apertura y presentación de los títulos; el Mercedes-Benz 450 SL convertible negro (modelo R107); la actriz Lauren Hutton (modelo de Revlon que actuaba por tercera vez en su vida); y Gere (que no era el actor buscado por los Estudios) con su interpretación y su estilo se transformó en un símbolo. El resto es historia.
Pero volviendo a la película, una de las imágenes más notables de la película (para mí) fue cuando Julian Kaye (interpretado por Gere) hace un “póker” de ropa para saber qué se va a poner para su próxima cita; pone camisas, chaquetas, trajes, corbatas sobre la cama, las intercambia de lugar y elige la combinación adecuada (¡era que no!).
Tanto se me quedó grabado en la memoria que le propuse a un cliente de camisas que yo atendía en una gran agencia de publicidad en esos años, que nos inspiráramos en esa escena para hacer un comercial.
Debo decir que como yo trabajaba en el área de “servicio a clientes”, tuve a todos los “creativos” en contra antes de presentar la idea; frente a la presión, les propuse un trato: ellos presentaban sus ideas y yo presentaba la mía: el póker de camisas que el protagonista finalmente elegía (obvio, todas las camisas eran de mi cliente).
La cosa es que el Sr. Cliente eligió la idea del póker de camisas. Se filmó, salió al aire y ganó el primer premio del mejor comercial de su categoría, amén de haber generado grandes ventas y una posición de liderazgo como marca de camisas en el mercado chileno.
¿Y a qué viene esta historia? A que parte importante (¡importantísima!) fue gracias a Giorgio Armani, que hace pocos días nos ha dejado. Su trabajo en American Gigolo cambió, no sólo la estética cool de los hombres del mundo, sino también –sin quererlo– parte del mercado en un pequeño país como Chile. La elección de la ropa que Gere usó fue total responsabilidad de Armani, que sólo cinco años antes había establecido su marca en Italia. La estampa de Gere no habría sido la misma sin Armani; ninguno de los dos (ni Armani ni Gere ) eran muy conocidos en los 80, pero juntos se elevaron a la gloria luego de esa película.
Fue tanto, que la ropa de Giorgio comenzó a venderse como pan caliente desde ese momento. Y Hollywood se rindió a sus pies: en 1987, Armani vistió a Kevin Costner, Sean Connery, Robert De Niro y Andy García en Los intocables, de Brian de Palma. Y como si fuera poco, en 2008 le dio sofisticación al alter ego de Batman, el millonario Bruce Wayne (Christian Bale) con trajes a medida, sobrios y con cortes impecables que transmiten poder, sofisticación y discreción. En 2013 se encargó de la indumentaria de Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street. No es menor, ¿no?





Richard Gere en American Gigolo - Pesci, Liota y De Niro en Los Buenos Muchachos - Bale en Batman - Di Caprio en El Lobo de Wall Street - García, Connery y Costner en Los Intocables de Eliot Ness.
Pero es hora de confesar lo que nunca he confesado.
Cuando en 1996, por mi trabajo, me trasladan a trabajar en la Meca de la publicidad y la comunicación persuasiva –New York– me encontré con una ciudad tan cosmopolita y trendy que me sentí bastante fuera de lugar. No es que yo me vistiera mal para el estilo latino (venía de trabajar más de 5 años en México), pero otra cosa era el mundo de New York. No sé cómo describirlo. Es algo así como caminar por las calles dentro de una revista GQ.
Y un día me dije “hay que estar a la altura”. Y me fui al 760 de Madison Ave., donde está la tienda ícono de Armani. La verdad es que los trajes, las chaquetas, todo era tan caro que me fui con la cola entre las piernas. Pero como soy obsesivo, volví al día siguiente y ahí vi algo que sí podía comprar: un par de anteojos de sol Armani. Han pasado muchos años y mis Armani siguen ahí- Los saco para ocasiones especiales y no hay nadie que no diga, “Wow!... ¿Y esos anteojos? Es que con Armani, el estilo nunca pasa de moda.

La historia de Giorgio Armani en el cine, la moda y la vida de la gente común es muy larga y genial, pero quizás lo más importante es que con sus diseños y su visión logró que gente normal aprendiera a vivir con estilo, clase y un diseño no estridente (más conocido ahora como “lujo silencioso”).
Como dijo alguien cuando supimos de su deceso: “Y ahora, ¿quién me va a vestir?”
Gracias Giorgio Armani por hacernos personas con mejor gusto en el vestir.