Me propuse entender qué eran los famosos Labubus y por qué de un momento a otro se volvieron tan populares y tan difíciles de conseguir (no contemos con la versión cuneta de estas figuras llamadas Lafufus). Estoy hablando de esos muñecos reales que van colgando de mochilas de la generación Z o los que se exhiben como trofeos en los fondos de los streamers.
¿Por qué quise investigar? Por dos razones. Primera: me hicieron recordar todas las colecciones que tuve en mi infancia y que, gracias a mis hermanos, logramos juntar y disfrutar. Desde navecitas de plástico, tortugas ninja atrofiadas, pelotas saltarinas, los pegalocos, vasos varios y hasta la colección de los famosos autitos Copec. Muchas colecciones. Aparecía un comercial en la tele anunciando unos juguetes coleccionables y mis hermanos y yo armábamos una estrategia para conseguirlos todos. Si el juguete venía dentro de un tarro de Milo, entonces entre todos nos comíamos ese tarro para que compraran otro y otro, hasta conseguir todos los juguetes de esa colección. Si venía dentro de los cereales o había que canjearlos con tres tapitas, siempre lográbamos conseguir lo necesario para completar la colección. Ya explicaré el por qué de esos impulsos.
Segunda razón: a mi hijo de 10 años no le llamó la atención, y eso despertó mi curiosidad. ¿Por qué él no estaba participando de esta guerra mundial de los Labubus? Quizás porque no tiene redes sociales o porque esta fiebre solo afecta a los adultos.
¿Qué son exactamente los Labubus?
Los Labubus son muñecos de peluche coleccionables diseñados por el artista hongkonés Kasing Lung (o como traduce Wikipedia: "Pulmón de Kasing"), como parte de su serie de libros The Monsters. La figura principal, llamada Labubu, tiene el siguiente aspecto:
No son lindos, pero tampoco son feos. Me recuerdan a los muñecos noventeros "Los Trolls", que también eran coleccionables y que eran feos pero lindos a la vez. También hubo una fiebre similar por esas figuras. Quizás, como los pokemones, los Labubus son la evolución de los trolls.
Volviendo a los muñecos en cuestión, su creador entregó la licencia de sus personajes a la compañía china Pop Mart, que se encarga de producir y distribuir estos personajes. En un principio se trataba de un juguete más que se exhibía en las jugueterías de Hong Kong. Pero sucedió lo inesperado.
Se hicieron famosos en todo el mundo.
El fenómeno global
Aquí un breve resumen de lo que ha pasado.
Keyword: Labubu.

Estas son las búsquedas de la palabra "Labubu" en Google, desde enero de 2024 hasta septiembre de este año. Algunas cosas que sucedieron:
Abril 2024: una simple story de Lisa la estrella mundial de K-Pop de la banda Blackpink (y que también trabajó en la serie White Lotus) con un muñeco Labubu en Instagram desencadenó un efecto dominó que llegó hasta Chile. Lo que comenzó como un objeto de nicho en Asia se convirtió en tema de conversación en redes, foros de coleccionistas y medios de cultura pop, alcanzando rápidamente mercados de Latinoamérica y Occidente. ¿Qué era ese muñeco tan "feo" que sostenía Lisa?
Primeros meses de 2025: Pop Mart no dejó que la fiebre se enfriara. Con ediciones limitadas, personajes secretos y cajitas sorpresa, mantuvieron a los fans pegados a sus pantallas. Los unboxings se volvieron virales, cada nuevo lanzamiento generaba conversaciones y la reventa estaba en llamas.
10 de junio de 2025: momento clave. Los medios anunciaron que en Beijing, una figura Labubu de tamaño humano se subastó por USD 150.000. Ese día dejó de ser una moda para convertirse en un objeto de colección o una pieza de arte.
Peak global (finales de junio - principios de julio 2025): presencia en la Comic-Con de San Diego, subastas, lanzamientos en todas partes, influencers y eventos de cultura pop se unieron para alzar a estas figuras como lo más preciado (my precious, diría mi buen amigo Gollum). Los Labubus estaban en todas partes: búsquedas por las nubes, redes sociales al rojo vivo, y medios internacionales hablando de ellos. Una locura.
¿Quiénes fueron muy felices con todo esto? Pop Mart. A la fecha, Sus acciones se han disparado un 420% en el último año, la compañía supera hoy a Mattel, Hasbro y Sanrio combinadas. A pesar de que existe competencia como los Wakukus de Miniso o los Lafufus de ediciones "cuneta", los Labubus siguen siendo los preferidos.

En todo caso, como se puede ver en el gráfico la acción ha caído recientemente porque JPMorgan advirtió que el precio de la acción estaba muy alto en comparación a lo que realmente gana la empresa y que no ve hitos claros que estimulen el crecimiento. La venta de los Labubus se ha enfriado desde que lanzaron su nueva serie 4.0: los precios de reventa bajaron, según un vocero de Pop Mart, porque ahora que se produjeron más Labubus hay menos escasez. Y ese era un punto clave en la estrategia para que el fenómeno explotara.
La estrategia maestra
Al parecer “todo lo que sube tiene que bajar”. ¿Pero cómo llegó tan arriba?
Primero, destaca la idea de vender estos muñecos dentro de "blind boxes" o cajas sorpresa. Nunca sabes qué muñeco te tocará, y esa incertidumbre genera emoción, coleccionismo y un sinfín de videos de unboxing que se viralizan en todo el mundo.
Pop Mart no se quedó solo en Asia. Rápidamente llevó los muñecos al resto del mundo, con tiendas físicas en ciudades estratégicas y un fuerte empuje en ecommerce. En 2024, las ventas internacionales representaban el 23% de sus ingresos, y en el primer semestre de 2025, esa cifra subió al 34,7%. Uno de los movimientos más efectivos fue su incursión en TikTok Shop: solo en abril de 2025, Pop Mart vendió $4,8 millones en esta plataforma, un salto del 89% respecto al mes anterior. Gran parte de este éxito se explica por la comunidad de coleccionistas y creadores de contenido, que comparten cada unboxing y convierten cada lanzamiento en un evento viral.
Los precios también jugaron un papel clave: Labubu no es barato, pero tampoco imposible de conseguir. (En Estados Unidos los que se cuelgan en las carteras cuestan 27.99 USD y las versiones mini 22.99, en Chile se pueden encontrar por la módica suma de $90.000). Esto permitió atraer a una amplia base de consumidores sin perder la sensación de exclusividad, convirtiendo cada muñeco no solo en un juguete, sino en un objeto de colección y símbolo de estatus.
La combinación de sorpresa, escasez controlada y marketing digital dio resultados impresionantes: en 2024, Pop Mart reportó ingresos de $1,93 mil millones, un aumento del 204% respecto al año anterior. En el primer semestre de 2025, los ingresos se dispararon a $4,81 mil millones, con Labubu representando alrededor del 34,7% del total.
La psicología detrás de la obsesión
¿Qué pasa con los consumidores/coleccionistas de estas figuras?
La fiebre por los Labubus combina varias claves psicológicas. Primero, la sorpresa de las blind boxes activa la dopamina: no saber qué muñeco tocará genera emoción y ganas de repetir la experiencia. Esto en psicología se llama "teoría del refuerzo intermitente", obra del psicólogo conductual B.F. Skinner (no, no es el de Los Simpson). Esta teoría explica que las recompensas impredecibles generan mayor motivación que las recompensas fijas, porque el cerebro permanece atento y "esperando" la posibilidad de un premio especial. Es la misma lógica de las máquinas tragamonedas: nunca sabes cuándo ganarás, así que sigues jugando. O comprando blind boxes. O haciendo filas para conseguir uno en alguna tienda.
Otro factor importante es la gamificación del producto. Existen muchos videos de personas que se dedican a descubrir qué personaje viene dentro de la caja, moviéndola, escuchándola y tomándole el peso. La teoría psicológica anterior entra nuevamente en juego: la sensación de logro al conseguir un muñeco raro refuerza el comportamiento de repetición, haciendo que los fans compren más cajas y compartan la experiencia en redes sociales, amplificando la fiebre.
Por último, el componente social también potencia la recompensa: compartir el unboxing, comparar colecciones, mostrarse en redes sociales con un muñeco y ver a otros conseguir figuras exclusivas amplifica la sensación de éxito y pertenencia, activando otra vez la dopamina y consolidando el ciclo de recompensa. Es lo que siempre se critica a las redes sociales y esos tan amados likes, reproducciones o comentarios. Es decir, un mini shot de dopamina por cada interacción que uno obtenga.
¿Un juguete para adultos?
Para finalizar mi teoría de que esto es una fiebre y a la vez un juguete para adultos: sí, efectivamente lo es. La mayor parte de las visitas que recibe la web de Pop Mart en la sección de Labubu son de mujeres entre 25 y 34 años, con un 60%. Los millennials y la generación Z son los responsables de que esta fiebre se siga expandiendo por todo el mundo. Ya vimos cómo una joven rusa vendió su alma por un millón de pesos (100.000 rublos) para conseguir un Labubu.Via: https://www.instagram.com/p/DNFn2PWNXGU/
Menos mal mi hijo, igual que Liam Neeson, no tiene esta fiebre.

Lo tengo inoculado contra las redes sociales, solo le paso plata para que la convierta en Robux y se compre cosas en Roblox... a ver... esperen un momento.