El gancho era claro y la premisa llamaba la atención inmediatamente. El horror canino sonaba infalible porque los perros resultan excelentes personajes para una película de terror: son inocentes, valientes y no dejarán atrás a sus amigos. Por ende, son la víctima perfecta.
Good Boy, en cartelera, es el debut de Ben Leonberg y una película de bajo presupuesto protagonizada por su perro Indy, en la que can y amo se trasladan a una cabaña en el bosque que está obviamente embrujada. Solo que la persona en cuestión aquí nos da un poco lo mismo. Es el sufrimiento del perro lo que automáticamente hace que la película nos importe.

Trucos, órdenes y horarios de trabajo protegidos. Cómo grabar desde la perspectiva de un perro
Indy hace de Indy, el fiel compañero de Noah, un hombre enfermo del que poco vemos. La decisión del director es ocultar fuera de cuadro, cubrir o no iluminar el rostro de los humanos de la película, manteniendo la cámara casi a raíz del suelo, para enfatizar cómo es sufrir una peli de terror desde ojos caninos.
Noah se aísla en la cabaña, pero Indy rápidamente empieza a notar que algo raro pasa allí. Son sombras, sonidos, presencias paranormales que el animal nota antes por su sentidos agudizados. Una fuerza maligna acecha a su humano y él, por supuesto, querrá defenderlo.
Es fácil empatizar con un perro porque no tienen que hacer nada para ganarse nuestra simpatía. Estamos de su lado desde el principio. Y aquí vemos los primeros planos de Indy, con expresión serena a la que podemos asignarle distintos sentidos, lo vemos mirar antes de tomar decisiones y reaccionar a estímulos y nosotros, humanamente, vamos armando su corriente de pensamiento en nuestra cabeza.
Pero se genera cierta ambigüedad y no sabemos exactamente cuánto Indy sabe o intuye. Leonberg se aprovechó de esto, y pasaban gran parte de los días de rodaje armando sets e iluminando para que luego la estrella llegara y los sorprendiera con alguna improvisación perruna. Leonberg y su equipo entendieron que la única forma de producir esta película era yéndose a vivir a la locación. Encontraron una cabaña, se mudaron allí y tuvieron días de rodaje que consideraban las jornadas laborales caninas, que son más cortas que las humanas. Como consecuencia, el rodaje duró más de 400 días y él y su esposa vivieron tres años en el bosque.
El director explica que fue más como el rodaje de un documental, preparando el espacio para que su sujeto siguiera su intuición mientras el equipo agregaba estímulos, situaba la cámara a ras de suelo y movía siluetas en el fondo sin que el perro se diera cuenta. Gran parte del rodaje consistió en el director haciéndole señas al perro para moverlo de un lugar a otro e incluso aprovechar que no mostraba el rostro de Noah para suplir a su actor y lograr que Indy hiciera cosas con él que no haría con nadie más.

Así, la producción de Good Boy compensó con ingenio lo que faltaba en presupuesto, y su premisa se volvió viral rápidamente. La distribuidora, IFC, notó que más de dos millones de personas vieron el trailer en 4 días e intuyeron que tenían algo bueno entre manos. Las búsquedas en internet de los usuarios se centraban en querer saber si el perro moriría o no al final de la película. La distribuidora aprovechó el interés para darle un estreno internacional a una película que ya lleva recaudado más de 10 veces su presupuesto de menos de un millón de dólares.
Eso sí, no esperen una película de terror completamente original más allá de este elemento diferenciador. La cinta no lleva tan lejos la idea de estar dentro de la perspectiva canina. Los amantes de los perros sabemos que ellos tienen superpoderes que podrían haberse aprovechado aquí: tienen un oído direccional que alcanza distancias cuatro veces mayores que las de los humanos y, aunque es difícil llevar al cine el sentido del olfato, hay que recalcar que es su principal forma de situarse en el mundo, con una capacidad entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que la nuestra.
Asimismo, los sustos de Good Boy no dan tanto miedo y su misterio/adversario no está tan bien definido. La película se conforma con darnos a entender que algo raro está sucediendo en la casa y que Indy lo detecta parcialmente. El tercer acto nos emociona con los esfuerzos del perro por salvar a su humano, pero poco de lo que lo amenaza hace mayor sentido si lo pensamos bien.
Aún así, hay que ver Good Boy como una carta de amor a los perros. Una vuelta a las películas de terror que nos demuestra la devoción de estos maravillosos animales y nos ofrece, en la historia del género, al tipo de protagonista que más queremos proteger.

Dato freak: ¿qué tipo de perro es Indy?
Para quienes quieran más información: Indy es un retriever de Nueva Escocia, que es una raza desarrollada hace más de 200 años en Canadá y que tienen muchas características que los hacen perros ejemplares y amigables para la familia. Pero, lo que hace a Indy un buen candidato a perro de rodaje, es que los retrievers de Nueva Escocia no solo son perros atentos e inteligentes, sino que son “perros de trabajo”: animales con mucha energía y ganas de complacer que disfrutan moviéndose y siguen instrucciones con facilidad.
Otras películas desde la perspectiva de un perro
High Maintenance
Esta serie de culto de HBO, basada en la webserie del mismo nombre, tiene episodios unitarios unidos solamente por un dealer de marihuana que visita a los diferentes personajes que nos muestra. El tercer capítulo de la primera temporada es protagonizado por un perro, y cumple con varios de los mismos trucos que Good Boy utiliza.
Baxter
Esta sí que es de culto. Una película francesa mucho más oscura en la que un bull terrier nos cuenta un monólogo interno en el que juzga cínicamente a los humanos con los que interactúa, fantaseando incluso con asesinarlos.
EO
Ok, no es un perro. Es un burro. Pero esta película reciente mezcla el viaje físico de un burro por distintos pasajes y los personajes que se encuentra, junto con secuencias oníricas. Logra también posicionarse desde la mente del animal, confiando en su mirada para transmitirnos sus emociones y situarnos en la trama. Imperdible.