En 1958, Dean Reed (Dean Cyryl Reed, Lakewood, California, 1938) observaba por televisión cómo su ídolo, Elvis Presley, era reclutado por el ejército de Estados Unidos para cumplir con el servicio militar. Ese mismo año, Dean Reed decidió que quería ser como Elvis.
Casi 30 años después, este postulante a “Elvis” aparecería muerto en un lago en la República Democrática Alemana.
Esta es la historia de un personaje que podría haber salido perfectamente de la mente de Quentin Tarantino: El Elvis Rojo.
A propósito del estreno en salas de cine de Elvis, del director Baz Luhrmann, el catálogo musical de la leyenda de Memphis ha reinado en las últimas semanas en plataformas de streaming. Tanto así que compite directamente con superventas como Bad Bunny. Algo no menor, si pensamos que el 60 % del público que consume música vía streaming tiene entre 16 y 24 años de edad. Según datos de Spotify, 16 Millones de personas escuchan a Elvis en todo el mundo, siendo Chile el tercer país donde más se escucha. En otras palabras: “El Rey ha vuelto”.
Y así como volvió “El Rey”, con él también volvieron los recuerdos, trivias, historias y por qué no, el enorme abanico de imitadores a lo largo de todo el mundo. Pero ninguna de estas historias es tan fascinante como la de Dean Reed, quien soñaba ser como Elvis.
Dean Reed inició su carrera musical nada más ni nada menos que en Capitol Records. Aprovechando su juventud y estampa de galán, intentaron posicionarlo en radios y medios de comunicación, incluso llevándolo a incursionar en TV. Sin lograr el éxito esperado ni mucho menos recuperar la inversión, el sello comenzó a desprenderse de la incipiente figura. Reed, en tanto, no se rindió. Su ligero y casi nulo éxito en USA tuvo un revés en Latinoamérica. En particular Chile.
Su éxito “Our Summer Romance” había alcanzado una alta rotación en las radios locales, lo que fue suficiente para realizar una gira por Perú y Chile, llegando a llenar varios estadios en su corta estadía. Este hecho marcaría un punto de inflexión en la carrera de Reed: o seguía aspirando a ser un nuevo Elvis o se transformaba en estrella del rock a tiempo completo en Latinoamérica. Apostó por lo segundo, y no se equivocó.
Dan Reed era “el Gringo de Izquierda”
Junto con aprender español y asentarse en Chile, Dean Reed comenzó a rodearse de nuevas amistades: Pablo Neruda, Victor Jara, Salvador Allende…y sí: varios dirigentes de la izquierda nacional. Para entonces, Reed dividía su vida entre grabar teleseries y canciones pop, además de participar en actos oficiales de la izquierda chilena.
Corría el año 1966 y ya contaba con una carrera sólida en Argentina. Regularmente protagonizaba películas de época junto a Palito Ortega mientras hacía llamados a la conciencia social y a protagonizar los grandes cambios que se respiraban en la región. Incluso se daba el lujo de criticar a su país natal y la ocupación de Vietnam.
Gracias a este estilo de vida es que comienza a ganarse el apodo de “Elvis Rojo” o “El Gringo de Izquierda”.
Su postura política empezó a caer mal en el oficialismo argentino, y como si Dean Reed hubiera podido “oler” lo que se venía, comenzó a viajar a Alemania (República Democrática Alemana), que lo recibió con los brazos abiertos. Así, el “Gringo de Izquierda” dividía su tiempo entre la RDA y Chile. Incluso, viajando frecuentemente para apoyar a Salvador Allende en su cuarta candidatura. Frecuencia que terminará con la llegada de la dictadura en Chile.
De “Berlín del Este” con amor
Dean Reed se negaba a terminar su relación y vínculo con Chile. Desde el lado oriental de Berlín rendía homenaje a sus amigos muertos en dictadura. Por ejemplo, en la película para tv “El cantor”, una biografía sobre Victor Jara, donde Reed interpretaba al cantante nacional.
También se hablaba mucho de sus ingresos clandestinos a Chile en plena dictadura. Fue en uno de esos viajes donde, luego de muchos años, pasa por Estados Unidos y sella, de alguna manera, su destino final: una entrevista sin filtros políticos para el noticiero “60 Minutes”, en plena guerra fría.
Rápidamente, Dean Reed sería tachado de “antipatriota” y espía ruso, lo que suponía un peligro para su integridad.
Always on my mind
Dean Reed, ese jovén postulante a Elvis Presley, quien soñaba con la fama y en su camino terminó siendo parte de otro sueño, vio el fin de su vida en 1986, cuando fue encontrado muerto en un lago.
Su muerte nunca fue del todo aclarada. Se habló de suicidio e incluso de la CIA. No hubo homenajes. De este Elvis, nadie nunca más se acordó.
Pero sí podría tener una película. Tom Hanks se hizo con los derechos de la biografía del artista.
Quién sabe, quizás en algún momento Dean Reed llegue a reinar en plataformas digitales.