“Invertí en algo conservador porque no me gusta el riesgo, pero igual hay días en que mi inversión cae”. ¿Te suena algo así?
Eso pasa porque toda inversión tiene un riesgo: algunas tienen más, otras menos, pero siempre todas las inversiones tienen algo de riesgo.
Lo importante de los riesgos es ser capaz de identificarlos y medirlos. Y en caso de que no nos gusten, mitigarlos.
En Fintual hay fondos más riesgosos que otros y es fácil reconocerlos. El fondo más riesgoso es Risky Hayek y el fondo menos riesgoso es Portman y FT-LIQU.
Pero estos fondos no sólo tienen distintos niveles de riesgo, sino que la variación de su rentabilidad depende de factores diferentes.
En el caso de los fondos más riesgosos, como Hayek, el precio de la serie —o el precio de cada una de las cuotas o “acciones” del fondo— se mueve en función de lo que hagan los mercados accionarios. Mientras que en el caso de los fondos más conservadores como Portman y FT-LIQU, su rentabilidad depende de lo que hagan los mercados de renta fija o deuda.
¿Qué son los mercados de renta fija?
Puedes pensar en la renta fija como prestarle plata a alguien a cambio de un interés. El deudor puede ser tanto un gobierno como el de México, o una empresa privada, como Apple. Como veremos más adelante, si bien el monto que recibes está definido desde el inicio de la inversión, este tipo de instrumentos también tiene precios y estos pueden cambiar en el tiempo.
Existen varios tipos de deuda, pero sin duda el instrumento más común es el bono.
Un bono es un instrumento en que una institución pide dinero prestado por una cierta cantidad de tiempo. Durante el transcurso de este tiempo, el emisor de la deuda debe pagar intereses, en general semestrales y al final del plazo, cuando vence el bono, paga todo lo que había pedido prestado. A este tipo de bonos se les conoce como bonos bullet y son los más comunes dentro de los mercados de deuda.
Por eso se llama renta fija: el interés que pagan estos instrumentos es fijo y se determina al momento de emitir el bono.
Sin embargo, estos bonos se transan en los mercados financieros, es decir alguien puede “comprar la promesa de pago”, y por ende tienen un precio que puede variar día a día.
Por ejemplo, imaginemos que le prestamos US $100,000 a Blockbuster (QEPD), bajo la promesa de devolvernos los US $100,000 más US $50,000 de intereses en un par de años.
¿Cuánto es lo máximo pagarías por este bono?
Bueno, si creemos que Blockbuster es una empresa confiable y con una situación financiera estable, pagaremos a lo más US $150,000. En este caso diremos que el precio del bono es de 150,000 / 150,000 = 1, es decir, nos cuesta 1 dólar adquirir el derecho de que Blockbuster nos deba 1 dólar.
Ahora imaginemos que no confiamos en Blockbuster, porque es una empresa que no tiene mucho futuro y está mal financieramente. En este caso pagaríamos menos de US $150,000 por ese bono, ya que lo más probable es que Blockbuster no pueda hacer frente al pago de su deuda. Tal vez algo más razonable sería pagar US $30,000, ya que eso es lo que podría llegar a devolverme la empresa (bajo nuestras estimaciones). En este escenario, el precio del instrumento sería 30,000 / 150,000 = 0.2. O sea, a la luz de nuevas noticias, (que ya nadie arrienda películas en DVD) su precio disminuyó con respecto al escenario inicial.
A este riesgo de que los emisores no paguen su deuda, se le conoce como riesgo de crédito.
En general, al igual que Blockbuster, los precios de los bonos suben o bajan en función del riesgo de crédito de las compañías o de los gobiernos.
Por ejemplo, veamos cómo se movió el precio de los bonos de Argentina en las elecciones de 2019.
Argentina pasó de ser un buen pagador a uno no tan confiable.
En 2019, Argentina ya venía acarreando problemas fiscales y se rumoraba que no alcanzaría a pagar su deuda. A esto se sumó la posibilidad de que fuera electo un presidente con un plan de gobierno que promoviera un mayor gasto estatal y menos ahorro.
Finalmente el mercado terminó internalizando que Argentina no sería capaz de pagar todo lo que debía y el precio de los bonos cayó desde 0.76 hasta 0.36 (un -52%). En otras palabras, el mercado apostó que los tenedores de bonos de Argentina recuperarían sólo un 36% del dinero prestado.
Pero no todo es riesgo de crédito.
La rentabilidad de la renta fija también se relaciona con el contexto macroeconómico de los países y con el actuar de sus bancos centrales.
Los bonos tienen precio y también tienen una tasa de interés. Esta tasa de interés representa el retorno anual que te generaría invertir en el bono asumiendo que se pagan todos los intereses.
Por eso a los mercados de renta fija se les conoce como mercados de tasas. Estas tasas también se mueven a diario. La relación entre el precio y la tasa de un bono es inversa. En otras palabras, cuando el precio de los bonos sube, su tasa de interés cae, y viceversa. Esto porque el monto que paga al final sigue siempre igual, entonces dependiendo de lo que pagues por el bono, será más o menos lo que se considera premio (o interés).
El nivel de tasas de interés de un país tiene repercusiones tanto en la actividad económica como en la inflación. Cuando un banco central quiere estimular la economía o la inflación, la principal herramienta que utiliza es disminuir los niveles de tasas. Esto estimula la demanda por crédito en la economía.
Por ejemplo, si baja la tasa de interés que cobran los bancos para acceder a una propiedad, entonces más gente va a querer comprar casas o departamentos, y como resultado se genera mayor demanda y los precios de las casas suben.
Mientras que cuando un banco central busca disminuir el nivel de inflación, a costa de desacelerar la economía, sube las tasas de interés del país, generando el efecto contrario al caso anterior.
Existen varios tipos de herramientas con las que los bancos centrales pueden subir o bajar las tasas de interés del mercado. Algunos bancos centrales pueden comprar directamente bonos en el mercado y de esta manera presionar a la baja el nivel de tasas. Otros recortan o alzan su tasa de política monetaria, con lo que incentivan o desincentivan a los bancos comerciales a prestar dinero o comprar bonos.
Al riesgo de que los bonos suban o bajen de precio por efecto del movimiento en las tasas de interés de los bancos centrales se le llama riesgo de duración o riesgo de tasa.
¿Qué tiene que ver todo esto con mi inversión
Dado que la inflación subió tras las disrupciones ligadas a la pandemia, los bancos centrales tuvieron que subir mucho las tasas de interés. El Banco Central de México (Banxico) subió su tasa de 4% a mediados de 2021 a 11.25% actualmente. Además, recientemente el mercado ha llegado a la conclusión de que las tasas permanecerán altas por más tiempo de lo que pensaba. Todo esto ha afectado a los precios de los instrumentos de renta fija.
Como te conté al principio, fondos como Moderate Portman tienen mayor exposición a este tipo de instrumentos y por ende se han visto más afectados. Además, es importante entender que el hecho de que una inversión haya tenido un mal rendimiento en el corto plazo no implica que esto vaya a continuar en el futuro.
Un buen ejemplo es el taper tantrum del 2013, cuando había un escenario similar al que estamos hoy. En ese año, las tasas de interés a 10 años en Estados Unidos subieron aproximadamente 100 puntos base. Es decir, sus bonos rentaron en promedio un -6%. Sin embargo, un año después, los mercados de tasas ya habían recuperado toda la pérdida.
De hecho, Banxico ya dejó de subir su tasa: después de 15 reuniones consecutivas subiéndola, en las últimas 3 la mantuvo sin cambios. Y dado que la inflación ya está cediendo, muy probablemente en algunos meses más Banxico comenzará a recortarla.
Tasas altas y cayendo: eso le encanta a la renta fija, sobre todo a la de mayor duración. Es decir: todo apunta a que la renta fija tendrá un mejor pasar que el que vivió en los últimos años.