Este ha sido un año complejo para muchos activos.
Desde la renta fija hasta las acciones globales, la gran mayoría de los activos han tenido momentos de volatilidad derivada del alza de la inflación, conflictos geopolíticos y el riesgo de una desaceleración global. Sin embargo, donde el dolor se ha sentido más fuerte es probablemente en el mundo de los cripto activos o criptomonedas.
En el gráfico se ve la evolución durante el año de las principales criptomonedas por tamaño. El escenario es complejo: criptomonedas como el Bitcoin (la cripto más grande del mundo) lleva un -57% de rentabilidad, mientras que activos como Solana (una moneda competidora de Ethereum y que utiliza una tecnología similar) ha caído un 79%.
Para hacer una comparación, el S&P 500 ha tenido una caída de 19% en dólares este año.
¿Por qué han caído tanto las criptomonedas?
Es una pregunta difícil de responder. Al ser un activo que está en su “infancia” (la primera acción transada en Estados Unidos data de 1867 y los bonos datan de 2400 AC en Mesopotamia), todavía no existe mucho consenso de cómo valorizar una criptomoneda, o si este responde a algún valor fundamental más allá de la oferta o la demanda.
Con esto en consideración, podemos dar algunos argumentos.
El primer argumento es que habían subido muchísimo los últimos años. De hecho, desde el inicio de la pandemia el Bitcoin llegó a rentar un máximo de 761% a noviembre del 2021 y, pese a la última caída, si hubieses invertido el primer día de la pandemia todavía estarías arriba un 157%.
El segundo argumento es que las criptomonedas se han convertido en algo como “el último activo de riesgo” en el mundo de las inversiones (lo cual hace sentido dado que posee una volatilidad y retorno realizado muchísimo más alto que toda otra clase de activo). Bajo este concepto, en un contexto donde los inversionistas están buscando reducir el riesgo de sus portafolios, las criptomonedas son las primeras de la lista.
El tercer argumento es un poco más técnico y tiene que ver con su dependencia de las tasas de interés. En inversiones existe un concepto llamado “duración”, que es básicamente la sensibilidad del valor de una inversión respecto al nivel de tasas. Usualmente, depende de qué tan en el futuro esté la inversión (inversiones muy a futuro dependen más que inversiones a corto plazo).
En este sentido, el valor fundamental de las criptomonedas depende de que estas se conviertan en activos de uso regular. Esto requiere de mucho tiempo para que pase y las hace muy sensibles a las subidas de tasas que han sucedido estos últimos meses.
El cuarto argumento es la pérdida de interés: durante la pandemia, millones de personas se vieron encerradas en sus casas y en muchos casos habiendo recibido cheques de sus respectivos gobiernos (por ejemplo, en Estados Unidos se repartieron cheques de unos 1.400 dólares por persona).
Encerrados y con este dinero a mano, muchas personas se interesaron por invertir en criptomonedas para aumentar su patrimonio, lo que presionó el precio de los criptoactivos al alza. Ahora que las personas pueden salir y los cheques de estímulo se han extinguido, la demanda por criptomonedas se ha debilitado.
En conclusión, el mundo de los criptoactivos sigue siendo un espacio de muchísima volatilidad y si bien puede que sean el dinero del futuro, hay que considerar los riesgos que conllevan.
Recuerden que cada objetivo de inversión tiene un riesgo y plazo asociado, y una inversión en criptomonedas debiese ser para el largo plazo y una tolerancia muy alta al riesgo.
PD: los fondos de Fintual no poseen inversiones en criptoactivos.