¿Qué tienen en común Ignacio Carrera Pinto y George Washington? Tras la subida del dólar, ambos valen lo mismo.
1 luca = 1 dólar.
Pero esta no es la última paridad que vimos la semana pasada. Tal vez pasó desapercibida en Chile, pero en el mundo sonó mucho: el euro, la moneda utilizada por la Unión Europea, llegó a la paridad con el dólar. Sufrió una caída del 12% desde enero y se suma a la lista de monedas que se han devaluado respecto del dólar estadounidense.
La inflación en EE.UU. superó las expectativas del mercado y llegó a 9.1% en junio, así que el Banco Central de Estados Unidos (Fed) ha optado por políticas agresivas de aumento de tasas para combatirla. Este es probablemente uno de los principales factores que explican la apreciación del dólar, porque esta alza en la tasa provoca que aumente la demanda de dólares, y se vuelve relativamente más atractivo invertir en ese país. Algo así como que sus depósitos a plazo dan mejores tasas.
En consecuencia hemos visto que la mayoría de las monedas de los países emergentes se han devaluado frente al dólar. Chile se vio afectado principalmente por la caída del cobre y el alza en la inflación que ha tenido.
Sin embargo, el euro no se queda atrás.
Hecho histórico de la paridad euro-dólar
Si bien la depreciación del euro no es una sorpresa dentro del panorama hostil que enfrenta Europa por la guerra en Ucrania, sí es un hecho histórico, ya que este 1:1 no se había visto desde finales del 2002.
De hecho, el euro se caracterizaba por su fortaleza y hace tan solo dos años miembros del Banco Central Europeo (BCE) estaban preocupados por lo apreciado que estaba y la poca inflación que había en ciertos países de Europa.
¿Cuáles son los principales factores que influyeron en la devaluación del euro frente al dólar?
El primer factor son las expectativas de que el alza de tasas en EE. UU. sea más acelerada que en Europa. Recordemos que la paridad con el dólar fue el miércoles 13 de julio, cuando supimos el último dato de inflación en EE. UU. Esto aumentó las apuestas de que la Fed seguirá elevando la tasa.
El segundo factor importante es que el lunes 11 de julio el proveedor energético Ruso Gazprom comenzó un proceso de 10 días de mantenimiento en su gasoducto NordStream 1, que suministra gas a Alemania y otros países europeos.
El corte de suministro preocupa bastante, ya que algunos piensan que Rusia podría aprovechar la oportunidad para ejercer presión sobre Europa amenazando con no abrir la válvula. El temor es que haya un racionamiento de gas durante el invierno. Esto podría generar una crisis energética en Europa, e incluso una recesión, especialmente en Alemania, donde la producción de muchas empresas depende del gas ruso.
La intuición nos dice que si la inflación está alta, entonces el Banco Central Europeo (BCE) debería subir la tasa de interés para amortiguarla. Sin embargo, el BCE no se ha sumado a las políticas agresivas de cambio de tasa.
Robert Holzmann (miembro del consejo de gobierno del BCE) explica que las posibilidades de acción del BCE están limitadas por las perspectivas negativas de la economía. Por otra parte, en una encuesta de Bloomberg algunos economistas estimaron un riesgo de recesión en la eurozona de un 45%, en comparación al 30% que esperaban en junio.
De esta forma el BCE se encuentra en una disyuntiva: calmar ambas variables (inflación y recesión) con políticas que son contraproducentes entre ellas. Por un lado, el aumento de tasa provoca la disminución de la inflación, pero a su vez hace que se enfríe la economía, lo que aumentaría los riesgos de recesión.
La Fed tiene esta misma disyuntiva, pero parece estar más determinada a combatir la inflación.
Esta diferencia en la velocidad del aumento de tasas entre la Fed y el BCE ha hecho que inversionistas prefieran invertir en dólares en lugar de euros.
El Banco Central de Chile también ha mostrado más determinación que el BCE para enfrentar la inflación y la semana pasada subió su tasa de política monetaria (TPM) a un 9.75%.
Como sea, a través de diferentes caminos, los 1000 pesos chilenos y el euro llegaron a la paridad con el dólar, y (como diríamos los matemáticos) por transitividad, a la paridad entre ellas.