A muchos les gusta ver la historia como una constante sucesión de imperios o civilizaciones que caen en decadencia y luego son reemplazados por otros, más jóvenes, ágiles y dinámicos. Desde Roma hasta Estados Unidos, pasando por la monarquía española, Napoleón, los otomanos y el imperio británico. Uno cae y lo reemplaza el siguiente.
Me ha tocado escuchar a mucha gente argumentar que cuando Estados Unidos no sea más el centro del mundo, lo reemplazará China. Y argumentos no les faltan.
En octubre de 2023 China por primera vez desde su apertura económica hace más de cuatro décadas, comercializó más con los países en desarrollo que con Estados Unidos, Europa y Japón juntos.
La sensación este último tiempo es que China y Estados Unidos compiten más de lo que colaboran. Y no solo en términos geopolíticos (como en el caso de Taiwán), sino también en el comercio: por ejemplo con prohibiciones a las exportaciones y a la inversión.
Pero además del comercio mundial, una de las maneras de ver cómo va un país y su economía, es chequear los resultados de sus empresas. Durante la última década el crecimiento de las utilidades de las empresas estadounidenses ha sido mucho mejor que el de las empresas chinas. Muchos creían que con el tiempo la curva ascendente del país asiático superaría la hegemonía estadounidense.
Pero en 2016 la tendencia se hizo mucho más marcada. Eso sí, la brecha no se hizo realmente significativa hasta este año que recién pasó.
Por un lado, Estados Unidos de la mano del desarrollo de nuevas tecnologías, junto con una política fiscal y monetaria que se han complementado a través del ciclo económico, le han permitido al país mantener el trono como el mercado con cifras de crecimiento más sólidas en países desarrollados.
Por otro lado, si bien China ha avanzado en su desarrollo económico y tecnológico, las políticas económicas poco amigables con el sector privado en conjunto con desequilibrios en su mercado financiero (en particular el sector inmobiliario) han ralentizado de manera preocupante su crecimiento económico y con ello el resultado de sus empresas.
Hacia el futuro, la tendencia parece que se mantendrá: por el momento hemos visto a su presidente Xi Jinping mantener su postura proteccionista, apostando a que los estímulos fiscales detengan la desaceleración económica.
Tal vez el momento de China no ha llegado; todavía.
Si quieres saber más sobre los resultados corporativos de China y otras regiones del mundo, además de la de Estados Unidos, te recomendamos leer nuestro Houseview 2024.