Al fin puede empezar el placer de reírse un poco de la desgracia ajena: en estas fechas, amigos me comentan todos los cambios que harán este año nuevo, y yo los guardo en mi mente para sentir ese regocijo especial cuando veo que no los cumplen. No soy la única: los alemanes tienen una palabra para describir este curioso sentimiento de sentir alegría por la miseria de otros, schadenfreude, y aunque tiene un poco de malicia también tiene una raíz en el sentido del humor.
Disclaimer: a mis amigos que leen esto, no se enojen conmigo por decir que disfruto de sus fracasos, así funciona la mezquina condición humana.
¿Cuándo se dejan de cumplir los propósitos de año nuevo?
Seamos honestos, la mayoría de estos propósitos tienen más que ver con apaciguar alguna culpa o remordimiento, que con la verdadera intención de cumplirlos. Y es que es muy difícil. Bloomberg escribió un buen post de cuándo se empieza a entrar en la decadencia de abandonar lo planeado en año nuevo (en el caso de proponerse comer bien y hacer ejercicio)
El vuelo de las buenas intenciones suele durar claramente hasta abril, pero comienza a decaer cuando una baja en el porcentaje promedio de de visitas semanales al gimnasio coincide con una alza en ese porcentaje en lugares de comida rápida, y en el gráfico ya se puede ver algo así en Febrero.
Además, hay situaciones completamente incontrolables que a veces simplemente no permiten cumplir esas promesas. Este video de Money with Katie le da en el clavo
Uno de los propósitos que se escuchan en el coro de ideas de auto superación al empezar un año es invertir más, y visto de manera muy fría y racional, es bien conveniente. Pero como en el video, uno no es frío ni racional y hay muchas razones para no invertir: guerras, recesión, pandemias y el persistente temor y fantasía de que pronto nos extinguiremos (una fantasía que tenemos desde la infancia, cuando nos enteramos cómo terminaron los dinosaurios 😥).
Por otro lado, hay un montón de ejemplos de escritores como James Joyce y H.G Welles que nos llevan a imaginarnos cómo serían los últimos días de la humanidad, pero como se ve en el gráfico, irónicamente no solo no llega ese día final sino que las acciones globales siguen subiendo.
Esto me recuerda algo que dijo Steve Jobs (no se preocupen, no me refiero “si tú lo deseas puedes volar”, esa frase que se le atribuye pero que en realidad salía en la canción de Digimon).
Siempre se dice que Steve Jobs tenía un muy buen ojo para el diseño y era muy creativo, pero algo que no se dice muy seguido es lo que creo que era su mayor gracia. Era un excelente vendedor: tenía una oratoria impactantemente precisa cuando hablaba de tecnología, y escribía guiones que se aprendía de memoria para ser persuasivo. Uno de esos guiones (que repite en al menos 3 videos distintos, y en uno incluso lo ensaya), aplica muy bien para el tema de la plata:
“Leí un estudio que medía la eficiencia de varias especies de animales al transportarse. El cóndor usaba la menor energía para moverse un kilómetro. Y los humanos aparecieron con un rendimiento no muy impresionante, como un tercio más abajo en la lista. No era algo para enorgullecerse ni fanfarronear siendo “la corona de la creación”. No se veía bien. Pero alguien en Scientific American tuvo la lucidez de medir la eficiencia que tienen los humanos cuando se trasladan en bicicleta. Y un humano en una bicicleta, deja al cóndor atrás, lo supera por lejos en el ranking. Y eso es un computador para mí. Es la herramienta más notable que se nos ha ocurrido inventar, y es parecido a la bicicleta, pero para la mente.”
Aunque es tentador pensarlo, esto no fue una ficción que inventó Jobs para hacer una buena entrevista, salió publicado en la Scientific American de 1973, y un ingeniero de Oxford de apellido Wilson le dedicó varias páginas a la eficiencia de la bicicleta: “un humano en bicicleta puede ir tres o cuatro veces más rápido que un peatón, pero usa cinco veces menos energía en el proceso. Transporta un gramo de su peso a lo largo de un kilómetro de camino plano con un gasto de solo 0.15 calorías. La bicicleta es el transductor perfecto para adaptar la energía metabólica del hombre a la impedancia de la locomoción. Equipado con esta herramienta, el humano supera la eficiencia no solo de todas las máquinas, sino también de todos los demás animales”.
Steve Jobs le copio a la revista Scientific American, usando la bicicleta como su metáfora, y yo le copio a él: al final es lo mismo para las finanzas, invertir puede ser una máquina bien aceitada que logra hacer más eficiente la plata que ganas (el ejemplo de la bicicleta es gracioso porque justo al invertirla, la plata se mueve).
Sin invertir, la vida después de jubilado, por ejemplo, se vuelve bastante difícil y poco escalable. Por eso en Chile nos obligan a reservar un porcentaje de nuestros sueldos en fondos de pensiones donde la plata queda rentando (eso es cotizar obligatoriamente en la AFP), y el Estado te regala plata todos los años para incentivarte a ahorrar para tu jubilación, además de la porción obligada.
Un último ejemplo sencillo para entender por qué invertir puede ser como un humano arriba de una bicicleta: el Estado todos los años te regala hasta aproximadamente 385.000 pesos para incentivarte a ahorrar para mejorar tu jubilación. Pero esos 385.000 pesos son en realidad mucho más, porque el Estado los traspasa al vehículo de inversión donde tienes tu APV (Ahorro Provisional Voluntario) y ahí se queda rentando hasta que te jubiles. Si tienes 30 años solo podrás acceder a esa plata como en 30 años más. ¿Y cuánto terminar valiendo esos $385.000?
¿Y si el regalo del Estado lo recibieras cada año, por 30 años hasta que te jubiles? Podría llegar a convertirse, simulando la misma rentabilidad anual de arriba de un fondo de inversión arriesgado, en un poco más de 69 millones de pesos. Creo que con esta simulación queda más claro que con la inversión se le puede sacar más eficiencia a lo que uno gana.
Pero volvamos con año nuevo. Imaginemos más encima que a las inversiones le agregas tecnología: poder automatizar algo sin que lo tengas que hacer tú. Un robot que cuando caes en la normal decadencia humana de ya no poder cumplir tus propósitos de año nuevo, mantiene la disciplina por ti y te saca de esa mediocridad como la bicicleta nos sacó de la mediocridad del ranking de movilidad.
Ese es el gran truco: ahora que tengo ánimos de invertir un poco más este año pero sé que esas ganas van a desaparecer en cualquier momento, decidí dejar programadas las transferencias a Fintual, así seguiré invirtiendo incluso cuando tenga miedo o vuelva a tener esas fantasías apocalípticas que tanto gustan.
Cómo programar transferencias y reglas en Fintual
En tu banco puedes programar transferencias a Fintual con el monto y frecuencia que quieras. Tenemos algunos tutoriales:
- Programar transferencias en el Banco de Chile
- Programar transferencias en el BCI
- Programar transferencias en el Banco Santander
- Programar transferencias en el Banco Itaú
- Programar transferencias en el Banco Bice
- Programar transferencias en el Banco Falabella
- Programar transferencias en el Banco Estado
- Programar transferencias en el Banco Scotiabank
- Programar transferencias en el Banco BICE
- Programar transferencias en el Banco Security
Si tienes dos o más objetivos, te llegará un mail preguntando a dónde quieres poner tu depósito. Si tienes sólo un objetivo, se irá a ese automáticamente.
Pero se puede automatizar aún más, ni siquiera vas a tener que abrir la app de Finitual. Aquí puedes poner reglas el comportamiento de tus depósitos: que vayan a un objetivo dependiendo del monto de la trasferencia o que se distribuyan en tus distintos objetivos según los porcentajes que tú definas.
Si hay gente al otro lado de este post que también disfruta de ver cómo fracasé en cumplir con mis propósitos de año nuevo, al menos les podré contestar “ok tienes razón, fracasé, pero mis robots no”.
Y esto es importante:
- Infórmate de las características esenciales de la inversión en estos fondos mutuos. Están en sus reglamentos internos, que puedes ver en la CMF y en fintual.cl/docs.
- La rentabilidad es fluctuante, por lo que nada garantiza que las rentabilidades pasadas se mantengan en el futuro.
- La rentabilidad o ganancia obtenida en el pasado por este fondo, no garantiza que se repita en el futuro. Los valores de las cuotas de los fondos mutuos son variables.
- El resultado de la simulación asume una rentabilidad esperada de 9.99% nominal y corresponde a una simulación realizada según un método de retornos implícito, que es una estimación del comportamiento de los activos basados en sus precios actuales, los dividendos futuros de acciones estimados por un proveedor externo y en el nivel de tasa actual de los bonos.