Hoy, domingo 16 de noviembre, se realizó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, en conjunto con las elecciones parlamentarias.
Los candidatos que avanzaron al balotaje fueron Jeanette Jara, del Partido Comunista, con un 26,63% de los votos, y José Antonio Kast, del Partido Republicano, con un 24,25% (de acuerdo a los datos con 62,76% de mesas escrutadas). Ambos se enfrentarán nuevamente en la segunda vuelta programada para el domingo 14 de diciembre.
Efecto en la economía
Si bien las políticas económicas de cada gobierno influyen en la economía local en el mediano y largo plazo, el presidente, por sí solo, no determina su trayectoria. El desempeño económico depende principalmente de factores estructurales como la adopción tecnológica, el clima político en sentido amplio, el ciclo económico global y los precios internacionales de insumos clave como el cobre. Un ejemplo de esto es que los períodos económicos de los gobiernos de Piñera I y Piñera II fueron distintos entre sí; lo mismo ocurrió con Bachelet I y Bachelet II.

En este contexto, más allá del ciclo político, Chile enfrenta desafíos estructurales que condicionan su capacidad de crecer en el futuro. El crecimiento potencial de la economía va a depender cada vez más de tres factores: la productividad, la inversión y la demografía. ¿Y por qué estas tres cosas se hacen cada vez más relevantes? La burocracia y demoras de entregas de permisos sigue ralentizando proyectos que podrían aumentar el stock de capital y la incorporación de nuevas tecnologías; la transición demográfica ya empezó a jugar en contra —con una población en edad de trabajar que alcanzó su máximo y comienza a disminuir—; y la productividad total de los factores lleva más de una década estancada. Aunque existen oportunidades relevantes asociadas a la transición energética, la IA y la mayor certeza regulatoria reciente, el país necesita avanzar en reformas que aceleren la ejecución de inversiones, fortalezcan el capital humano y mejoren la eficiencia institucional, si quiere elevar su crecimiento potencial de forma sostenida.
Efecto en los mercados
Como ocurre en la mayoría de las economías emergentes, los ciclos electorales suelen influir de manera importante en la dinámica de los activos financieros. Si observamos el desempeño de la bolsa, el tipo de cambio y la renta fija local en Chile, este año la evolución ha sido especialmente heterogénea.
Por un lado, la renta variable ha tenido un 2025 sobresaliente: el IPSA acumula más de un 38% de rentabilidad, muy por encima del 14% que registra el S&P 500. Por otro lado, tanto el peso chileno como los bonos locales han exhibido un rendimiento más débil en relación con sus comparables internacionales.

Como hemos comentado en otras ocasiones, los precios de los activos financieros reflejan las expectativas del mercado, por lo que los índices suelen anticiparse a los resultados de las elecciones presidenciales. En el siguiente ejercicio analizamos el desempeño relativo del IPSA frente al S&P 500 durante los seis meses previos y posteriores a cada elección de primera vuelta en Chile. En la gráfica, la línea azul muestra el rendimiento promedio en estos períodos electorales, mientras que el área gris indica el rango de variación entre las rentabilidades mínima y máxima observadas en los distintos episodios.

En general, al menos en términos históricos, existe una alta variabilidad en los escenarios pre y post elecciones, aunque en promedio, la bolsa ha tenido un mejor comportamiento en el período posterior a las elecciones de primera vuelta.
La segunda vuelta del 14 de diciembre probablemente traerá nuevos movimientos de corto plazo —particularmente en el tipo de cambio y en algunos sectores bursátiles más sensibles al ciclo político—, pero difícilmente alterará por sí sola la trayectoria económica de mediano plazo. En otras palabras, aunque los titulares se enfoquen en la disputa electoral, los fundamentos que determinan el crecimiento, la productividad y las condiciones financieras del país siguen estando en otros frentes: la rapidez con la que Chile logre destrabar proyectos de inversión, su capacidad para adoptar nuevas tecnologías, la calidad de sus instituciones y la evolución del ciclo económico internacional. Muchos de estos factores dependen no solo de la figura presidencial, sino también de la composición del Congreso.
En términos de posicionamiento, esto sugiere que es más importante mantener un foco de largo plazo y una cartera diversificada que intentar adivinar los movimientos del mercado en función de cada giro electoral. En un año donde el IPSA ha sorprendido positivamente, pero la renta fija y el peso han quedado rezagados frente a sus pares, la lectura es la misma de siempre: los mercados integran múltiples fuerzas a la vez, y las elecciones son solo una entre muchas variables.
Créditos imagen de portada: Diego Martin / Agencia Uno