*Nota: el autor de este artículo prefiere permanecer anónimo debido a su relación con algunas casas editoriales.
Dado que con frecuencia me preguntan cómo se hace para publicar un libro, decidí ordenar las ideas en este texto.
En Chile, hay al menos cinco opciones para publicar.
¿Dónde puedes ir para publicar un libro?
1. Editorial grande
En Chile, este mercado está dominado por dos grandes actores: Penguin Random House y el Grupo Planeta. Ambos poseen numerosos sellos que la mayoría cree erróneamente que son empresas independientes.
- Penguin Random House: Aguilar, Alfaguara, Debate, Grijalbo, Lumen, Taurus, Sudamericana, Plaza & Janés, y un largo etcétera.
- Planeta: Tusquets, Paidós, Emecé, Crítica, Espasa, y un largo etcétera
Un poco más abajo en esta categoría está Zigzag.
Estas empresas son las que te dan más visibilidad. Cuentan con departamentos de prensa dedicados para enchufarte en medios (sobre todo radios) durante las semanas inmediatamente posteriores al lanzamiento, mantienen buenos arreglos con las librerías para efectos de exhibición de novedades, organizan desayunos mensuales con los libreros en que presentan las novedades del mes explicadas por sus propios autores y, muy importante, te garantizan una amplia distribución en la gran mayoría de las docenas de librerías dispersas por el territorio.
Quizás lo más valioso de todo es que las cadenas de librerías trabajan a consignación con estas editoriales: pagan por lo que venden y el resto lo devuelven sin costo. Por lo tanto, dado que el riesgo lo corre la editorial y no la librería (aunque a algunas librerías les cobran el costo de distribución), la librería chica será mucho más propensa a probar con un autor nuevo en comparación a aquellos casos en que deben comprar a firme (la librería de cadena venderá de todos modos si viene de estos gigantes). Otra gran ventaja es que, si le llegas a dar el palo al gato, al cobijarte bajo este gran alero tendrás la opción directa de vender en el extranjero.
Las editoriales tradicionales cuentan además con editores profesionales y correctores de estilo, que te ayudan con el texto.
La gran desventaja es que el porcentaje que se lleva el autor es el más bajo. El estándar de la industria es un 10% del valor neto (antes de IVA) del libro. Si eres Isabel Allende puedes negociar algo mejor, pero si lo fueras no estarías leyendo esto. Así, un libro que se vende en $11.900 equivale a $10.000 neto, de los cuales $1.000 van a parar al autor.
El autor, eso sí, no debe poner ni un peso: todo el riesgo lo corre la editorial. Incluso te pueden ofrecer adelantos, que luego se descuentan de las ventas efectivas al momento de pagarte, aunque a un primerizo sin antecedentes (por ejemplo, ser famosillo en redes sociales) no tendrían por qué ofrecérselo, porque saben que solo con ser aceptado estará más feliz que perro con dos colas.
La torta suele repartirse así: del neto, autor fijo 10%, librería fijo 40%, impresión + bodega + distribución ~ 30% (depende del tipo de libro) y lo que queda (~ 20%) editorial, que obviamente no es pura ganancia porque incluye edición, diagramación, corrección de estilo, portada, etc. Luego el precio sube 19% por IVA.
El ciudadano de a pie suele escandalizarse de que los autores reciban un 8,4% del precio de vitrina, pero no es porque una cúpula oscura de hombres de negro te esté cagando, sino porque el libro es una cadena de muchos eslabones y cada uno debe subsistir. En este modelo, un primerizo no famosillo y que no acaba de descubrir vida extraterrestre puede pensar en un tiraje inicial de 2.000 copias.
Desde luego, la gran barrera es ser aceptado. No solo es difícil que lo lean y te acepten. Si no eres conocido ni has asesinado a un presidente recientemente es difícil solo que te lean, porque es mucha la gente que quiere publicar y muchos los manuscritos que reciben mes a mes. Casi con seguridad este proceso será muy largo y frustrante. Pasarán meses antes de responderte, y una vez que lo hacen la verdad es que estadísticamente es mucho más probable que la respuesta sea no.
2. Editorial mediana
Son empresas como Ril, Lom, Trayecto o Hueders. Puedes obtener porcentajes mejores y hay más espacio para negociar. Ofrecen desde el 12% hasta 25% en el caso de Hueders.
Algunas ofrecen un joint Venture. En Trayecto, por ejemplo, tú financias el libro y ellos te entregan un 75% de las ventas. O puedes acordar un porcentaje más bajo hasta que ellos recuperen la plata y luego uno muy alto si se llega a la zona de números azules. En verdad aquí hay mucha flexibilidad. En jerga de mercado eléctrico, si las tradicionales tratan con clientes regulados las chicas tratan con clientes libres.
Estas empresas ofrecen gestión de medios, aunque tienen peor llegada que Random House y Planeta, y también difusión en redes sociales, aunque de menor envergadura.
3. Editorial chica
Hay CENTENAS de editoriales chicas dando vuelta, un fenómeno que ha agarrado mucha fuerza en estos últimos años. Hay varias ferias del libro de editoriales independientes (Santiago, Antofagasta, Puerto Montts, etc). En estos casos, es mucho más fácil ser aceptado, con tirajes del orden de 300 ejemplares, y el porcentaje para el autor será considerablemente más alto que en las grandes.
Como con las medianas, cada negociación es diferente. A cambio, habrá poca o ninguna difusión en prensa, la distribución será mucho menos exhaustiva (quizás solo Santiago) y lo más probable es que las librerías deban comprar a firme, lo que hace mucho más difícil que pidan tu libro. Varias de estas apuntan sus cartuchos a las ferias: feria del libro de Providencia, Ñuñoa, Valdivia, etc..
Dado que no hay posibilidades de internacionalización con ellos, es importante que defiendas esta posibilidad en el contrato. Por obvias razones las editoriales tradicionales no te permitirán publicar en otros mercados donde ellos operan si no es con ellos, pero una editorial chica debiera permitírtelo porque no le robas ventas y, por el contrario, le darías prestigio.
4. Autoedición física
No necesitas esperar a que te acepten y te embolsas lo que de otra manera se llevaría la editorial, pero considera bastante menos que un 20% extra porque la impresión te saldrá mucho más cara. Un tiraje típico son 500 ejemplares, que te puede costar del orden de $1.300.000 para un libro de 200 páginas, tapa blanda y sin imágenes. Ese monto no es directamente proporcional a la extensión, naturalmente: a más páginas, menor precio por página. El costo es además muy sensible al tiraje y las editoriales aplican volumen, además de acuerdos permanentes con las imprentas. Luego, debes incurrir en la pesadilla de negociar librería por librería.
Si puedes correr con todo el riesgo y ofrecer consignación en lugar de venta a firme será menos difícil que te acepten, pero siempre en un lugar muy secundario. Paso siguiente, debes incurrir en la pesadilla de la administración del negocio: vivirás pendiente de andar cobrando facturas, despachando cajas para la reposición, etc. Algunos autores van ellos mismos con las cajas en su auto a dejar las copias de reposición. Será peor y más caro si no tienes espacio en tu casa para adaptar una bodega. Al final, durante un tiempo dejas de ser escritor y te transformas en una micro-PYME de logística. Puedes contratar una empresa que haga la logística por ti, pero ahí debes analizar si con ese gasto queda acaso alguna ventaja financiera sobre el modelo de editorial chica, y la negociación librería a librería no la puede hacer nadie por ti, así que ese tiempo es inevitable.
Un diagramador cobra unos $800 por página. Puedes evitarlo, pero tienes que manejarte un mínimo en el tema, o aprender, porque el hecho de imprimir exige conocer ciertos aspectos técnicos que en el computador no enfrentas. Es además ideal contar con un corrector de estilo, que cobran algo más de luca por página. Prescindible, pero es 100% seguro que tu libro tendrá no uno, sino varios motes. Los motes son tan difíciles de extirpar del todo que incluso a los correctores de estilo profesionales se les escapan algunos.
La portada es a mi juicio muy importante si el libro tiene pretensiones comerciales. Se nota a la legua la diferencia entre una portada profesional y otra hecha en Paint un domingo en la tarde. Aunque obviamente el talento literario y el gráfico son ortogonales, cuando un potencial comprador ve una portada profesional piensa «aquí hay un producto profesional». El texto puede ser de nivel garciamarquiano, pero si la portada se nota piñufla y nadie te conoce, se transmite la idea de que el producto completo es ahí no más.
Aquí los precios varían enormemente dependiendo de qué se quiera hacer. Si es solo añadir texto sobre una imagen preexistente quizás lo puedes hacer tú mismo y no se notará, o pedirle la paleteada a la prima diseñadora que te pedía el auto cuando chica, pero si quieres crear desde cero una ilustración ad hoc a tu libro, piensa en el orden de 250 lucas.
5. Autoedición digital
Empresas como Amazon te permiten llegar y publicar. No revisan tu texto y en menos de 48 horas estás vendiendo en Santiago, Peor Es nada, Madrid y Guanajuato. En realidad, solo revisan que tu libro no sea un calendario para pedófilos ni un instructivo para repartir ántrax en las embajadas de Estados Unidos. En el caso de Amazon, si el precio está bajo US$10 te reservan un 35% si el libro se vende en países “menores” (entre los que está Chile) y 70% en países “mayores” (EE.UU., Europa, Japón, etc.), lo que se determina por el IP. Luego hay un descuento que depende del peso del archivo. El promedio es US$ 0,06 por unidad. Aquí el detalle.
Luego, el servicio de impuestos gringos captura un 30%, y no conozco a ningún chileno que haya sabido como recuperarlo (aunque no descarto que sea humanamente posible). Por último, si no tienes cuenta en un banco de un país de primer mundo necesitas un servicio que te permita transferir la plata a tu cuenta chilena. La movida aquí es Payoneer, que gana plata ofreciéndote un cambio ligeramente peor. El 3 de noviembre de 2022, fecha para la que el SII publica un valor de US$ = CLP$ 937,8 Payoneer pagó a CLP$ 925,3, que equivale a una cometa de 1,3%. Así que si vendes tu libro a US$ 9,99 y alguien lo compra con una IP chilena, considera 9,99*0,35*0,7*0,987 - 0,06 = US$ 2,36. Si alguien lo compra en España, 9,99*0,7*0,7*0,987 - 0,06= US$ 4,77.
A diferencia de la autoedición física, no es necesario saber diagramar. Amazon recibe el archivo Word directamente y un proceso automático lo transforma. La portada, por supuesto, sigue siendo el mismo desafío, y hay que gastar un rato en el archivo Word en generar títulos (Inicio, cuadro Estilos) y una vez hecho eso insertar una tabla de contenido (en la pestaña Referencia pinchar Tabla de Contenido). Amazon transforma automático la tabla de contenido en el índice del libro.
La gran desventaja de este modelo es que en castellano muy poca gente lee digital, y no se observa un cambio en la tendencia en años recientes. El libro en español se ha resistido a la avalancha de la e-lectura
A mi modo de ver, la autoedición digital es una excelente fase previa para el papel. Primero, podrás arreglar errores antes de que queden estampados para toda la eternidad en tinta. Amazon cuenta con una herramienta para que los lectores te los señalen. Luego, podrás recibir feedback de fondo. Por último, recibir evaluaciones en Goodreads.com Si tu libro es bueno y te va bien en Goodreads.com es mucho más probable que una editorial te escuche.
Como todo en la vida, no hay una opción perfecta. Cada una ofrece sus luces y sus sombras. El mensaje es ¡persevera! Publicar un libro es una experiencia sumamente gratificante.
*El autor de este artículo prefiere permanecer anónimo debido a su relación con algunas casas editoriales.