Hace solo cinco meses se estrenó la última película de Yorgos Lanthimos y ya tenemos una nueva. Pero si pensábamos que le habíamos sacado la foto al director griego después de Pobres criaturas y La favorita, nos sorprende con algo distinto.
Colaborando de nuevo con Emma Stone, junta a un grupo de actores que interpretan distintos personajes en las tres historias que componen Kinds of Kindness, una película con la que reclama su rareza y vuelve a sus orígenes.
Asesinato, automutilación, violación, abortos, tortura, accidentes, suicidio y más trae el par en un estreno que para algunos será demasiado sádico y para otros, gracioso (y sádico).
La ola griega rara viaja a Hollywood
Pobres criaturas era un logro técnico, una superproducción que les permitió desplegar toda su creatividad en pantalla grande. Un mayor presupuesto y decisiones visuales arriesgadas hacían que fuese fácil vincularla a su película anterior, La favorita, otra comedia negra de época protagonizada por Stone. Y se podría decir que ese es un tipo de película de Lanthimos.
Kinds of Kindness, su más reciente estreno, es distinta. Se parece más a las antiguas.
Después de su reconocimiento mundial con Canino, Lanthimos se consolidó como uno de los mayores exponentes de la “Greek weird wave” un movimiento cinematográfico que se caracteriza por retratar fríamente personajes poco convencionales bajo estructuras de poder opresivas. Era singular, pero cuando se fue a Hollywood no perdió su sello y siguió trabajando junto al guionista Efthimis Filippou para crear historias similares. Así surgieron La langosta y El sacrificio del ciervo sagrado. Lanthimos tenía a estrellas como Colin Farrell y Nicole Kidman pero bajo un lente inquietante, observándolos como piezas de un ajedrez maldito que avanzaban hacia su fin.
Los críticos siempre lo tildaron de raro o idiosincrático, pero no negaban su talento. Cuando empezó a colaborar con Emma Stone, parecieron encontrar un punto perfecto que amplió la audiencia del director y el prestigio de la actriz, y llevó a ambos a los puntos más altos de reconocimiento de su carrera. ¿A dónde podían ir después de eso?
La respuesta de ellos, que pudieron haber seguido suavizando sus bordes para caerle bien a Hollywood, fue ponerse un poco más arriesgados. Lanthimos y Filippou llevaban años escribiendo juntos una(s) historia(s) distinta(s), más oscura y que no le pide a nadie que le guste.
Tres películas en una
Cada historia en Kinds of Kindness empieza con un título que involucra a RFM. Esas siglas parecen corresponder a un personaje menor que podría unirlas todas (aunque eso no tenga sentido). Puede ser. Lanthimos se guarda varios secretos en sus historias, empezando por sumergirnos en contextos alterados con la acción ya iniciada, donde nos hacemos muchas preguntas y poco a poco vamos dilucidando el contexto.
Cada historia también mantiene el mismo elenco, interpretando distintos personajes y turnándose los protagónicos según lo que las tramas le piden a Emma Stone, Jesse Plemons, Willem Dafoe, Margaret Qualley y Hong Chau.
Y estas tramas, a primera vista, no parecen tener mucho en común.
La muerte de RMF tiene a Plemons como un hombre sometido por su jefe, que controla cada aspecto de su vida, desde dónde vive hasta su peso y la cantidad de sexo que tiene con su esposa. Cuando el protagonista decepciona a su amo, tendrá que demostrarle cuánto le importa, qué tan lejos está dispuesto a llegar para volver a ser sometido por él.
RMF vuela ya coquetea con lo fantástico, con otro Plemons que llora la desaparición de su esposa tras un accidente. Pero cuando ella vuelve, Emma Stone en majestad, él cree que es una impostora y la quiere dejar. Empiezan otro juego de poder donde ella debe asegurarle su amor para retenerlo.
Y por último, RMF come un sandwich es la más larga y dramática de todas, con Stone siendo parte de un culto que busca a una mujer capaz de revivir a los muertos mientras lidia con haber abandonado a su esposo e hija.
De alguna forma todo esto es una comedia, pero es tan sórdido y distante que se entendería si nadie se riera. Las tendencias maliciosas de Lanthimos relucen aquí en su versión más negra en años y uno las agradece precisamente porque algo de verdad tienen.
En todos sus cuentos los personajes se someten de forma voluntaria a entes más poderosos que ellos. Son caprichosos y carentes, pero desean. Y ahí nos resuena la canción que usa la película más de una vez: some of them want to use you. Some of them want to get used by you. Some of them want to abuse you. Some of them want to be abused. Como una verdad que nos asusta, como una pista, como una ironía que nos recuerda que esto tampoco es tan serio.
Lanthimos usa la comedia y la provocación para incomodarnos de nuevo y todo sería muy superficial si es que no encontrara la forma de que todo resonara.
Puede ser menos accesible y satisfactoria que sus últimas películas, pero en este ejercicio perturbador vuelve a introducirnos en la lógica de Alps, La langosta o El sacrificio del ciervo sagrado, donde lo raro existe para mostrarnos lo común. Lo fantástico está presente aunque no se vea en ningún plano. Ciencia ficción sin artificios, solo en el tejido de los personajes y sus interacciones. Lanthimos remueve el sentido común de sus lógicas relacionales, llevándolos a operar de maneras que no prevemos pero que tienen sentido precisamente porque nunca deja de hablar de algo muy humano que tienen dentro. Por más raros que nos parezcan.
Nota de riesgo: incluso cuando juega más a la segura, el equipo de Yorgos y Emma Stone se la juega, y está es la más arriesgada de sus colaboraciones hasta ahora.