Un grupo de mujeres de una apartada comunidad religiosa tienen que reunirse para tomar una decisión. Tras sufrir una serie de violaciones y abusos por parte de los hombres de la colonia, se juntan para hablar sobre su futuro. Las opciones son tres: no hacer nada, quedarse en el recinto y hacer frente a los crímenes o alejarse del lugar y empezar de cero en otra parte.
Un grupo reducido de mujeres en un marco acotado de tiempo, debatiendo. Eso es Ellas hablan, la película basada en la novela Women Talking de Miriam Toews que está ahora en cartelera. Uno de los mejores estrenos recientes.
Quedarse y pelear; irse y empezar de cero
Las mujeres de la comunidad menonita en la que se sitúa Ellas hablan han sufrido, sin importar su edad, abusos por hombres que luego se dan a la fuga, violaciones que resultan en embarazos y traumas que las han quebrado emocionalmente. Es por eso que deciden decir basta y hacen una votación para tomar las riendas de la situación. Las dos opciones que empatan son la de quedarse en su comunidad, un espacio cerrado y autosustentable en el campo, pero intentando impedir que estos actos se repitan; o la de dejar atrás la vida que han construido y todo lo que conocen y marcharse quién sabe a dónde. Son mujeres analfabetas que no han visto un mapa más allá de la región que habitan y nada les garantiza poder asentarse a salvo en otro lugar. Pero tampoco nada les garantiza poder frenar a los hombres de su comunidad.
Por eso, el diálogo. Se revisan exhaustivamente todas las posturas, con mujeres exponiendo sus argumentos, analizando opciones y describiendo hechos traumáticos, sus mayores miedos y rabias, sus experiencias y esperanzas. En el elenco se destacan Claire Foy y Jessie Buckley como quienes lideran con más pasión la conversación, y Rooney Mara como la cabeza fría que propone el perdón como el máximo y quizás único acto que las podrá salvar.
El regreso de la directora Sarah Polley
Podía parecer una apuesta densa e incluso aburrida, entendiendo que el cine requiere de imágenes potentes que apoyen un texto que puede ser pesado, pero la directora Sarah Polley se antepuso al desafío usando diferentes recursos. A pesar de que no tiene miedo de dejar a sus actrices cargar con el peso de los puntos de vista en conflicto, Ellas hablan utiliza flashbacks, la banda sonora de Hildur Guðnadóttir (ganadora del Oscar por Joker), un montaje creativo para separar secuencias y voces en off para hacer de este diálogo algo sorprendentemente visual.
La canadiense Sarah Polley se hizo famosa como actriz infantil antes de empezar a incurrir en la dirección. Sus tres películas previas a Ellas hablan la presentan como una realizadora versátil y sumamente empática: el drama sobre alzheimer Away from her, la comedia romántica Take this waltz y el documental Stories we tell, en el que entrevista a sus familiares para exponer su historia biográfica. Son tres películas muy recomendables y, tras diez años sin un nuevo proyecto, las expectativas eran altas para esta adaptación.
Y, aunque hace tan solo una década una película con el título “mujeres hablando” sobre conversaciones acerca de violación y abuso hubiese parecido un proyecto imposible, el clima actual permite y necesita que estas historias aparezcan.
Aquí se tratan temas complejos y se buscan zonas grises. Se discute sobre el rol de los hombres en esta conversación y el de las disidencias sexuales. No hay soluciones fáciles sino solo personas intentando encontrar respuestas. Sin prédica, analiza la naturaleza del perdón, la diferencia entre huir y trasladarse, el origen del machismo y cómo sanar traumas que ni se pueden poner en palabras.
Ellas Hablan es ambiciosa y tiene un texto poderoso que bien podría llevarse el Oscar al Mejor Guion Adaptado (la película también está nominada a Mejor Película). Pero, más importante aún, nos interpela con una discusión necesaria y para muchos incómoda. Es una película arriesgada que ojalá puedan ver en el cine.