En Shanzhai: el arte de la falsificación y la deconstrucción en China (Caja Negra, 2016), Byung Chul-Han reflexiona sobre un neologismo chino que se refiere a los productos falsificados. La gracia de estos productos es que, en sí mismos, no pretenden reemplazar al original. El pensador coreano percibe en ellos una potencialidad creativa y subversiva que sería una muestra de la capacidad transformativa del pensamiento chino. “Occidente se sustrae a la creatividad propia del shanzhai al considerarlo meramente un fraude, un plagio y una ofensa a la propiedad intelectual” (80). Aunque señala en esta frase una diferencia interesante en las formas de pensamiento, también cabe preguntarse hasta qué punto se pueden estresar los límites de la copia.
Esta es una de las preguntas que, por extraña que resulte la inclusión de esta cita, surge con el éxito sorpresivo de Palworld (Pocketpair, 2024). En cierto modo, también es un producto que surge como una copia híbrida de otro titán más grande en el mundo del entretenimiento digital: Pokémon, la serie de juegos de RPG donde el jugador captura monstruos para coleccionarlos y participar en combates. Es una presencia ineludible: hasta la fecha, se trata de la franquicia más lucrativa en el mundo de los videojuegos. Una marca registrada que, desde mediados de los 90, no ha parado de expandirse y generar ganancias multimillonarias, ya sea como juego de cartas coleccionable, aplicación para dispositivos móviles, o e-sport competitivo (cuyo torneo mundial se realiza anualmente en Honolulu, Hawaii). La simpleza de su combate, el diseño de las criaturas y las posibilidades de personalización de sus juegos han atraído a un público amplio que abarca distintas generaciones.
Algo que se suele omitir al hablar sobre Pokémon es el espíritu comunitario que guía a sus fanáticos; hay varias subcomunidades que se han desarrollado a lo largo de los años, tanto competitivos como casuales. La escena de ROM hacks es vasta y amplia, con distintas interpretaciones de los juegos de la serie principal (a pesar del disgusto de Nintendo). Bulbapedia es el recurso enciclopédico más completo hasta la fecha, documentando todo lo que es Pokémon.
Además, la escena competitiva no se limita a jugar las versiones oficiales: Pokémon Showdown es un sitio web que permite crear equipos con stats personalizables y ponerlos a combatir con otros jugadores en el mundo, complementado con la enciclopedia competitiva Smogon. El nuzlocke (un tipo de partida con reglas autoimpuestas que aumentan la dificultad del juego) también es bastante popular entre los fans. Aun con el ojo vigilante de Nintendo tras sus espaldas, éstas comunidades han encontrado nuevas formas de disfrutar la serie.
Lo más curioso del fenómeno es que los juegos que han dado origen a este gran imperio multimedia no han cambiado demasiado; en esencia, sigue siendo el mismo sistema de combate y crianza. Se añaden mecánicas, tipos, mejoras y otros elementos, pero los cimientos permanecen intactos. Otras series como Shin Megami Tensei o Digimon también tienen bases rígidas que se comparten entre juegos, aunque Pokémon sería el caso más conocido.
Sin embargo, la tradición más desafortunada reside en el aspecto técnico. Hasta la 5ta generación (Pokémon Black/White), los juegos utilizaban sprites 2D con algún modelo 3D incorporado en los mapas (especialmente a partir de Diamond/Pearl/Platinum), y por las limitaciones de hardware algunos no superan los 30 fps. No es el fin del mundo, al fin y al cabo son juegos con un sistema de turnos que no requiere tiempos de reacción estrictos. Lo mismo pasa con la 6ta y 7ma generación (Pokémon X/Y, Pokémon Sun/Moon), exclusivamente desarrollados en 3D.
Game Freak ha sido históricamente la compañía desarrolladora de los juegos en la serie principal (los remakes y spin-offs recaen en otros desarrolladores como Bandai Namco o Genius Sonority) y a partir de Pokémon Sword/Shield se ha puesto en evidencia sus falencias técnicas. Es obvio que la Nintendo Switch queda demasiado corta en sus aspectos técnicos (incluso en 2017, cuando salió al mercado), y la performance de sus juegos deja mucho que desear. No obstante, lo de Pokémon resulta casi cómico. Los mapas no cargan completamente, la performance resulta muy inestable, y en algunos casos los personajes se convierten en monstruos lovecraftianos. Estos son errores que resultan más comunes en juegos realizados por equipos pequeños o publicados en Steam en early access, pero por alguna razón se cuelan en la franquicia más lucrativa de la historia. Esto no ha evitado que siga vendiendo millones de copias, pero al mismo tiempo ha dejado a varios fanáticos insatisfechos.
Pero después de esta (francamente extensa) lección de historia, es aquí donde llega Palworld. Anunciado en 2021, su enganche publicitario residió en la viralización del trailer que, para ser honestos, era demasiado ridículo para ser cierto: clips de criaturas legalmente distintivas que combaten y exploran el mundo que contrastan con otros donde trabajan en fábricas creando armas. Algunos pensaron que era una especie de broma o que el concepto no iba a llegar a ninguna parte.
Varios intentos por replicar el éxito de Pokémon resultan en productos decepcionantes, no logran el alcance global de la franquicia de Nintendo o solamente atraen a un público considerable en Japón. No había ninguna razón para pensar que con Palworld iba a ocurrir lo contrario. Recuerdo haber visto el tráiler compartido en Twitter y minutos después me olvidé por completo de su existencia.
A la fecha de redacción, los desarrolladores reportan 8 millones de copias vendidas en Steam en menos de una semana, supera 1.000.000 de jugadores conectados y su éxito ha obligado a The Pokémon Company a investigar posibles infracciones a su propiedad intelectual. En una semana, Palworld se ha convertido en un juego masivo, y también hay una avalancha de artículos periodísticos intentando explicar las razones de esta explosión. Por otra parte, han surgido varias controversias, entre ellas el supuesto uso de modelos de Pokémon levemente modificados, el abandono de los desarrolladores a su otro juego de supervivencia Craftopia, y las amenazas de muerte que (según la cuenta de Twitter del director, Takuro Mizobe) han recibido los artistas de la compañía.
Debido a mi desinterés personal no planeaba cubrir el juego; me aburro rápidamente en juegos de supervivencia, y al igual que los juegos de recolección de monstruos, hay varios en el mercado que van y vienen sin pena ni gloria. El juego ha invadido mis redes sociales a tal punto que tenía que averiguar cuál era la razón de tanto escándalo. Luego de un fin de semana explorando el juego (está en Game Pass y aproveché de canjear una membresía gratuita), debo admitir: es entretenido, es una buena forma de matar el tiempo. Sin embargo, es entretenido de la misma forma que otros juegos de supervivencia en Steam.
El gameplay consiste en recoger materiales, armar una base, capturar las criaturas que habitan el mundo y ponerlas a combatir en un mundo abierto que recuerda tanto a Pokémon Legends: Arceus como a Breath of the Wild y Elden Ring (con un árbol al centro del mapa y todo). Aunque capturar criaturas no es propiedad exclusiva de Nintendo, otros juegos de supervivencia han utilizado estas mecánicas de una u otra forma, ya sea crianza, incubación, domesticación o combate. Para ser early access, salvo por algunos problemas de performance y algunos glitches, el juego es relativamente estable.
La recolección de criaturas sigue el modelo de Pokémon (ataca al monstruo y lanza la bola cuando tenga poca vida restante), aunque esta vez el entrenador puede debilitarlas por su cuenta, sin tener que sacar a los monstruos para combatir. Tus “Pals” atacan automáticamente, sin tener que escoger específicamente el movimiento a usar, lo cual se deshace por completo del factor estratégico de la fuente original (pero cada especie tiene habilidades específicas, como mayor espacio de almacenamiento para ítems).
Tener una base establecida es super conveniente, pues sirve como tu Centro Pokémon y puedes llevar a tus monstruos derrotados para revivirlos. También puedes encontrar huevos para incubar en distintas partes del mapa, y esto permite invocar otras criaturas más raras.
La base tampoco es meramente decorativa: además de servir como el punto de referencia del jugador, puedes asignar a algunos monstruos para que realicen tareas específicas (recolectar madera, defender la base de invasiones enemigas, elaborar objetos/armas/Pal Spheres o construir edificios). Cada acción te entrega experiencia y esta se utiliza para desbloquear nuevas construcciones, objetos, mejorar los stats del personaje principal y de los Pals. No son las mecánicas que van a revolucionar la industria de la noche a la mañana, pero están implementadas de forma que incentivan al jugador a realizar distintas labores en cada sesión de juego.
Pero además de eso, no sabría qué más escribir al respecto. Puedo deshacerme de las secciones que hacen referencia a Pokémon o a sus mecánicas y reemplazar toda esta reseña con otro juego de supervivencia vigente (especialmente ARK Survival Evolved), y de no ser por las imágenes adjuntas, no habría ninguna forma de saber cuál es la diferencia. Sería imposible negar el atractivo que tienen los juegos de recolección de monstruos; Pokémon se mantiene fuerte contra viento y marea. Cierto, esto se debe en parte a que Nintendo es una megacorporación y a la lealtad casi obsesiva de sus fans (que, en casos extremos, llega a ser el equivalente gamer de los “Disney Adults”).
Sin embargo, Palworld, a pesar de ser un juego de supervivencia entretenido, es otro más que se añade al montón, y honestamente de no ser por el marketing viral de su concepto difícilmente habría recibido la misma atención.
No es el primer ni único caso donde las similitudes dan pie a la controversia; Genshin Impact recibió varios dardos en su contra por ser bastante parecido a Breath of the Wild. Enchanted Portals fue acusado de copiar directamente a Cuphead y recibió bastantes críticas negativas, aunque siendo justos el resultado final es terrible. No creo que Palworld esté por sobre esas críticas, y no es sorpresa que el modelo de negocios de Pocketpair se base en adaptar otros juegos exitosos. Solo por curiosidad revisé su página web y todos sus juegos, de una forma u otra, replican a otro de forma descarada.
Never Grave: The Witch and The Curse (desarrollado por Frontside 180 pero publicado por Pocketpair) solo tiene una demo, y es descrito como un metroidvania con elementos roguelite; el gameplay, aunque funcional, remite a Dead Cells y el estilo gráfico es muy cercano al de Hollow Knight. Craftopia, el juego que precede a Palworld, es aún más desvergonzadamente similar a Breath of the Wild (y a Genshin Impact, irónicamente). Una cosa es la inspiración y otra es coquetear con el plagio.
Ningún juego es 100% original, obviamente; si me basara en esta premisa, tendría que condenar a Pokémon por ser parecido a Shin Megami Tensei, a Final Fantasy, y a Dungeons & Dragons. Lo mismo pasaría con Lies of P, y ahí la inspiración de Bloodborne y Dark Souls es más que evidente. Pocketpair sería el equivalente gamer del shanzhai: crear fusiones de fórmulas más exitosas, sin importar qué tan obvia o descarada sea la fuente de inspiración.
No obstante, lo que resulta más preocupante (y que se ha pasado por alto en la cobertura general de este fenómeno) es lo que podría ocurrir después de su lanzamiento. Craftopia se ha mantenido en early access desde 2020, y a pesar que publicaron un roadmap hace unos meses, algunos usuarios temen que estos planes no se lleven a cabo. Resulta sospechoso que un equipo tan pequeño desvíe su atención tan rápido de un proyecto de gran magnitud aún en desarrollo a otro de proporciones similares. Quizás de aquí a unos años Palworld quedará en la infamia junto a Cube World o The Day Before, quizás desaparece de Steam por razones legales, o quizás persiste como otro juego de supervivencia más. Aunque una cosa es clara: la discusión que ha generado resulta más interesante que el juego en sí mismo.