Empecemos con algunas definiciones.
Un trader es una persona o entidad que compra y vende activos financieros, como acciones o divisas, con el objetivo de obtener ganancias en el corto plazo.
Una rata, es … un roedor, eso.
Hace algunos años, el artista conceptual —Michael Marcovici—inició un proyecto conocido como rattraders.com (la página ya no existe). El fin del experimento era entrenar a ratas para tomar decisiones de inversión y determinar si estos animales tienen la capacidad de detectar patrones con mejor rendimiento que expertos financieros humanos.
El trabajo fue publicado en Art & Economy, el primer volumen de un catálogo de proyectos sobre la economía global apoyado por la Fundación Landia y la Universidad de las Artes de Berlín.
Metodología
El experimento se basó en determinar la rentabilidad que conseguía un grupo de ratas operando divisas en el mercado eurodollar.
Para esto, Marcovici realizó un mapeo de los movimientos de las divisas a notas musicales producidas por un piano, de manera de que, si el precio de la paridad sube durante la sesión de trading, entonces la nota se vuelve más aguda, y vice versa. En función de esto, la rata debe apretar un botón rojo o verde dependiendo de su proyección para la siguiente sesión. Cada vez que la rata acierta, se le da un pellet, si no, un pequeño electroshock ⚡.
Resultados
A medida de que el entrenamiento avanzaba, la capacidad predictiva de las ratas fue mejorando de manera paulatina. Tanto así, que en promedio las ratas empezaron a tener tasas de 52% de acierto en los movimientos futuros de las divisas, esto es, mejor que el 50% esperado por medio del lanzamiento de una moneda.
Como se menciona en la nota de The Atlantic, luego de lanzar aproximadamente 1.000 pistas sonoras, Marcovici terminó con un equipo bien dotado de “ratas traders”, las cuales cruzó entre sí para luego dar origen a una nueva generación de ratas que superaron a sus progenitores. La rata más destacada? Mr Kleinworth Morgan Jr, con un 57% de precisión predictiva.
Según Marcovici, las ratas de esta generación empezaron a reportar mejores resultados que un grupo de control de gestores de fondos de inversión y traders profesionales. Aunque este desempeño fue levemente superior, las ratas tuvieron una mayor rentabilidad que los algoritmos de análisis técnico y que varios traders humanos.
El proyecto lo finalizó en el año 2011, a esas alturas Marcovici ya debía conservar más de 100 ratas en su departamento, con lo que decidió dar el experimento por concluido.
¿Son las ratas realmente buenas prediciendo precios?
Lo primero que hay que notar de todo este ejercicio, es que si bien Marcovici lo describe como un programa de entrenamiento semi-científico, en realidad el análisis no cuenta con pruebas de significancia estadística y el rigor de la metodología es bastante limitado.
Sin embargo, este tipo de experimentos se han realizado anteriormente. En 2011 Research Affiliates experimentó haciendo que 100 monos "lancen dardos" sobre las páginas de acciones de un periódico, eligiendo 30 acciones al azar cada año de un universo de 1,000 acciones. Los resultados mostraron que estos portafolios seleccionados aleatoriamente superaron al mercado en un 1.7% anual, en promedio.
Volviendo a nuestras ratas, para Marcovici, los animales tienen la ventaja de no dejarse llevar por noticias ni por factores externos irrelevantes, a diferencia de los humanos que son fácilmente influenciados por el ruido presente en los mercados financieros. En esto, el autor del experimento tiene un punto. El mundo está lleno de ruido y aleatoriedad, y los mercados financieros son un caso extremo de esto: sistemas complejos, caóticos y empapados de volatilidad.
Muchas veces, la respuesta natural de las personas que trabajan en inversiones es intentar racionalizar las fluctuaciones que ven en los mercados, detectando patrones inexistentes y adjudicando causas lógicas a movimientos en precios que, en realidad, no son nada más que ruido.
Como dice Nassim Nicholas Taleb, académico, estadístico y trader de opciones:
“Las personas piensan que la inteligencia consiste en notar qué cosas son relevantes (detectar patrones); sin embargo, en este mundo complejo, la inteligencia real consiste en ignorar lo que es irrelevante (evitar patrones falsos).”
Respecto de si las ratas son realmente buenas detectando patrones, no lo sabemos, pero probablemente no (y los traders de divisas, quién sabe). En inversiones, es prácticamente imposible determinar con certeza si los resultados de un gestor o trader son genuinos o se explican meramente por casualidad o suerte. Usualmente, tanto los precios como los rendimientos de las acciones siguen procesos aleatorios, que requieren cientos o miles de observaciones para poder concluir algo significativo, y aún así, puede que el resultado sea espurio.
El corolario del experimento de Marcovici es un llamado a la humildad, tanto para traders de corto plazo como para gestores de portafolios de inversiones. En el corto plazo, los mercados son un mundo caótico, poco predecible y donde puede irnos mal siendo buenos gestores, o irnos bien sin realmente tener destreza. Por esto, en inversiones, la estrategia más adecuada, siempre será mantener el foco y la visión en el largo plazo.