A pesar de que, como en todo oficio, hay famosillos y millonarios, los guionistas en general son trabajadores normales dentro de una industria competitiva, dedicados a un tipo de actividad más inestable que el resto. Nunca habían habido más series en exhibición, y el 2022 se llegó al récord de 599, contando solo las americanas. Uno pensaría que con el boom del streaming los guionistas tendrían más beneficios y trabajo que nunca, pero eso no es del todo cierto.
Una manera de compensarlos económicamente es pagándoles por cada vez que vuelve a emitirse un contenido de su autoría en televisión. Si las cadenas se pueden beneficiar retransmitiendo series y películas exitosas por años, sus creadores también deberían ganar algo. ¿Pero qué pasa con el streaming?
Lamentablemente las cosas cambiaron para mal en este sentido. No solo las temporadas ahora son más cortas, lo que emplea a los guionistas por la mitad del tiempo que antes, sino que las “salas de guión” pueden tener cada vez menos empleados (famosamente Euphoria es escrita solo por una persona, por ejemplo) y, si el tiempo de escritura se acaba (muchas veces son contratos por un tiempo determinado), es normal que se terminen los contratos de los equipos sin que la serie esté escrita en su totalidad. Es lo que le pasó a Bronca, cuyo último capítulo fue escrito solo por el showrunner.
Y esto de pagar por cada vez que se exhibe una serie quedó en el pasado, en la era de la TV, ya que con los streamings es imposible.
¿Y qué quieren los guionistas?
Después de negociaciones poco fructíferas con los representantes de varias cadenas y empresas de medios, los guionistas hicieron una votación para ver si se iban a huelga. El 97,85% de la asociación de guionistas (WGA) optó por dejar de trabajar y empezaron a protestar con algunos de los carteles más creativos en la historia de las manifestaciones.
La serie de demandas que presentaron exigen aumentos salariales, contratación por un mínimo de tiempo y equipos con un mínimo de personas por proyecto, entre otras cosas. Quieren estandarizar ciertos mínimos que protejan a todos, ya que los streamings funcionan con acuerdos y contratos individuales, dependiendo de las negociaciones particulares que se hagan con cada proyecto. En el fondo, los guionistas han visto cómo su oficio se ha convertido en una gig economy, un trabajo de duración corta en el que entregan una labor específica sin mayor conexión con su empleador.
Lo interesante es cómo se empiezan a anteponer al debate sobre la inteligencia artificial y el mundo laboral. Entre las demandas, piden que IA como ChatGPT se restrinjan para ser usadas solo como herramientas de investigación, no para escribir o adaptar material. También exigen que sus guiones no sean usados para entrenar a la inteligencia para poder crear ficción en un futuro, viéndolo como una potencial amenaza directa a su trabajo.
La contraparte no ha accedido a esto aún, proponiendo por el momento “juntarse anualmente a discutir los avances tecnológicos”. Da un poco de miedo pensar las posturas que irán adoptando grandes corporaciones que deben estar salivando ante la idea de reemplazar a sus trabajadores por máquinas que les permitirían ahorrar dinero.
¿Qué pasará con la huelga de guionistas y las series que vemos?
Esta no es la primera huelga de los guionistas. La primera fue en 1960 para adaptarse a la irrupción de la televisión, mientras que en 1973 hicieron una para discutir sobre el mercado del cable. En los 80 la discusión se centraba en el home video y la última, el 2007, tenía que ver con los “nuevos medios” y la distribución online. Pero no se antepuso al streaming, y eso es lo que vino a cambiar todo y que generó la actual.
El 2007, por ejemplo, se notó el impacto en series que tuvieron que acortar sus temporadas (como Lost y 30 Rock), otras que debieron posponerlas y otras entraron en tantos enredos que terminaron cancelándose. Entre medio, los canales exhibieron muchos realities y programas de juegos para rellenar el espacio.
A una semana de la huelga, el efecto directo ha sido con los talk shows (piensen en Jimmy Fallon, Conan, etc.), los cuales, al escribirse tan próximos a su emisión diaria, ya tuvieron que interrumpirse, al igual que Saturday Night Live.
Pero también está afectando a la producción de series y sí, ahora llegamos a la parte que seguramente te interesó desde el principio: ¿qué va a pasar con las series que vemos, amamos y representan nuestra adicción semanal?
Distintas cosas. Hacks, por ejemplo, interrumpió el rodaje de su tercera temporada en apoyo de la huelga. Lo mismo Stranger Things, lo que significará que estarán listas después de lo planeado y tendremos que esperar más para verlas, dependiendo de cuánto dure la situación.
Big Mouth se encontraba en plena escritura de su temporada final, por lo que detuvo el proceso hasta que la huelga termine. Yellowjackets estaba en su primer día de redacción de la tercera temporada cuando tuvieron que detenerse. Abbott Elementary también, y probablemente tendrá una temporada 3 más corta debido a todo esto.
Y luego hay un par de casos más complejos. La casa del dragón y Los anillos de poder son series muy costosas, que ya habían terminado su proceso de escritura y se encontraban listas para grabar sus segundas temporadas. Sus equipos técnicos son tan grandes y emplean a tantas personas que no se quisieron arriesgar a detener las producciones. ¿El problema? Muchas veces es necesario tener guionistas en set, para resolver problemas de último minuto y adecuar líneas ya que, junto a los showrunners, son las únicas personas en el set que manejan una visión global de lo que pasará en la serie más adelante. Pueden responder dudas rápido y asegurarse de que todo esté en orden. Pero sin esta ayuda, una producción que decida grabar se arriesga. Es lo que le pasó a Quantum of Solace, en la que Daniel Craig y el director tuvieron que escribir varias escenas, resultando en una de las entregas menos memorables de la franquicia de James Bond.
¿Y ahora?
¿Qué va a pasar ahora? Bueno, los guionistas no tienen intención de parar. Creen que si no se llega a un acuerdo ahora, el futuro entero de su oficio está en riesgo. Han calificado su situación de “crisis existencial”, una que si no se maneja bien puede acabar dirigiendo la escritura a un formato mucho más irrelevante y precarizado que el actual.
La huelga del 2007 duró 100 días. Esta, nadie puede saberlo. Las empresas no parecen muy interesadas en satisfacer las demandas propuestas, habiendo hecho una primera devolución en la cual se oponían a la mayoría de las peticiones. Es más, están amenazando a los huelguistas y las personas que debiesen estar produciendo las series, recordándoles que no están obligados a seguir pagándoles en esas condiciones.
Es complejo pero también interesante, ya que sirve como un ejemplo del problema que empieza a suponer la inteligencia artificial además de la precarización de un mercado laboral que tiende cada vez más a fomentar lo freelance e independiente, liberando a las empresas de responsabilizarse por sus empleados y protegerlos.
Para usar frases que los mismos guionistas han creado, esto acaba de empezar. Y, al igual que con los productos que crean, el mundo entero está mirando.