Hit Man es, al mismo tiempo, una película muy tonta y muy inteligente. Una comedia sobre disfraces que en sí misma también esconde un par de capas inesperadas. Una película de acción sin tanta acción, un retorno a un cine seguro y seguramente lo más entretenido que ha hecho un director tan multifacético como Richard Linklater.
La historia de un hombre común, sicario y actor
Gary Johnson tiene el típico nombre estadounidense y eso, junto con una apariencia inocentona, lo hacen ver como un ciudadano común. Su voz en off desenfadada nos relata, como en las comedias de antaño, lo cotidiano de su vida como profesor nerd de filosofía y hombre solitario, padre de dos gatos. Hasta ahí todo normal, como asegura la sonrisa vacía de Glen Powell antes de que entendamos qué trae la película entre manos.
En su tiempo libre, nos cuenta con naturalidad, Johnson coopera con la policía. Por qué no. Y participa en una serie de redadas en las que oficiales se hacen pasar por asesinos a sueldo para embaucar a quienes los contratan y arrestarlos. Pero cuando destituyen al policía que interpreta a este asesino falso, Johnson da un paso adelante y le toca a él actuar el papel.
Y funciona demasiado bien. Como un psicópata que estaba esperando su momento o un actor nato que no había sido descubierto, Gary entra en personaje rápido y con facilidad, logrando que sus víctimas digan las palabras claves y admitan que lo están contratando para matar a alguien. Esto escala. La película, Linklater y Powell lo pasan muy bien mostrando los distintos personajes que Johnson elige interpretar para tenderle trampas a la gente. Y el hombre va volviéndose cada vez más profesional, ocultando esta doble vida en sus clases de filosofía universitaria donde advierte a sus alumnos sobre las distintas personas que habitan dentro de uno.
Todo bien hasta el momento. Hasta que una de sus clientes resulta ser una mujer (Adria Arjona, hija de ya se imaginan quién) atrapada en un matrimonio violento que quiere deshacerse de su esposo. Johnson, en personaje, rompe las reglas y la disuade de hacerlo. Ambos empiezan una relación –con él haciéndose pasar por uno de sus personajes, de asesino confianzudo– y sus mundos se empiezan a mezclar.
Desde allí continúa Hit Man, como peli de acción, comedia romántica y sátira negra con varios giros inesperados, livianos y por sobre todo, entretenidos.
Richard Linklater en su versión más distendida
Podría ser una película palomitera más, pero hay cierta ironía rodeando cada gesto y secuencia que hacen que sea imposible no reírse por cómo se aborda la premisa.
Hay aspectos que hacen que Hit Man parezca una película concebida por un adolescente, una fantasía masculina en la que un hombre común es llevado por el destino y su talento a convertirse en un asesino –pero sin la complicación moral de tener que matar a nadie– mientras una mujer hermosa se lanza sobre él sin que realmente haya nada que esté muy en juego.
Madison, el personaje de Arjona, parece excitada constantemente por la idea de asesinar, y verla escena tras escena tirarse sobre Powell habla de lo poco desarrollado de esta femme fatale, sí, pero incluso se puede ver como parte de la ironía. Es difícil tomar en serio una situación tan exagerada como la que rodea a los personajes y tanto Linklater como Powell y Arjona parecen conscientes de esto.
Este no es el Linklater que experimenta con el tiempo. El que cada nueve años reencontró a Ethan Hawke y Julie Delpy en diferentes ciudades europeas en la trilogía Before, el que grabó el crecimiento de un chico por 14 años en Boyhood o el que está filmando ahora Merrily we roll along, el musical que planea estrenar en 18 años para captar a su reparto envejecer.
Este es el Richard Linklater que dirigió Escuela de rock, en su faceta más cómica y menos ambiciosa. En Hit Man, sin ser profundo, inyecta algunos de sus sellos y logra sorprender con conversaciones tan lúcidas como en la trilogía mencionada o en su animación de rotoscopia Waking Life, aquellas películas distendidas de su filmografía, donde simplemente deja que sus personajes conversen y reflexionen.
Tiene ese sello relajado de alguien que solo quiere pasarlo bien, ese aire veraniego de los inicios de su carrera donde no parece querer probarle nada a nadie.
Y, al abrazar este impulso, termina creando algo que se siente como exactamente la película que quisieron hacer él y Powell, que sirvió de co-guionista: algo ligero y simplemente entretenido, mejor de lo que parecería a primera vista, que te atrapa y te hace pensar hace cuánto no lo pasabas tan bien con una película.
¿Dónde ver Hit Man?
Netflix no produjo la película, pero la compró tras su estreno en el festival de Toronto por 20 millones de dólares, convirtiéndola en la adquisición más cara del festival y del año 2023.
La plataforma de streaming ya lanzó Hit Man en algunos territorios (como en Estados Unidos, donde debutó en el #1), pero en Latinoamérica la película aprovechará de pasar por salas primero, estrenándose la próxima semana y buscando recaudar fondos antes de alojarse en Netflix.
Nota de riesgo: Hit Man es completamente conservadora, ligera y divertida. Difícil sería encontrar gente que tenga muchos problemas con ella o que no la disfrute.