El dato de inflación de enero fue especial por varias razones, y tuvo interpretaciones bien variadas. Acá lo desenredamos.
La inflación del mes de enero fue de 0.7%, bastante superior al 0.4% que esperaba el mercado. Es un dato atípico dado que la inflación en enero tiende a rondar el 0.4%. De hecho, en las encuestas de especialistas, no había ningún pronóstico superior a 0.5%.
La sorpresa se explica por un aumento mayor a lo esperado en alimentos, reflejando en parte la reciente alza del dólar que ronda el 20% en el último año, y también por el aumento en servicios de las viviendas.
En términos anuales la inflación fue de 3.8%, mayor que el 3.5% esperado. Por su parte, si revisamos el índice de precios usando únicamente la nueva canasta de consumo (medición en la que se enfoca el Central para su análisis) la variación anual del IPC a enero 2024 se ubica en 3.2%. ¿Eso qué significa?
Actualización de la canasta del INE
En enero del 2024 el INE actualizó la canasta de consumo que usa en la medición de la inflación . Esto lo hace cada cinco años para adaptarse a los cambios de preferencias de los consumidores.
Por ejemplo, en la reciente actualización se eliminó de la canasta básica el servicio de telefonía fija (entendible, ¿cuántas personas con teléfono fijo conoces?) y se incluyeron sustitutos vegetales de carne (también entendible, hace algunos años ni siquiera existían).
Esta nueva actualización toma en cuenta los patrones de consumo reportados por la Encuesta de Presupuestos Familiares realizada entre octubre de 2021 y septiembre de 2022.
Entre otras cosas, la nueva canasta le da mayor ponderación a los bienes, y menor a los servicios. Resultados probables de este cambio son 1) una mayor volatilidad en la inflación, ya que los precios de los bienes tienden a ajustarse con mayor frecuencia que los de los servicios, y 2) una mayor relevancia del tipo de cambio en los precios domésticos, porque en general el tipo de cambio afecta más directamente a los precios de los bienes que se pueden comerciar con el exterior.
La nueva canasta es oficialmente la referencia sobre la cual se calcula la inflación a partir de 2024. Desde 2019 y hasta 2023, la canasta oficial es la anterior.
Ahora, para efectos de análisis, al Banco Central le gusta fijarse en la evolución de los precios de la nueva canasta, incluso desde antes de que se hiciera oficial. Para hacer esto se fija en cómo se movieron los precios de la serie “referencial” (la de la canasta nueva). A enero, el dato más reciente, esta medición da una inflación anual de 3.2%, menor al 3.8% que entrega la inflación oficial.
Esta diferencia se debe a que, como te contábamos, los bienes tienen una mayor ponderación que los servicios en la canasta nueva, y la inflación de los bienes ha bajado mucho más que la de los servicios.
Entonces, ¿la inflación ya llegó a la meta?
No. La inflación oficial es de 3.8%. Esa es la que debe usarse para fines de reajustabilidad de todos los contratos, obligaciones o valores indexados a la variación del IPC, como la UF.
Durante este año el Central va a tomar en cuenta en sus análisis la serie referencial, pero siempre la tasa de inflación oficial va a ser la serie que considera la nueva canasta sólo a partir de 2024, que se conoce como "serie empalmada", publicada por el INE.
Volviendo al dato de inflación de enero, este de alguna manera contrarresta la sorpresa a la baja en la inflación de diciembre y, una vez más, pone de manifiesto la extraordinaria volatilidad que han tenido las cifras de inflación más recientes.
Para saber qué tan relevante es este dato en términos de política monetaria habrá que esperar a la publicación del IPC sin volátiles y sus analíticos, la medida de inflación favorita del Central, que por el cambio de canasta sólo estarán disponibles a partir del próximo mes.
¿Qué implica el dato de inflación para la TPM?
Como ya te habrás dado cuenta, la publicación de la inflación de enero tiene dos lecturas que se contraponen.
Por un lado, el hecho de que la serie referencial indique una inflación anual de 3.2%, ya prácticamente en la meta, podría ser una señal para el Central de que hay espacio para seguir recortando su tasa de política monetaria de forma agresiva, para llevar su tasa pronto al nivel neutral de 4%.
Por otro lado, la alta inflación de enero es una señal de cautela, especialmente porque hay indicios de que en parte se explica por la fuerte depreciación reciente del peso chileno, que además se ha acentuado en los últimos días.
El Central seguramente está consciente de que buena parte de la depreciación reciente del peso se debe a la divergencia de la política monetaria doméstica respecto de los principales bancos centrales, por lo que recortar sus tasas de forma aún más agresiva podría comprometer el futuro progreso de la desinflación.
Enfocarse demasiado en el camino que ya se avanzó sin tomar en cuenta que se está poniendo más cuesta arriba sería inapropiado, en nuestra opinión. Eso sí, para su próxima decisión de tasa, que será a principios de abril, el Central también tomará en cuenta la inflación de febrero, que se publicará a principios de marzo.
“¿Y mis inversiones?”
Si bien no esperamos que el Central acelere mucho sus recortes, sí creemos que va a continuar recortando su tasa: aún faltan cerca de 3 puntos porcentuales de bajas en la TPM este año.
Como te contamos en este post, las bajas en la TPM influyen en las tasas de interés de mercado. Eso afecta, por ejemplo, a las tasas que pagamos cuando nos endeudamos y a las tasas de los depósitos a plazo. En general, tal y como se ha comportado el mercado anteriormente, esperamos que haya un flujo de salida de inversiones desde depósitos a plazo hacia inversiones con mayor riesgo.