La idea era ambiciosa: Amazon Prime desarrollaría un thriller de espionaje, una saga lo suficientemente exitosa para crear una franquicia global de gran escala. Contratarían a los hermanos Russo (de los Avengers), les darían mucho dinero para hacerla y libertad creativa para supervisarla. Como en sus lucrativas películas, habrían spinoffs que conectarían historias y personajes. Citadel sería la respuesta en versión serie de algo que lleva años rompiéndola en el mundo del cine.
Con un elevado presupuesto inicial de 150 millones (que después se duplicaría) y un equipo de más de cien personas, empezaron a trabajar en los ocho capítulos que compondrían la primera temporada. Rápidamente empezaron los problemas.
¿De qué trata Citadel, y qué pasó?
(Ojo, aquí van un par de spoilers del primer capítulo)
Dos imposiblemente bellos espías (Priyanka Chopra y Richard Madden) se encuentran en un tren y, entre mentiras, coqueteos y diálogos forzados, emprenden una aventura de acción que termina con una explosión en el tren y ambos perdiendo la memoria. Ocho años después, él vive una vida bucólica como padre y esposo, pero tiene visiones que le hacen intuir que algo más está pasando. El primer capítulo es su re-reclutamiento, en el cual nos explican quiénes son los buenos (los espías de Citadel, que deben garantizar la seguridad del mundo) y quiénes son los malos. El segundo capítulo es la primera misión y el reencuentro entre estos dos espías. Tensión sexual y su compromiso con salvar el mundo.
(Aquí terminan los spoilers)
Citadel es ágil, fácil de seguir, pero se toma muy en serio. Le vendría bien un poco más de humor considerando lo trillada y absurda de su premisa, pero debería satisfacer a quienes buscan entretenimiento sencillo y efectivo. Hasta ahí, todo relativamente bien.
¿El problema? Bueno, que quizás no era necesario invertir tanto en algo tan poco seguro. Antes de su estreno el 28 de abril, Citadel ya tenía una segunda temporada confirmada. No solo eso, el spinoff italiano ya terminó su producción y el que seguiría la acción en India la comenzó recientemente. A Citadel no tenía que irle bien, tenía que irle increíblemente bien para que todo esto se justificara.
Después de su primer rodaje en el 2021, el resultado final no era tan convincente. Los Russo estaban ocupados haciendo la película más cara de Netflix, The Gray Man (¿notamos un patrón?) y tenían diferencias creativas con quienes dirigieron el proyecto. Amazon tampoco estaba contento. ¿El resultado? Los guionistas originales fueron despedidos y se trajo un nuevo showrunner y director de foto para hacer una versión mejorada. Los reshoots (cuando deben hacerse retomas para corregir un producto insatisfactorio) siempre son una señal peligrosa y en este caso elevaron el presupuesto de la producción casi a los 300 millones. Esto la convirtió en la segunda serie más cara de la historia (la primera era también de Amazon, Los anillos de poder, y también nos recuerda que dinero ≠ éxito), pero una que parecía maldita.
Los reshoots se alargaron y finalmente ambas versiones se compararon. Se optó por una cuando el rodaje tumultuoso ya era noticia y los medios alrededor del mundo, más que anticipar Citadel con excitación, se preguntaban si es que los streamings se estaban saliendo de control con sus presupuestos.
Y la pregunta va por ahí. ¿Se justifica que un producto audiovisual cueste tanto? Especialmente uno que nace de la intención de hacer una franquicia a la cual exprimir dinero. La empresa de Jeff Bezos parece haberse disparado en los pies con esta, aunque todavía el veredicto no es final.
Solo se han emitido dos de los seis episodios de la serie (los ocho originalmente planeados fueron reducidos después de todos los problemas) y la crítica no ha sido muy generosa. Rotten Tomatoes, que siempre es gentil con las series, le ha dado un porcentaje de 51% de aceptación, con muchos medios preguntándose si valió la pena tanta exageración y derroche. Las audiencias parecen más interesadas, aunque sin reportes de taquilla como en el cine, o de rating como en la televisión de antaño, es difícil saber.
Lo que sí es claro es que Citadel no inició una conversación cultural, no prendió esa llama que no puede forzarse, provocando memes, discusiones en vivo y artículos de opinión. Hasta ahora, simplemente existe y es una curiosidad debido al fracaso que constituye una inversión tan grande. Pero con otra temporada ya aprobada y al menos dos series más en proceso, tendremos Citadel para rato, aunque la duda sigue, quizás no se hizo una serie tan especial para que la gente quiera seguir invirtiendo en este mundo.
Nota de riesgo: una apuesta arriesgada en su valor de producción, si bien su producto final es más tradicional de lo que debiese. Aunque podemos considerarla conservadora si pensamos que no quisieron correr riesgos en el contenido por miedo a alejar a la gente.