Careca, el delantero brasilero de moda y tentado por los clubes más importantes de Europa incluido el Real Madrid, prefirió firmar con el modesto Napoli para jugar con Maradona. Porque “Diego fue para mí el número uno de todos los tiempos y jugar a su lado era mi sueño”.
Maradona a su vez alcanzó a jugar 4 minutos con el que era su ídolo. Ricardo Bochini. “Pase maestro, lo estábamos esperando” le habría dicho Maradona con el marcador 2–0 a favor en las semifinales del Mundial de México 86 contra Bélgica, y que serían los únicos minutos en un Mundial del ídolo máximo de Independiente.
Porque Maradona no decía siempre que era el mejor de la historia, atreviéndose incluso a decir que “hubo otro jugador tan o más grande que Pelé y que yo. Es Jorge González, el Mágico, y todavía juega en el Cádiz, un fenómeno”. Después de ver un par de documentales sobre el salvadoreño pude adivinar por qué lo decía. Se parecían fuera de la cancha también. Una suerte de Ronaldinhos: talentosísimos y amantes de la fiesta.
Maradona que generó ese amor en brasileños, lo generó también en una ciudad italiana entera en las semifinales de Italia 90 donde se jugó la semifinal entre Argentina e Italia. Nápoles no sabía realmente si apoyar a su país habitado también por los acomodados del norte, o al capitán del equipo rival que —prácticamente solo— los hizo campeones en Europa. Capitán que estaba dispuesto a jugar en una cancha de barrio (y de barro, buscar en youtube) sin permiso del club, como beneficencia para el hijo enfermo de un hincha.
Y para qué decir en su propio país, tras hacerle un gol, el gol más lindo en la historia de los mundiales, al mismo país que 4 años antes los había vencido en una guerra (cuenta un hincha argentino, que agarró la TV y la rompió contra el suelo llorando de emoción: “este aparato no transmite nunca más nada”).
Se muere un poco el fútbol en el año 20 (mi regla mnemotécnica en el fútbol va de 20 en 20. Pelé nació en 1940. Maradona en 1960. Ronaldinho en 1980. Y siempre he querido saber si nació alguno el 2000 ¿Haaland?).
En un año malo. En un día que recordaremos exactamente qué estábamos haciendo cuando supimos que Maradona murió. Un día en el que Cruyff, Di Stéfano, Puskas, Garrincha entre tantos otros, le dijeron al maestro que pasara, que lo estaban esperando.