Las elecciones del domingo 2 de junio fueron históricas. En primer lugar, porque fueron las más grandes de la historia. Los votantes eligieron Presidente y la totalidad del Congreso, así como gobernadores y otros puestos públicos a nivel estatal y municipal.
También fue histórica porque los mexicanos eligieron a la primera mujer presidenta en la historia de México. Con el 95% de las actas computadas, Claudia Sheinbaum, de Morena, obtuvo el 59.4% de los votos, casi el doble que Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición PRI-PAN-PRD, quien obtuvo el segundo lugar con 27.9% de los votos.
De hecho, sorprendentemente, Sheinbaum logró captar más votos que los que López Obrador obtuvo en 2018. Sheinbaum ganó por un margen mayor a lo esperado, pero su victoria no fue una sorpresa: prácticamente todas las encuestas la anticiparon ampliamente.
La sorpresa vino por los resultados en el Congreso.
Todo indica que Morena y sus aliados tendrán una mayoría calificada cercana a 365 de los 500 escaños que hay en la cámara baja.
En el Senado se estima que Morena y sus aliados tendrían alrededor de 82 de los 128 escaños, ligeramente cortos de los 85 escaños (⅔ de la cámara) que conforman mayoría calificada.
Sin embargo, difícilmente será un obstáculo relevante para el oficialismo, ya que podría conseguir los pocos votos que le falten con la bancada de Movimiento Ciudadano y/o la del PRI.En otras palabras, a diferencia de las elecciones de 2018, esta vez Morena tendrá la configuración necesaria para hacer cambios constitucionales. Eso tomó por sorpresa a los analistas, quienes esperaban un Congreso equilibrado que orillara a la nueva administración a buscar diálogo y acuerdos.
Y ahora, ¿qué sigue?
El “carro completo” implica que la nueva administración podrá empujar algunas de las reformas constitucionales que no sucedieron durante la gestión de López Obrador.
El paquete de reformas que envió el presidente a la cámara de diputados el 5 de febrero dan una idea de su hoja de ruta. Dentro de este paquete de reformas, algunas de las más relevantes para el mercado son las que tienen que ver con las instituciones que se desempeñan como balance de poderes.
Entre ellas están:
i) Reforma al poder judicial: propone que los integrantes del Poder Judicial, es decir, ministros, magistrados y jueces, se elijan por voto popular.
ii) Reforma electoral: propone reducir el tamaño del Congreso, eliminar a los legisladores plurinominales, y que se elijan mediante voto popular a los consejeros y magistrados electorales.
iii) Eliminación de algunos organismos autónomos como la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales (INAI).
El 3 de junio, el presidente López Obrador dijo que podría impulsar la reforma del poder judicial en septiembre, su último mes de mandato. Recordemos que el nuevo Congreso entrará en funciones el 1 de septiembre, mientras que Claudia Sheinbaum asumirá la presidencia el 1 de octubre.
El gobierno entrante seguramente buscará ampliar y elevar a rango constitucional algunos programas sociales. Esto podría llevar a un aumento en los compromisos de gasto fiscal y haría más urgente resolver el tema de financiamiento. Una de las principales incógnitas para las agencias calificadoras, y por tanto para el mercado, será cómo planea el gobierno lidiar con la situación fiscal de México para evitar que la deuda del país se incremente.
Impacto en los mercados
Esta sorpresiva ventaja en las elecciones parlamentarias tuvo un impacto relevante en los mercados.
El menor contrapeso en el Congreso llevó a un retroceso de los activos locales en la jornada del lunes: el peso mexicano cedió cerca de 4% y el índice principal de la Bolsa Mexicana de Valores (Mexbol, o BMV) cayó cerca de 6%.
Es natural que exista volatilidad post-elecciones. Sobre todo con resultados inesperados, como los que ocurrieron en ambas cámaras.
Los inversionistas ven con buenos ojos que Claudia Sheinbaum haya reconocido la importancia de priorizar la inversión en infraestructura necesaria para aprovechar el potencial del Nearshoring y de mantener una relación fuerte con Estados Unidos. Hacia adelante, la relación de la nueva administración local con la próxima administración en el país vecino será clave para la trayectoria de los activos mexicanos. Sobre todo en el caso que Donald Trump sea elegido en las elecciones de noviembre y adopte una retórica anti-México como en 2016.
Sin embargo, dado que fue el propio Trump quien renegoció el tratado de libre comercio de América del Norte (USMCA), es posible que este no tenga cambios tan sustanciales. Dicho esto, esta es una fuente de incertidumbre y potencialmente de volatilidad para el tipo de cambio.
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