Una mansión en California, cuerpos al sol mostrando sus envidiables bronceados que huelen a bloqueador, verano, vacaciones y riqueza; piscinas hermosas con vistas a los valles llenos de parras donde se cultivan exquisitos vinos... llega octubre y ya echamos de menos el verano, así que nada como David Hockney para recordarnos, desde el arte pop del que nunca quiso ser parte, que no hay nada como el sol del mediterráneo.
Justamente esta pintura llamada Retrato de un artista (piscina con dos figuras) de 1972, fue vendida en 90 millones de dólares el 2018. Y se convirtió, durante un año, en la pintura de un artista vivo más cara de la historia, hasta que a Jeff Koon se le ocurrió vender su Conejo por 91 millones de dólares.
Y es que Hockney sabía a quién pintar y en qué situación. Dedicó buena parte de su vida en California (a donde se mudó desde su natal Reino Unido) a investigar a la beautiful people, los bohemios californianos que vivían en ese verano eterno.
Así que para honrar estos "fríos" de octubre y el verano que se avecina a pasos agigantados (ya tendremos tiempo más tarde de quejarnos por el calor, ahora aprovechemos de añorarlo), quisimos usar al bueno de Hockney como inspiración de la semana.