Es fácil que series y películas nuevas se pierdan entre tanto contenido que sale semana a semana. En particular, Apple TV+, un streaming que no tiene todo el mundo, tiene ese problema: estrena programas de calidad que nadie sabe que existen.
Entre ellos está Disclaimer, que en otro panorama hubiese sido un evento imperdible pero por ahora está pasando desapercibida. Pero no debería, es una miniserie escrita y dirigida por Alfonso Cuarón y protagonizada por Cate Blanchett que promete jugar con nuestras expectativas.
Con cinco de sus siete capítulos emitidos, la serie está tejiendo algo confuso y aún no podemos saber si es que estamos frente a un melodrama elegante pero exagerado, o si Cuarón se está guardando algo mucho más inteligente para rematar.
“Ten cuidado con la narrativa y la forma. Su poder puede acercarnos a la verdad, pero también puede ser una arma poderosa de manipulación”
Con esa frase comienza Disclaimer, junto a un primer plano del personaje que torturará. Cate Blanchett hace de una documentalista prestigiosa, Catherine Ravenscroft (ojo, se vienen nombre muy ingleses), que recibe un premio por su trayectoria. Ha triunfado en el modelo y tiene todo lo que debería querer: un esposo que la apoya (Sacha Baron Coen, irreconocible), un hijo, dinero, una casa hermosa y un trabajo desafiante en una capital mundial.
Su trama se intercala con la de Stephen Brigstocke (Kevin Kline, también irreconocible), un anciano que pierde a su mujer y descubre un manuscrito que ella había estado escribiendo. Decide publicarlo, y con eso exponer a la mujer que les destruyó la vida y que ha quedado impune demasiado tiempo.
Una tercera línea narrativa nos lleva al pasado, unos veinte años antes, y nos cuenta qué fue lo que pasó. El hijo de Stephen estaba de vacaciones en Italia y es ahí donde se cruzó con Catherine, hecho que –no sabemos cómo– llevó a su muerte.
Y las tres tramas avanzan, se desordenan, se cruzan y nos van aclarando el panorama. Y también nos van confundiendo, cuando sentimos que hay aspectos que no calzan por completo.
La gente empieza a leer el libro de Stephen y a criticar a su protagonista. Catherine rápidamente se identifica y, con la vergüenza y el miedo de sentir que ha llegado su momento de responder, intenta atajar la situación aunque sea poco lo que pueda hacer. Stephen disfruta vengándose y nosotros vemos poco a poco cómo ella va perdiendo sus vínculos y posesiones, su esposo, hijo, casa, trabajo y prestigio.
Solo que no entendemos por completo por qué.
¿Hasta dónde llega la narración no confiable?
Se supone que Cuarón sabe lo que hace. El director de Y tu mamá también, Hijos del hombre, Roma, Gravedad y hasta la mejor película de Harry Potter se merece que confiemos en él. Por eso es raro que, hasta ahora, Disclaimer no se sienta tan… buena.
Claramente los aspectos técnicos son de primer nivel, y no hay nada que decir sobre la iluminación, fotografía y numerosos planos secuencias. El problema es que están en función de agrandar un relato que ya se siente exagerado.
Cuarón no suele tener tendencias melodramáticas y quizás podamos culpar a la novela en que se basa la serie o al hecho de que él nunca había hecho televisión así antes. Pero, a medida que el mundo de Catherine se viene abajo, es inevitable sentir que desde la música hasta las narraciones en off le dan una importancia catastrófica a algo que no la merece.
La mujer del libro, tildada por todos como una mujer deleznable, no parece ser tal. El esposo de Catherine la llama mala madre y la abandona con tanta facilidad como sus empleados la cancelan. ¿Por qué todos la juzgan sin mayor evidencia? ¿Y por qué ella se rehúsa a defenderse?
Todo se siente desproporcionado, como si hubieran hoyos en el guion o algo que no se nos está diciendo. Y la pregunta es si estos elementos incongruentes son errores propios de gente sin mayor experiencia en formato televisivo, o si forman parte de la propuesta.
Porque, si nos remitimos a la cita que abre la serie, tendría sentido esperar lo segundo.
Cada una de las tres tramas principales está narrada desde una perspectiva distinta. La de Catherine, con una voz en off que la interpela en segunda persona, pareciera ser la más cercana al espectador. La más objetiva y la que se va enterando de los hechos a medida que ocurren.
La de Stephen, con una voz en off en primera persona más tradicional, se aferra a su punto de vista exclusivamente, y nos muestra cómo ejecuta su plan sin que nos queden mayores dudas.
Y la tercera, que nos lleva al pasado, busca diferenciarse de las otras. No solo tiene otro director de fotografía, sino que sus personajes parecen maqueteados al punto de la ficción. La Catherine joven es básicamente una depredadora sexual y el pobre hijo de Stephen es un mochilero indefenso. Pareciera que toda esta perspectiva corresponde más bien a la visión sesgada de alguien que escribió un libro en estado alterado.
Quizás es la voluntad de esperar que Disclaimer sea una serie menos decepcionante, pero la serie pareciera estar tramando algo mayor. Y, con dos capítulos restantes, aún tiene espacio para hacer algo original para rematar lo que ha ido construyendo.
Una corrección en sus capítulos restantes que venga a contradecir lo que hemos estado creyendo hasta el momento. Una apuesta ambiciosa, que sería el incomodarnos durante semanas para luego recordarnos que, efectivamente, la narrativa es un arma poderosa y no podemos dejarnos caer sin cuestionarla.
¿Con qué fin lo haría? Advertirnos de los peligros de creer en versiones oficiales, ilustrar la facilidad con la que la gente se dispone a ver a una mujer caer, trascender una mera historia para hacernos reflexionar sobre la forma en que está contada.
O también, solo puede ser que la serie sea un melodrama exagerado pero elegante. Ya veremos.
Nota de riesgo: si la serie cumple con lo sospechado, se trataría de una decisión arriesgada. Hoy en día las series no se dan el lujo de que las esperes cinco horas a que revelen un as bajo la manga. Si la serie simplemente es lo que nos ha mostrado hasta el momento, se trataría de un productor conservador que no deja muy claro su razón de existir.