Intensa-mente es mi película favorita de Pixar. No soy el fanático más grande del estudio ni me vuelvo loco con este tipo de animación, pero aquella peli de hace casi diez años juntaba todo lo que hace que la fórmula perfecta de Disney funcione: una premisa única e ingeniosa con un tema universal detrás, contada de una manera accesible que resuena con gente de todas las edades.
En este caso, Intensa-mente se aventuraba en las emociones dentro de la mente de una niña, y en cómo el esfuerzo por mantener la alegría ante todo dejaba de lado la tristeza que necesitamos experimentar para poder sentir de forma más compleja. Me parecía ambicioso: una película animada que nos reconciliara con sufrir. Un mensaje maduro que se aleja del cuento feliz que Disney le forzó a mi generación y las pasadas.
Por lo mismo, la llegada de Intensa-mente 2 prometía. Esta vez la niña está más grande y el paso a la pubertad traería emociones indeseadas. La curiosidad era si lograrían hacer que todo funcione tan bien como antes.
Sin darte cuenta, un par de verdades sobre la vida
Efectivamente, el paso a la pubertad de Riley hace que las emociones en su cabeza experimenten nuevos desafíos. Tenemos a las primarias, que ya conocemos y que también nos rigen a nosotros: la alegría, el miedo, la rabia, el disgusto y la tristeza. En la elipsis desde la primera película, parecían haber encontrado un balance. La positividad tóxica de Alegría se ha atenuado y ella ahora entiende la necesidad de sentimientos más dolorosos.
Al menos en teoría, porque justo cuando Riley se va a un campamento de hockey con el potencial de afectar su vida social, aparecen la Ansiedad, la Envidia, la Vergüenza y el Aburrimiento. En particular la Ansiedad, dictatorial y dispuesta a hacer lo posible para CONVERTIR A RILEY EN UNA PERSONA MEJOR, se apodera de la mesa de control y desplaza a los otros sentimientos. Y es así como los originales tienen su aventura, un viaje para recuperar el Sentido de Identidad de la adolescente y así recordarle quién es en vez de que sufra por aspirar a ser alguien mejor.
Y, en ese transcurso, la película repite la fórmula de la primera en hacer que cada escenario, cada personaje y cada suceso que se atraviesa sean alegorías de algo más grande, un concepto psicológico o emocional que existe y que podemos reconocer en nosotros mismos.
Si Intensa-mente nos mostró el mundo de los sueños como una fábrica de películas o la corriente de la conciencia como un río, Intensa-mente 2 presenta los Secretos como monstruos ocultos, las Ideas como plásticos abundantes, el Sarcasmo como un abismo y nuestro Sentido de Identidad como el resultado de todas nuestras Creencias, que se enquistan a partir de sucesos y experiencias.
Es incluso didáctico en su afán de graficar nuestras emociones y esclarecer cómo funciona nuestra mente y, aunque no se pueda sentir súper original debido a su parecido con la película del 2015, sí se vuelve necesaria en una época en la que estamos hiper conscientes de nosotros mismos, diagnósticandonos constantemente y claros en la manera en que una ansiedad omnipresente nos hace daño.
Es importante especialmente en personajes adolescentes adentrarnos en lo normal que es no encajar ni saber quién es uno, lo natural que es traicionarnos y lo universal que es sufrir.
¿Y el mensaje final? Sin spoilear, igual de importante que la primera vez. En un momento pudiera parecer que el resultado forzado tiene que ser algo positivo, pero la película sabe darle la vuelta y, sin repetirse, nos recuerda una verdad esencial que ayudará a niños y grandes a reconciliarse consigo mismos y tratarse con más cariño.
La fórmula funciona. Pixar lo hizo de nuevo.
La crisis de Pixar, ¿solucionada?
Y, además de su transversalidad y la cantidad de críticas positivas que está teniendo, Intensa-mente 2 podría llevarse otra distinción: ponerle fin al problema de Pixar. Contextualicemos.
Desde Toy Story en 1995, Pixar ha producido 28 películas y, hablando en general, han sido inigualablemente exitosas. Antes del 2020, cada una había recaudado al menos 300 millones de dólares (con la mayoría más de 500) y varias de ellas habían cruzado el umbral de los mil millones, entre ellas las secuelas de Los Increíbles y Toy Story.
Desde que la categoría de Mejor Película Animada fue creada en los premios Oscar el 2001, 18 de sus películas han sido nominadas y 11 han ganado. Era una dominación completa de la categoría, produciendo ganadores incluso cuando las películas no tenían mayor impacto (como Brave o Soul) y nominados por defecto, aún cuando las películas no eran lo suficientemente vistas.
Y es que sí, hubo algunas de sus películas que no fueron éxitos, al menos no como el estudio estaba acostumbrado a tener.
Después de un peak de popularidad alrededor del 2010, en la época de Wall-E, Up y Toy Story, parecía que no había un lugar más alto al que llegar. Pero siguió yéndoles muy bien y la marca continuaba siendo sinónimo de calidad con Intensa-mente y lo que empezaron a ser principalmente secuelas: Cars 2, Buscando a Dory y las ya mencionadas.
Y luego, entre la pandemia, la fatiga por las secuelas, el que su fórmula estuviese muy vista y simplemente que toda racha se tiene que acabar, Pixar vio sus primeros fracasos.
Onward es algo que nadie recuerda. Después, tres películas tuvieron su estreno directamente en streaming. Y aunque Red, Luca y Soul tuvieron buenas críticas, la compañía necesitaba dinero. Pete Docter, director de varias de sus películas, afirmó que se vio complicada la idea de seguir haciendo contenido original por parecer muy riesgoso.
Le dieron una oportunidad a una precuela, pero fue su mayor desastre. Lightyear fue inesperadamente catastrófica. Luego Elemental no conmovió a nadie. Pixar volvió a la idea de la secuela con Intensa-mente 2 y necesitaba que fuese un hit.
¿Y adivinen qué?
Lo fue. Intensa-mente 2 recaudó 155 millones en su primer fin de semana en Estados Unidos y 295 en todo el mundo. Es la película animada con mayor recaudación global en un fin de semana de la historia, y la segunda con un estreno tan grande en EE.UU. de toda la historia de la compañía, después de Los Increíbles 2.
Disney, la empresa madre, lo reportó con orgullo (y, seguramente, alivio) y la prensa ya está hablando de un regreso para la compañía, un triunfo que necesitaban tener, una vuelta a lo más alto de la pirámide. Al menos por ahora.
Hay artículos diciendo que el éxito económico de Intensa-mente 2 es la confirmación de que la gente quiere secuelas, pero así como esta ha triunfado, muchas antes han fallado. Es más bien una confirmación más de que lo que la gente quiere son buenas películas.
Pete Docter dijo que si no le iba bien a esta película, tendrían que repensar su forma completa de hacer negocios. Pero parece que eso no será un problema.
Nota de riesgo: es una película conservadora, pero al menos a mi yo envejeciente le sigue pareciendo impresionante la franqueza con la que se le habla masivamente a los niños sobre aceptar su identidad y sentimientos.