Una semana nueva viene con una serie nueva, y en este caso hubo varios estrenos. Entre ellos se destacaron tres series protagonizadas por mujeres que llamaron la atención de la gente. Por un lado estuvo el drama político La diplomática (el regreso de Keri Russell después de The Americans), ampliamente vista en Netflix; espectadores más aventureros vieron los primeros cuatro capítulos de Mrs. Davis, lo más reciente de Damon Lindelof (Lost, Watchmen), sobre una monja que lucha contra una inteligencia artificial (?); pero la que queremos resaltar en Fintualist es la que quizás está pasando más desapercibida, a pesar de ser la más interesante: Dead Ringers.
La moda de adaptar películas a series no es algo necesariamente malo
Basada en el libro Twins y más famosamente, en la película de Cronenberg de 1988, Dead Ringers (evitemos sus títulos en español, Juntas hasta la muerte e Inseparables, por favor) es parte de la tendencia de crear series a partir de películas exitosas. Es un fenómeno que no es nuevo, pero ahora que las series la llevan y la gente no está viendo tantas películas, definitivamente se ha instalado como una moda. Recordemos que solo estas últimas semanas se confirmaron adaptaciones de Harry Potter y Crepúsculo, haciendo sentir viejos a miles de millennials en todo el mundo.
Volviendo a Dead Ringers, la película de terror de Cronenberg tenía a Jeremy Irons como un par de gemelos ginecólogos con una relación codependiente que compartían trabajo, casa y una mujer. Una película inquietante que se convirtió en un clásico de culto. La adaptación que puede verse en Amazon Prime está encabezada por gente más que confiable. Está escrita por Alice Birch, dramaturga y guionista que ha estado a cargo de episodios de Normal People y Succession. Los capítulos son dirigidos por Sean Durkin (director indie de Martha Marcy May Marlene y The Nest) e incluso Karyn Kusama (a cargo de Yellowjackets), pero el principal atractivo, claramente, es la actuación doble de Rachel Weisz, que interpreta a gemelas diametralmente distintas.
El mundo de la maternidad, versión película de terror
Ella es Elliot y Beverly Mantle. La primera, incorrecta, directa e histriónica. La segunda, nerviosa, insegura y reservada. Al menos a primera vista son el yin y el yang, lo que ayuda a diferenciarlas, pero poco a poco la serie desarma la noción de la gemela buena y la gemela mala, complejizando a ambos personajes. ¿Y de qué trata? Sin ahuyentar a nadie, que quede claro que lo más interesante de todo esto es el tono, lúgubre y oscuro, la impredictibilidad de las reacciones de sus personajes misteriosos y la forma en que nos adentra a un mundo muy poco retratado. Pero trama hay, descuiden.
Las Mantle parecen tener la misma relación codependiente de la película. Comparten piso, se cuentan todo e incluso cambian de identidad a su conveniencia. Lo hacen para compartir pacientes o incluso intereses románticos. Cuando Beverly se fija en una chica que le gusta, Elliot, que es más extrovertida, la seduce por ella. Trabajan juntas en un hospital, pero son brillantes y exitosas, y están en la búsqueda de financiamiento para abrir su propio centro.
En su trabajo se ve la precariedad y falta de recursos para proporcionar cuidados a las mujeres en uno de los momentos más importantes de su vida. Vemos a una mujer negra que muere tras dar a luz por ser tardíamente mal atendida, por ejemplo, pero también está la otra cara de la moneda. Mujeres pudientes rentando vientres de alquiler como si no fuese nada, diciendo ser ellas las pacientes cuando acompañan al chequeo a la madre embarazada que contratan. La serie tiene una mirada a la maternidad cruzada por la clase y la raza que llega a ser satírica, denunciando a los malos de siempre (los ricos, el sistema de salud insuficiente) de manera más sórdida y elegante que de costumbre.
Las Mantle viven esto con profesionalismo, pero quieren cambiar las cosas. Beverly quiere abrir un centro donde puedan ayudar a la gente que lo necesita a quedar embarazada, parir en buenas condiciones y tratar cualquier duda y problema que puedan tener en relación con su sistema reproductivo. Por esto se la tacha de ingenua y egoísta, buscando solo sentirse bien consigo misma. Elliot es más ambiciosa. Cree que pueden hacer algo innovador que revolucione la idea de la maternidad: ¿elegir el color de ojos de tu hijo? ¿Postergar la menopausia para siempre? ¿Decidir la fecha de parto para que no interfiera con tu vida? ¿Crear un bebé de la nada? Para ella la maternidad es una posibilidad de explorar opciones y romper límites y no hay que negarlo.
Todo esto es algo poco visto en televisión y, con personajes desprejuiciados, escenas rápidas, buen gusto en la puesta en escena, y mucho humor negro, es un agrado de ver. Se diferencia rápidamente de otros productos al aire. Asimismo, la decisión de cambiar el género del protagónico es inteligente y se siente necesaria, ya que al adentrarse en el mundo de la ginecología y obstetricia, los personajes femeninos se ven implicados de manera mucho más directa.
La relación de las gemelas va a tensarse hasta quebrarse, y lo que queda ver es hasta dónde podrán llegar en una serie que ama los excesos. Abortos espontáneos, cesáreas gore, nacimiento de niños muertos, la infertilidad y el dolor de las mujeres en el embarazo pasan de ser temas tabúes o poco explorados al centro de una narrativa desafiante y transgresora.
Nota de riesgo: No es la serie más accesible de todas, pero si le dan una oportunidad, entrarán en un mundo oscuro que puede cautivarlos y terminar siendo algo más memorable que la mayoría de los innumerables estrenos que nos rodean semana a semana. Logra ser arriesgada, que es lo que se propone, pocas veces resultando forzado.