La primera vez que vi este gráfico pensé: “huh, colectivamente, las minorías de Estados Unidos dejarán de serlo para el año 2050”. Y claro, los grupos que usualmente se denominan minorías allá, sumadas, pasarían a ser la mayoría. Estaba equivocada. El término minoría, en un contexto sociodemográfico, no se refiere a algo matemático.
Según GPT, minoría en ese contexto se refiere a un grupo cultural, étnico o racialmente distinto que coexiste con, pero es subordinado a, un grupo más dominante. En las ciencias sociales, esta subordinación es la característica principal que define a un grupo minoritario. Por lo tanto, el estatus de minoría no siempre se correlaciona con el tamaño de la población. En algunos casos, uno o más grupos llamados “minorías” pueden tener una población muchas veces mayor que el grupo dominante. Un buen ejemplo es Sudáfrica durante el apartheid (1950-1991).
El término se originó por ahí de 1919 en Europa Oriental para describir “minorías nacionales”, personas de culturas o regiones específicas que vivían dentro de imperios mucho más grandes (por ejemplo, los pueblos eslavos que vivían en el Imperio austrohúngaro), y está ligado al proyecto de nacionalismo del siglo XIX.
Más tarde se adoptó de este lado del atlántico. En todo caso, “minoría” es un término cuyo uso ha caído. Por suerte. Hay mejores formas de hablar de características de identidad o cultura, que no se asocian con una noción de ser “menor que” cierta opción.
De todas maneras, no deja de ser interesante el cambio que está viviendo Estados Unidos. Y ojo, no es la primera vez que pasa. Casi todas las películas de Scorssese nos recuerdan cómo el gigante norteamericano se ha ido transformando a través de oleadas de inmigración, con los irlandeses en Gangs of New York y The Departed hasta los italianos en The Goodfellas y Mean Streets (e incluso su última película, Killers of the Flower Moon, cuenta cómo la población blanca desplazó a los nativos americanos).
Es difícil saber qué implicancias puede tener esto para las personas que viven en Estados Unidos. Además, es evidente que esto son solo proyecciones, que pueden verse trastocadas por alguna ola migratoria u otro fenómeno.
En todo caso, mi apuesta de guata (ya, expectativa optimista) es que la propia clasificación podría perder relevancia en unos años. ¿Con qué se identificaría una persona que nació en Estados Unidos, cuyos abuelos son blancos y latinos, y uno de sus padres es afroamericano? Al final de cuentas, esto no se mide con un test de sangre o genes, es una pregunta de autopercepción. ¿Cuánto tiempo podrían durar estas clasificaciones encajonadas?